Exteriores confirma la muerte de la primera víctima española en el terremoto de Chile
- Es una mujer que tiene la doble nacionalidad chilena y española
- Hoy ha regresado de Chile el grupo de cinco botánicos españoles
- Vuelven sin el cadáver del catalán Miguel Marín, perdido en el mar
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha confirmado este jueves el fallecimiento de una ciudadana con la doble nacionalidad chilena y española en la ciudad de Concepción, a consecuencia del terremoto que asoló Chile el pasado sábado.
El consulado español en Chile se ha puesto en contacto con los familiares de la fallecida, que residía en ese país, para prestar su apoyo, según fuentes de Exteriores.
Aunque ésta es la primera víctima mortal oficial, los compañeros del catalán Miguel Marín, que se encontraban en una expedición botánica en la isla de Robinson Crusoe, han vuelto a reclamar su muerte a su llegada esta mañana al aeropuerto de Barajas.
"Queríamos llegar todos juntos, aunque fuera con el cadáver", afirma emocionado el botánico Hipólito Sierra al recordar que el cuerpo sin vida de su sexto compañero, Miguel Marín, se perdió en las olas del Pacífico.
Exteriores mantiene a Marín, de 29 años, como desparecido, pero el relato de su suegro, que también era miembro de la expedición botánica, deja pocas dudas.
"Lo encontré tendido en el suelo con impactos en la cabeza. Le puse la mano en el cuello y no tenía pulso", explica Alex Puig. Entonces, cuando fue a avisar al resto de compañeros, el mar devoró el cuerpo de Miguel.
"Nos tuvimos que abrazar unos a otros hasta que amaneció y nunca imaginamos que se lo iba a llevar el mar. Cuando bajamos a la orilla el cuerpo ya no estaba", relata entre lágrimas Cristina Losa, miembro del grupo de paisajistas y botánicos que cada año se reúnen en un parque natural.
En total, viajaron hasta el archipiélago de Juan Fernández los catalanes Miguel Marín, Alejandro Puig, Hipólito Serra y Luis Carrera y el matrimonio madrileño Cristina Losa y Ramón Gómez.
Críticas al consulado español
El tsunami arrasó la zona de acampada del grupo que tuvo que salir a nado de las tiendas. "Había que encontrar la salida de la tienda. No era sólo que te llevará el agua, estabas metido como en una mortaja", explica Losa. Una mortaja que se convirtió en una trampa mortal para Marín.
Emocionados, se han reencontrado hoy por fin con sus familiares, aunque también han tenido unas palabras muy duras para la Embajada española en Chile y para el Ministerio de Exteriores.
Han denunciado el trato recibido por el consulado español que, según Losa, les dijo que "no estaban para hacerse cargo de los turistas que andan por el mundo, que llamáramos a la familia para que nos mandaran dinaero, que eso no estaba dentro de sus competencias".
En este sentido Puig también ha criticado que "pasaban absolutamente de todo, nos hicieron pagar hasta los 15 euros del pasaporte", cuando todos los chilenos se desvivían con nosotros y nos ofrecían de todo gratis.
Moratinos, por su parte, se ha disculpado en caso de que hubiera habido "algún error de gestión o trato". En su opinión, la embajada y el consulado españoles "han hecho todo lo posible y se han multiplicado para atenderles lo mejor posible".
La Armada chilena sigue buscando en la zona el cadáver de Miguel Marín, que aparece en la lista de desaparecidos oficiales que maneja el Gobierno chileno.