Miedo a la revancha ultraderechista en Almere
- Los musulmanes de la ciudad, atemorizados por la victoria del partido de Wilders
- Sus votantes justifican la elección en el miedo a la delincuencia inmigrante
"Terrible, muy, muy triste". Con estas palabras de un líder musulmán se resume la sensación que vive esta comunidad tras los resultados electorales que han dado la victoria en la ciudad de Almere, la sexta de Holanda, al Partido para la Libertad (PVV) liderado por el abiertamente antimusulmán Geert Wilders.
"Me temo que esto provocará más odio", señala Buyatui Sakina, una estudiante de 20 años de origen extranjero, como un tercio de la población de la localidad.
"Es malo paro para Almere", añade la joven mientras se cubre con una bufanda en el vestíbulo de la estación de tren, donde cruzan pasajeros de orígen marroquí, turco y antillano.
Ellos, pese a nacer en muchos casos en Holanda, son los extranjeros frente a los "autóctonos" del país. Ellos han dado la victoria al partido de Wilders con un 21,6% de los votos.
Miedo inmigrante
"Es terrible. La gente nos mira de una manera nueva de hoy como si dijera: Hemos ganado y os vais a ir",añade Kadriye Kacar, una estudiante de informática de 35 años de origen turco.
"Yo no uso el velo de costumbre, pero luego decidí ponerme uno en señal de protesta. Otros a mi alrededor quieren hacer lo mismo, en señal de protesta, hasta que se vaya Wilders", denuncia.
El PVV ha hecho campaña con la promesa de poner fin a la inmigración y la construcción de mezquitas y la prohibición del velo en los servicios públicos "para luchar contra la islamización de los Países Bajos".
Henny Kreeft, líder del Partido Musulmán de los Países Bajos considera que el éxito del partido de Geert Wilders se basa en un miedo injustificado.
"Wilders ha vomitado un montón de disparates sobre el Islam y la seguridad. Supongo que la mayoría de la gente lo escucha, más aún, creen que es verdad", asegura.
Justificación de los autóctonos
Geert Wilders no encabeza la lista, en Almere pero su partido, que ahora tiene 9 escaños de los 150 diputados, pisa los talones en las encuestas al principal partido de los Países Bajos, el Partido Demócrata Cristiano (CDA) del primer ministro saliente, Jan Peter Balkenende, lo que le coloca en una situación privilegiada de cara a las elecciones anticipadas del mes de mayo.
En un discurso ante sus partidarios Wilders ha asegurado que los musulmanes en Almere no tienen nada que temer "siempre que no contravengan la ley".
En un centro de comida rápida, un camarero de 19 años, que no da su nombre "porque podría tener problemas en su trabajo", admite que votó por el partido de Wilders.
"Prestamos demasiada atención y gastamos demasiado dinero en los musulmanes, Yo trabajo para pagar mis estudios y no me ayudan porque los partidos de izquierda resercvan el dinero para los pobres, de mayoría musulmana", se queja.
Mientras, otro votante PVV, un jubilado de 62 años, dice que temía por su seguridad.
"Tenemos miedo de caminar solos, aquí hay grupos de jóvenes inmigrantes que tratan de hacer un escándalo. Wilders va a montar comandos para patrullar la ciudad y garantizar que los delincuentes son reincidentes expulsados de los Países Bajos ", detalla aliviado.
Pírrica victoria laborista
Los resultados electorales muestran que en las dos únicas ciudades donde se ha presentado, Almere y La Haya, el partido de Wilders ha conseguido excelentes resultados. En la primera, como ya se ha dicho, ha conseguido la primera plaza. En la segunda y capital del país, está en segunda posición.
Sin embargo, una lectura más amplia de los resultados desvela tendencias contradictorias. Pese a lo histórico de los resultados en Almere, lo cierto es que el partido de Wilders consiguió siete puntos menos que en las elecciones europeas.
De hecho, a pesar de su remontada espectacular desde los 9 escaños actuales a los 24 que le dan las encuestas, está ahora en tercera posición, tras los democristianos de Balkenende y los laboristas del ex ministro de Finanzas Wouter Gos.
Precisamente los laboristas han sido los ganadores de los comicios municipales pero con apenas un 16%, casi seis puntos menos que hace cuatro años.
Pese a la bajada, los laboristas están contentos porque han podido frenar su caída en picado, sobre todo tras su retirada del Gobierno al negarse a prolongar la misión en Afganistán.