Enlaces accesibilidad

Censura del 'Washington Post' al cambio de política hacia Cuba impulsado por España

  • Señala que la nueva estrategia de acercamiento no ha dado resultado
  • Critica el papel de Lula por no defender al preso político Orlando Zapata

Por

El Washington Post ha cuestionado abiertamente en un editorial "la nueva política de cooperación con La Habana" impulsada por España desde la Presidencia de turno de la Unión Europea en un editorial publicado a raíz de la muerte del preso político cubano Orlando Zapata Tamayo.

"El argumento es que la estrategia de aislamiento del régimen de (Fidel y Raúl) Castro ha fracasado, y que más comercio, más visitas de estadounidenses y más intercambio diplomático producirán mejores resultados", según el editorial.

"El acercamiento que proponen ya está en marcha: se ha levantado la suspensión de Cuba en la Organización de Estados Americanos, y el gobierno de (el presidente Barack) Obama ha eliminado algunas restricciones a los viajes y las remesas de dinero" de cubanos en Estados Unidos a sus familias en la isla.

"Dado que la crítica de la vieja política hacia Cuba se sustenta en su supuesta ineficacia, parece justo preguntar: ¿da resultados la nueva política de acercamiento a Castro?", continúa el editorial.

"Una buena respuesta a esa pregunta salió el martes cuando Orlando Zapata, un preso político, negro, de 42 años, murió después de una huelga de hambre de 83 días".

Reproche a Lula

El prisionero "había iniciado su huelga de hambre en diciembre en protesta contra las repetidas golpizas por parte de los guardias en la cárcel y para exigir que el gobierno reconociera su status como un 'preso de conciencia'", adjudicado por Amnistía Internacional.

El editorial ha recordado que "mientras Zapata moría, el presidente de Brasil Luis Inacio da Silva llegaba a La Habana para otra reunión amistosa con los hermanos (Castro), la tercera en los últimos dos años".

"Abochornado el presidente brasileño dijo que 'lamentaba' la muerte de Zapata", ha señalado el artículo. "Una pena que él y otros castrófilos no estuvieran dispuestos a hablar en defensa de Zapata antes de que muriera", concluye.