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Irán se prepara para el enfrentamiento civil en el aniversario de la Revolución

  • Los reformistas piden a sus seguidores que se echen a la calle el 11 de febrero
  • Esa fecha se cumple 31 años de la Revolución Islámica con el país dividido
  • El ayatolá Jamenei dice que las potencias occidentales se llevarán una bofetada
  • UE y EE.UU. advierten sobre la posibilidad de incidentes graves esta semana

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Un hombre sostiene una imagen del ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica.
Un hombre sostiene una imagen del ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica.

"La nación iraní mostrará con su unidad cómo se puede golpear en las caras de todos los arrogantes del mundo: América, Reino Unido y los sionistas", dice el ayatolá Jamenei con tono retador. 

"Si Dios lo pemite, todo el mundo participará en las manifestaciones con el punto común de defender la revolución y los derechos humanos", le contesta el ex presidente Jatamí desafiante.

Las espadas están en todo lo alto en Irán de cara a las celebraciones del 31 aniversario de la Revolución Islámica, que puede convertirse en el escenario del más grande enfrentamiento civil entre los partidarios del régimen de los ayatolás y la oposición agrupada en torno al movimiento verde ocho meses después de las polémicas elecciones que supusieron la reelección de Mahmud Ahmadineyad.

Advertencia de Occidente

"Las detenciones a gran escala y los juicios sumarios, la amenaza de ejecutar a los manifestantes, la intimidación de los detenidos y sus familias y la continua negación del derecho de los ciudadanos a la libertad de expresión son contrarios a las normas de los derechos humanos", han denunciado la Unión Europea y Estados Unidos en una declaración conjunta.

En ella advierten de una posible respuesta violenta del Gobierno a las protestas el día del aniversario. "Estamos especialmente preocupados por el potencial riesgo de más violencia y represión en los próximos días, especialmente en el aniversario de la Revolución Islámica", añaden.

Y es que el problema ha pasado de ser una simple disputa entre las élites gobernantes -los conservadores de Jamenei y Ahmadineyad contra los reformistas de Mousaví, Karoubí y Jatamí- a un enfrentamiento abierto entre los jóvenes y las clases medias que piden un cambio y los Guardianes Revolucionarios y las milicias religiosas Basij, autoerigidos en defensores de las esencias de la Revolución islámica.

¿Un cuestionamiento de la Revolución?

"Irán está preparado para un cambio real", asegura el sociólogo iraquí Faleh Abdul-Jabbar, en declaraciones a la agencia Reuters. Ese cambio, curiosamente, tiene su germen en la compleja alianza que llevó a triunfar al ayatolá Jomenei en 1979.

La alianza entre ciudadanos pobres e inmigrantes campesinos que alentaron el ascenso de Jomenei y la derrota de la monarquía del Sha durante un año de manifestaciones ahora parece rota, mientras la clase media nacida de las reformas económicas y la relajación cultural ocurrida entre 1997 y 2005 por los gobiernos de Jatamí reclama su sitio.

Durante ocho meses, los manifestantes no se han ido a sus casas tras las iniciales protestas por el posible fraude electoral de Ahmadineyad. Las redadas, las detenciones masivas e incluso las ejecuciones no han parado al movimiento verde, que afila armas para el aniversario de la Revolución.

En este tiempo, el régimen de los ayatolás ha perdido la oportunidad de llegar a una solución de compromiso con los líderes opositores, que en algunos casos han querido diferenciar a los "críticos" de los "alborotadores".

Ni los Guardianes de la Revolución ni las milicias Basij les han dado ese margen, pese a que el líder opositor Mirhussein Mousaví cedió en su petición de repetir las elecciones de junio.

Ahora, Mousaví no dice ser el verdadero representante de la Revolución Islámica, sino que la represión misma demuestra que la revolución no ha conseguido sus metas.

"Llenando las prisiones y asesinando brutalmente a los manifestantes se muestra que los orígenes de la dictadura permanecen desde la era de la monarquía", declaraba la pasada semana.

El papel de Jamenei

Con estas palabras, Mousaví ponía voz al lema de sus seguidores verdes en las calles de Teherán: "Muerte al dictador". Y ese dictador ya no es Ahmadineyad, sino el propio Jamenei.

La figura de Jamenei ha quedado seriamente cuestionada al dejar de ser un aparentemente neutral mediador para convertirse en un partidario más de Ahmadineyad.

"El principal objetivo de la insurgencia desde la elección era dividir a la nación iraní, pero no lo hizo y la unidad iraní sigue siendo para ellos una espina en el pie", ha declarado al referirse a los opositores.

Las manifestaciones de los 'verdes' no están autorizadas, ya que se consideran una mera demostración de la injerencia extranjera en la política interna iraní, algo que tanto Jatamí como Mousaví se han empeñado en negar.

"Si hay alguna disputa es a nivel interno y si ciertos gobiernos extranjeros quieren aprovecharse de las condiciones, hay que decirles que no han sido invitados", ha subrayado el ex presidente.

Lejos de una salida de consenso

Así las cosas, ambos bandos están más lejos que nunca, asediados también por la intransigencia de los que les apoyan. "Si no adoptan una solución de compromiso, el país corre el riesgo de caer en el caos político. Si lo hacen, se enfrentarán a graves enfrentamientos con los que les apoyan", considera Trita Parsi, que preside la organización de iraníes en Estados Unidos American Council.

"En el caso de los verdes en particular, no está claro cómo aceptarían una solución de compromiso por parte de sus líderes informales", añade.

Esa vía de compromiso, como la sustitución de Ahmadineyad por algún conservador moderado como el presidente del Parlamento, Ali Larijani, o el alcalde de Teherán, Mohammed Baqer, podría entonces quedarse corta.

Por ahora, los líderes de la República Islámica prefieren 'aprender' de los errores del Sha: "Estar firmes, reaccionando con dureza y llevando a sus gentes a las calles tratan de frenar otra revolución", resume el profesor iraní de la Universidad de Hawaii, Farideh Fardhi. ¿Lo conseguirán?