Los 10 carnavales imprescindibles en España
- Cádiz, Badajoz, Santa Cruz de Tenerife y Sitges, entre nuestras apuestas
- Queremos saber cuáles son las tuyas. Déjanos tu sugerencia en nuestro mapa
- Envíanos las fotos de tu mejor disfraz
Febrero es el mes para ser otro en el cuerpo de uno, es el momento en el que muchos reviven al compás de las murgas, las comparsas, los pasacalles. Es tiempo para desvestirse, trasvertirse, disfrazarse... Es el tiempo del carnaval, toda una forma de entender la vida.
Y en España, devota cumplidora de la fiesta en honor de Baco, el Dios del Vino, son muchas las formas y muy diversos los lugares en que sus 'feligreses' cumplen la tradición de hacer jolgorio de todas las horas del día. Os descubrimos nuestros 10 carnavales imprescindibles:
Cádiz, los carnavales que entran por el oído
Periodismo cantado, donde lo que realmente se premia es el genio de la letra. Así vive la 'Tacita de Plata' sus carnavales, volcada en hacer guasa de su día a día y del acontecer nacional. Las hijas de Zapatero, Michael Jackson o un concursante de Gran Hermano, cualquiera sirve para afilar la pluma del ingenio y dar vida a los versos, que muchos repiten como rezos a lo largo del año.
Esta ciudad andaluza acoge los carnavales más largos del mundo. Comienzan con el afamado concurso del Gran Teatro Falla, que da inicio dos semanas antes del viernes de carnaval y en el que este año han participado 2.500 personas repartidas en 159 agrupaciones. Ojo, no confundir las chirigotas -la modalidad reina con 12 componentes y cuyas letras son desternillantes-, con los coros -de estilo más serio y que buscan la perfección musical en sus 40 miembros- o las comparsas, donde 'sólo' cantan 15.
Tortas hay por las entradas y en los últimos años más de una crítica por la mala organización en la distribución de los tickets. Los que no consiguen escuchar en directo a sus agrupaciones, se tienen que conformar con ver una y otra vez los cuplés o popurrís que suben a YouTube, algunos de los cuales superan las 500.000 reproducciones.
“Los 'ilegales' son agrupaciones de espontáneos que actúan en la calle“
Cádiz acoge cada año a cerca de medio millón de personas -su población asciende a poco más de 140.000 habitantes- que acuden a vivir su fiesta callejera. Los 'ilegales' -chirigotas y agrupaciones que no actúan en el concurso del Gran Teatro Falla- hacen en la calle las delicias de un público heterogéneo, muchas veces poco interesado en sus cantes pero ávido de perder la vergüenza y dejarse arrastrar por la alegría de los gaditanos. Lo cierto es que los gaditanos no tienen sentido de la medida si de fiesta se trata.
Carn...arias, el carnaval por antonomasia
Fervor. Auténtica devoción por la purpurina, las lentejuelas, las plumas, por las reinas y las reinonas... Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife compiten cada año en la espectacularidad de sus disfraces, en la parafernalia de sus fiestas, sus desfiles, sus carrozas. Es un carnaval donde turistas y vecinos compareten un escenario en el que el 'mogollón' que recorre las calles te lleva casi en volandas.
“En el 'mogollón' a uno le llevan casi en volandas“
Son unos carnavales por y para la belleza, con cabida de lleno para el sexo. El calor de las islas y de la sangre de los isleños hacen honor a la fiesta de don Carnal. El ritmo del merengue y la salsa toma las calles, se mete en las venas y convierte las principales avenidas en una gigantesca pista de baile.
En Las Palmas, la fiesta arranca con el concurso de murgas, aunque el color sobre el escenario lo ponen las galas de elección de la Reina del carnaval, además de su versión Drag Queen, infantil y Gran Dama... Más de 300 mujeres se han presentado candidatas a la reina del Carnaval desde que comenzó el certamen, en 1976, con la transición. Maquillaje corporal, batucadas, coreografía con comparsas de cientos de personas. En la zona de los chiringuitos o 'ventorrillos' se llegan a concentrar hasta 100.000 personas.
