Guía para transitar la 'cara oculta' de los Oscar
- La directora de "Va de cine" cuenta la experiencia del periodista en Hollywood
- Cubrir informativamente la cita es "como un París-Dakar" en Los Ángeles
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Los Oscar tienen un poder de convocatoria que los hace únicos. Son el top del cine y tienen que reconocerlo hasta quienes los menosprecian.
Hay que vivir unos Oscar, aunque sea una vez en la vida, pero también hay que tener muy en cuenta que no es lo mismo ir de invitado que de periodista o soldado raso.
El experto cinematográfico que viaje a Los Ángeles debe llevar, en la cabeza, un manual de supervivencia para una semana en la que vives sin vivir en ti y en la que el tiempo es oro.
Ir preparado para pasar rápido los controles -eternos muchas veces-, maletas de abrir y cerrar, ligeras, la ropa de primavera ayuda y los básicos también,vaqueros y vestido negro para las chicas.
Hay que estar atento a cualquier contratiempo, meteorológico por ejemplo, que te haga perder una conexión y tengas que ir a L.A. pasando por Chicago porque no hay otra opción para ti.
Un buen compañero de viaje, silencioso o buen conversador, depende de como te pille la ocasión, también ayuda mucho en estos vuelos tan largos, igual que las películas y más que libros, uno está con el monotema, hay tiempo de sobra para ir confeccionando dossiers. Al llegar a Los Ángeles, mejor de día si se puede elegir, es ideal tener dólares a mano.
“En L.A., con tanto latino, siempre se puede hablar español“
Paciencia para pasar la seguridad. Los atascos no te los quita nadie. Los buses baratos, muy cómodos, te permiten empezar a poner a prueba tu inglés aunque en la ciudad, con tanto latino, siempre encuentra uno con quien hablar español.
El tiempo apremia y te obliga a saltar por encima del jet lag, los spa son sólo para las estrellas que apuran sus tratamientos de belleza.
Siempre hay pequeños inconvenientes que se pueden resolver, por ejemplo descubrir que tu cargador no sirve para América y ya te ves buscando por el lugar dónde comprar el reglamentario.
Desayuno sin diamantes
Un vistazo a la habitación del hotel y empezar a localizar las primeras fiestas y no por frivolidad: crónicas de ambiente mandan. Es donde se masca el ambiente previo a los Oscar, lujo y esplendor, fiestas benéficas, de disfraces, de todo hay en los días previos.
Recoger la acreditación ya es otra prueba. Pisar los alrededores del Kodak Theatre y empezar a ver el ir y venir constante de personal, vale para hacerse una primera idea de todo lo que mueven los Oscar.
Asegurarse buenos desayunos para no perder energía es también fundamental porque nunca sabes si vas a comer o cenar.
No hay que quitar nunca la vista al móvil o al ordenador porque en cualquier momento surge algo que te puede alterar la agenda.
Si hay españoles en la mar de los Oscar hay que tener muy claras las citas, los encuentros o entrevistas. Todo pactado para no tener disgustos. El Bardem o la Penélope de turno nos contarán si están nerviosos o qué traje han elegido si no lo guardan bajo llaves de secreto.
El día antes de los Oscar es aconsejable, aunque sea un esfuerzo más, acudir a los Spirit Awards en Santa Mónica, oportunidad única para ver, en la carpa de la playa donde se entregan estos premios del cine independiente, a las mismas estrellas que al día siguiente brillarán en los Oscar, más relajadas, sin medias ellas y sin tanto cargamento de maquillaje.
Cuatro mil periodistas y una sala de prensa
Hollywood Boulevard y el paseo de las estrellas nos esperan. El día de la entrega de los Oscar, hay que ser consciente de que es muy largo, calzado cómodo imprescindible para ir arriba y abajo.
Las previas de ambiente en la alfombra roja -qué bien huele con tanta flor natural- suelen ser muy divertidas, con los figurantes y el público ansioso, todo alegre y lleno de colorido.
Y llega ya la gran noche de los Oscar, con toda la emoción en marcha. La norma número uno es no dejarse deslumbrar por las estrellas en el baño de glamour que acompaña a las estatuillas.
“El sitio en la sala de prensa es como en las bodas, no sabes quién te tocará al lado“
La ubicación en la sala de prensa es como una lotería, como en las bodas, depende de quien te toque cerca, lo pasarás mejor o peor.
Pueden darte la lata o todo lo contrario, encontrar a alguien amable con quien compartir los acontecimientos.
Más de 4.000 periodistas acreditados y tú, con tu numerito asignado, intentando que te vean cuando quieres preguntar a los ganadores que van pasando con sus flamantes estatuillas por un escenario, vecino al del photocall, el de las fotos que luego dan la vuelta al mundo.
'Taxi traveller'
La explosión de júbilo se reparte por países y simpatizantes, esto es muy curioso.
Si tenemos la suerte de que gana uno de los nuestros, el reto es encontrar un taxi en Los Ángeles la noche de los Oscar en el menor tiempo posible, una jornada en la que el desfile de limusinas es interminable.
Compartir esos momentos es desde luego lo más adrenalínico del mundo y si te queda ánimo, después de tanta crónica, vale la pena sumarse a las fiestas si te invitan y con suerte disfrutar de buenas vistas.
Al día siguiente, antes de partir escapado al aeropuerto, un paseo desconectado del mundo por Rodeo Drive, a la busca de un souvenir, te libera de tanta tensión, tal vez un té si hay tiempo en el Hotel de Pretty Woman, el Beverly Wilshire, o una pasta en un restaurante lleno de fotos de cine... ¿de que van a ser si no?
Cubrir los Oscar es realmente un reto estilo París-Dakar, pero nada como Hollywood para poder contarlo después.