Alma Aguilar y Andrés Sardá nos transportan a un mundo boscoso de fantasía
- La diseñadora sorprende con el uso de las pieles y los estampados italianos
- Sardá se inspira en Alicia en el país de las maravillas
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Alma Aguilar nos hace madrugar para ir al campo. Con prisas metemos en la maleta abrigos y vestidos en azul eléctrico y otros de aire romántico - a veces infantil- pero esta vez con un acabado metalizado.
Una forma de renovar las peticiones de sus fieles seguidoras, ávidas de cascadas de volantes, generosos escotes y drapeados.
La diseñadora los combina ahora con prendas masculinas como chalecos y plumíferos de lana de corte militar. Destacan, por encima de todo, los vestidos con estampados italianos de los años 50, recuperados en los talleres de la Lombardia.
Sorprende su uso de las pieles, para las botas de pelo y en especial en un abrigo de conejo perfecto para ir de caza.
Perseguimos a un conejo hasta su madriguera, caemos dentro y llegamos al país de las maravillas.
Puro Sardá en tres fases
Es la colección de lencería de Andrés Sardá estructurada en tres capítulos.
En el primero está dedicado al conejo blanco y destacan los conjuntos de satén, los azules tormenta y los tonos maquillaje, imprescindibles. Las modelos llevan sobre la cabeza enormes orejas y mariposas. Las flores se adueñan de las prendas y en algunas salidas las ocultan por completo.
Avanza el reloj y empieza el segundo acto que está dedicado al sombrerero. Encajes picantes se dulcifican con lunares , y destacan las transparencias superpuestas y el color calabaza.
La "Alicia" más sofisticada cierra el desfile con juegos de sujetador, braguita, liguero y medias en blanco, negro y rojo. Antes de terminar la función, conjuntos con bolitas de confite dorado y entonces llega la reina de corazones con juegos de corsetería, un miriñaque y un polisón. Perversa.
Un desfile espectacular para el que sobran las palabras. Por eso aconsejo a todos que lo vean en esta web.