“En 1782, los hombres que se vestían de mujeres eran castigados con 8 días de prisión“
En Santa Cruz de Tenerife, el documento más antiguo sobre el carnaval se remonta a 1782, año en el que está fechado un documento que sancionaba a los hombres que se vestía de mujer con ser desnudados en la calle, además de una multa de cuatro ducados y ocho días de cárcel. La primera murga la formó en 1917 un grupo de marineros gaditanos llamados Laya.
En 1988, se batió el récord Guinnes de 200.000 personas bailando salsa en una ciudad española, Santa Cruz, que fue una de las pocas localidades que no suspendieron la fiesta en 1991 a causa de la Guerra del Golfo.
Badajoz, el carnaval del buen rollo
Es obligatorio integrarse en la fiesta. Ésta es la premisa de todo aquel que se decida a visitar el carnaval de Badajoz, el hermano pequeño del gaditano. No vale ir de turista y no hay excusa para no disfrazarse la noche del sábado y lunes de carnaval, ya que ni siquiera las temperaturas bajo cero que se esperan para este día 12 te eximirán de no vestir un disfraz y tomar la calle.
"Me voy de murgas". Muy útil resulta también conocer el vocabulario del carnaval pacense, que tiene actividades de día y noche. Si Cádiz tiene el concurso del teatro Falla, Badajoz tiene el del López de Ayala. Si Cádiz tiene chirigotas, Badajoz murgas, un género propio de esta época que sale de las tablas del teatro para mezclarse con el público en una céntrica plaza, la de Santa María de la Cabeza. Allí, el viernes por la noche el ritmo se apodera de la muchedumbre que disfruta de la burla y la ironía de las agrupaciones entre copa y copa.
“Irse de murgas, la mayor diversión de estos días“
Si algo desarma al visitante y le deja rendido ante el carnaval de Badajoz es que durante esos días se convierte en la capital del buen rollo. Se busca la interacción, desinhibirse, dejarse llevar, reír con extraños. En noches de carnaval, entre botellas compartidas y amaneceres bailando en la plaza de la Catedral, han nacido largas amistades.
Pontevedra, el carnaval del loro Ravachol
No hay sardina que enterrar en el carnaval pontevedrés. Es un loro, el loro Ravachol, el que termina siendo enterrado el miércoles de cenizas. Bueno, mejor dicho incinerado. La tradición viene de principios del siglo XIX, cuando uno de los farmacéuticos más famosos de Pontevedra, Perfecto Feijoo, se hizo con un loro que compartía sitio en su botica del barrio de la Peregrina con los ungüentos y las medicinas.
“La incineración de este loro marca el colofón del aborozo carnavalero“
Entusiasmados estaban los clientes de la farmacia con Ravachol, que repetía todo lo que escuchaba. Por eso, cuando falleció un lunes de carnaval del año 1913, le dedicaron una coplilla: "Aquí, con lenguaje vario, gracioso, breve y mordaz, regocijó al vecindario el loro del boticario.
Este loro, que tomó su nombre del famoso anarquista François Ravachol y al que cada año visten de una forma distinta en función de la actualidad -el año pasado iba desplumado por la crisis económica y perseguido por el pingüino del frac- es ya un símbolo de Pontevedra y cada año su funeral clausura las fiestas. Una gigantesca figura con plumas de gallina es incinerada como colofón del alborozo carnavalero.
Santoña, el carnaval con un 'Juicio en el Fondo del Mar'
La localidad cántabra de Santoña celebra el conocido como 'carnaval del norte' una cita con gran arraigo en la región que cada año atrae a miles de visitantes. Un concurso de murgas que gana peso y prestigio con los años ha revitalizado unos festejos que se prolongan durante más de dos semanas y que culminan con el 'Juicio en el Fondo del Mar', Fiesta de Interés Turístico Nacional que simboliza la esencia de uno de los carnavales con más tradición del país.
El proceso contra un pobre besugo del cantábrico enamorado de una sirena de la corte de Neptuno sirve de excusa para exhibir sobre el escenario las especies más características de la zona y para reivindicar el carácter distintivo de la fiesta. La historia nació en 1934 de la mano de 'Los Parrandistas', uno de los grupos de jóvenes locales que en aquella época cantaban sus coplas por las calles y que fueron el germen de las murgas de hoy.
