La ultraderecha se frota las manos ante la parálisis política en Holanda
"Finalmente los votantes podrán hablar. El Partido de las Libertades está listo". Con estas palabras el polémico Geert Wilders, líder del ascendente partido ultraderechista holandés se frotaba las manos ante la caída del gobierno de coalición entre democristianos y laboristas por las tropas en Afganistán.
Las disputas entre el primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende, y el ministro de Finanzas, el laborista Wouter Bos, pueden abocar al país de los tulipanes a unas elecciones anticipadas que, según los sondeos, revivirían e incluso agravarían lo ocurrido con la lista Pym Fortuyn en 2002.
Entonces, la alianza entre los democristianos de Balkenende, los liberales y la lista del partido antiinmigración duró apenas 87 días, debido en parte al asesinato del propio líder que le dió nombre a la formación.
Ahora el partido de Wilders, que ya dió la campanada en las elecciones europeas colocándose en segundo lugar, sabe que sus mensajes contrarios a la inmigración e islamofóbicos le pueden abonarle el terreno para lograr un resultado casi histórico en unos comicios legislativos.
Histórico resultado
En principio, la ruptura del Gobierno ya ha tenido sus primeras consecuencias en los sondeos: aunque los laboristas han ganado cuatro asientos en apenas una semana por sintonizar con el rechazo mayoritario a la continuidad de las tropas en Afganistán, siguen con apenas 19 frente a los 24 del partido de Wilders.
De hecho, el líder ultraderechista ha ascendido en parte gracias a la pérdida de apoyo de los laboristas, que de 33 escaños en las últimas elecciones había pasado a 15 en los sondeos previos a su salida del Gobierno.
Mientras, los democristianos se quedarían con 26 asientos, solo dos más que Wilders y quince menos que en las elecciones de 2006.
De esta forma, el líder populista estaría a un paso de conseguir que su formación se convirtiese en la más importante del parlamento holandés.
"La gente quiere un nuevo partido con buenas y nuevas opiniones, duro con la inmigración masiva, y eso es lo que espera", ha asegurado Wilders, cuya estrategia, según muchos analistas, podría ser dar un apoyo externo a un eventual gobierno democristiano, condicionando su agenda legislativa.
"Wilders es un 'outsider'. Es muy listo y sabe que perderá votos si se une a una coalición", ha asegurado Philip van Praag, profesor de ciencia política de la Universidad de Amsterdam a la agencia Reuters.
La reina se toma su tiempo
Mientras, Balkenende ha sido recibido este lunes por la reina Beatriz, que continuará el martes en La Haya las consultas "antes de decidir cuál es el próximo paso", ha asegurado un portavoz democristiano.
La reina ha estado una hora y media con el primer ministro saliente y el pasado domingo ya se reunió con los presidentes de ambas cámaras del parlamento.
La monarca también va a recibir a los dos viceprimer ministros el laborista Bos y el calvinista Andre Rouvoet.
La Reina también tiene previsto reunirse con líderes de los diez grupos parlamentarios.
"La reina se tomará su tiempo, ella no es de apresurar las cosas", ha explicado a AFP el politólogo neerlandés Andre Krouwel, que espera una decisión "en cuestión de días".
La hipótesis que gana peso es la de un gobierno minoritario temporal, integrado por los ministros democristianos y calvinistas.