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El eurodiputado que insultó a Van Rompuy pide disculpas a los empleados de banca

  • Farage acusó al Presidente de parecer "un empleado de banca"
  • También le espetó que tenía "el carisma de un trapo húmedo"

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Nigel Farage, líder del partido indepentista británico UKIP
Nigel Farage, líder del partido indepentista británico UKIP

Nigel Farage, el eurodiputado que hace unos días lanzó un fuerte ataque verbal en el Parlamento europeo contra el Presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, se niega a retractarse de sus palabras.

En su alocución el euroescéptico acusó a Van Rompuy de parecer "un empleado de banca de perfil bajo", y asegura que tan "sólo debe pedir disculpas a los trabajadores de banco" por si pudo haberles ofendido

No paró ahí, siguió diciendo que el Presidente del Consejo procede de un "no país" y que tiene el "carisma de un trapo húmedo".

Buzek salta a escena

Este ataque personal obligó al presidente del Parlamento, Jerzy Buzek, a intervenir y llamar a Farage de forma privada para pedirle que hiciera pública una disculpa. Tras esto, el británico -conocido por sus ataques contra las instituciones europeas- aseguró que no estaba preparado y que debía pensarlo.

"Ahora he tenido un período para reflexionar y he decidido hacer una disculpa. Pero sólo a los empleados bancarios del mundo. Si los he ofendido, lo siento de verdad". "Lo que no voy es a pedir disculpas a Van Rompuy, ni al Parlamento y no sé si debo hacerlo con el pueblo belga".

Además asegura que está preparado para la sanción que le impondrá el Europarlamento, que puede pasar por la suspensión y la eliminación de algunas de las prevendas que tiene como miembro de la Cámara.

Un ataque medido

A su juicio no debe pedir perdón por abrir un debate "sobre cuestiones vitales como la gobernanza de la Unión Europea, que son democráticamente saludables", ha dicho.

Pero las palabras de Farage pueden tener un trasfondo mucho más grande de lo que puede parecer a simple vista. En algunos sectores son vistas como una manera de llamar la atención sobre la causa de los euroescépticos antes de las elecciones británicas del mes de mayo.

En ellas, una vez más, entra en juego la importancia que tiene pertencer a la Unión Europea y si el funcionamiento que tiene en la actualidad es el correcto.

Quizá por ello Farage ha vuelto a lanzarse hoy contra la figura del Presidente del Consejo: "Si la promesa de Europa de nombrar un presidente que tuviera la capacidad de frenar la influencia de Beijing sobre Washington fuera cierta, habrían nombrado a alguien con estatura política". Pero no creo,  ha dicho, "que este tío pueda frenar el tráfico en Bruselas".