“50.000 personas visitan Santoña en el día grande de las fiestas“
Pero además de las murgas en las que santoñeses trabajan todo el año y del reclamo turístico que supone el Juicio en el Fondo del Mar el carnaval de Santoña es sobre todo callejero. El carnaval se vive en las calles y plazas del pueblo, entre desfiles de disfraces y verbenas, en los que se exhiben atuendos deliciosos o improvisados. La localidad, de 13.000 habitantes, espera 50.000 visitantes sólo en su día grande porque, de día y de noche, Santoña es una fiesta.
Ciudad Rodrigo, el carnaval taurino
El toro como elemento sobre el que gira toda la fiesta. Así se viven los carnavales en la salmantina localidad de Ciudad Rodrigo, que cuentan con varios siglos de antigüedad. Encierros de toros bravos y manosos, capeas públicas y, sobre todo, el 'toro del aguardiente' son los principales reclamos de unas fiestas que atraen a miles de personas cada año.
“Capeas, encierros y el 'toro del aguardiente', son los principales reclamos“
Declarados de Interés Turístico Nacional, los carnavales de Ciudad Rodrigo mezclan la charanga con el gusto por la tauromaquia, principal razón por la que muchos de los estudiantes extranjeros que cursan sus estudios en la Universidad de Salamanca se desplazan hasta allí para buscando la emoción de los encierros y el jolgorio del carnaval.
Ya en tiempos de Lope de Vega existía está unión entre Don Carnal y el toro, siendo de 1732 la primera referencia documental. Son muy contados los años en los que no se ha podido celebrar, y sólo sucesos como la Guera de la Independencia o la Guerra Civil quebraron la tradición.
Verín, el carnaval de los cencerros y máscaras
De abuelos a padres, de padres a hijos. Es en la sangre donde se tranmiste el fervor por la figura del 'Cigarrón', el personaje central de los carnavales de esta localidad orensana. Es un disfraz con una ristra de seis grandes cencerros, llamados 'chocas' y que hacen sonar atados a la cintura. La careta es la otra gran baza de este popular disfraz, trabajada en madera de una forma artesarnal par adotarle de una sonrisa sempiterna bajo un gran sombrero.
Color, mucho color en este tradicional atuendo, que sirve para dar anonimato a los cigarrones o 'peliqueiros' que se deidcan a perseguir a todo aquel que se cruce en su camino para golpearlo con un látigo de piel de carnero. Hasta 400 'cigarrones' llegan a reunirse en las calles de este municipio, aunque también son típicos de la vecina localidad de Laza.
Sitges, el carnaval gay
El domingo, el de la Rúa del Extermi, es el día grande de este carnaval que hace su particular homenaje a la españa cañí. Cupleteras, faralaes y mucho desfase en una fiesta frenética y puramente etílica. Es el carnaval más multitudinario de Cataluña, con 3.000 participantes, medio centenar de carrozas y cerca de 250.000 visitantes.
“Puro estilo brasileño en la calle“
Desde la época de la transición, la comunidad homosexual ha ido poco a poco ganando peso en estos carnavales. Llaman la atención sus disfraces, inspirados 100% en el estilo brasileño: mucha carne que enseñar y muy poquita ropa encima. Dos desfiles -uno de ellos infantil- recorren las calles de la localidad barcelonesa, que por momentos recuerda las calles del puerto de Ibiza, donde sólo hay caras guapas y mucha, mucha silicona.
Lantz, un carnaval con fuego
Los martes de carnaval, en la pequeña localidad navarra de Lantz se celebra el apresamiento, juicio y muerte en la hoguera del mítico y malvado bandido Miel Otxin. Un héroe de tres metros de altura, fabricado en heno y vestido con ropa de colores, que se pasea por las calles del pueblo de la mano de 'ziripot', un hombre bonachón hecho de sacos llenos de helechos que a penas puede mantenerse en pie.
El gran enemigo de 'ziripot' es un caballo llamado zaldiko, que le embiste cada vez que tiene oportunidad. Esta batalla simbólica entre las fuerzas del bien y del mal, concluye con un fuego en el que arde el gran rey.
Los carnavales de Lantz fueron rescatados del olvido por Pío y Caro Baroja, en 1964 y después de que estuvieran prohibidos desde 1937, cuando en plena Guerra Civil se dictó una orden a nivel estatal que impedía la celebración del insultante e indecoroso baile de máscaras.