Chile intenta superar el episodio más amargo de su historia reciente
- El balance oficial hasta ahora habla de 452 cadáveres identificados
- La reconstrucción del país llevará al menos cuatro años
Una semana después de sufrir el quinto mayor terremoto de su historia, Chile intenta superar la etapa más angustiosa y turbulenta de la tragedia para encarar un dificultoso proceso de reconstrucción.
A las 03:34 horas (06:34 GMT) del pasado sábado, Chile -el país más sísmico del mundo- sufrió un temblor de 8,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, una magnitud cincuenta veces superior a la que el pasado 12 de enero devastó Haití.
En dos minutos y medio, amplias zonas del centro y sur del país quedaron devastadas. Al temblor le sucedió pocos minutos después un tsunami del que las autoridades no fueron capaces de avisar a la población de los pueblos costeros.
El balance oficial hasta ahora habla de 452 cadáveres, pero las autoridades manejaron inicialmente una cifra superior a los 800 muertos. Además, hay dos millones de damnificados y medio millón de viviendas quedaron destruidas.
La magnitud de las pérdidas económicas hace imposible cuantificar el desastre, aunque firmas estadounidenses especializadas en estimaciones de riesgo calculan que los daños ocasionados por el sismo podrían ascender a los 22.088 millones de euros.
Las comunicaciones también fallaron. La energía eléctrica y las líneas telefónica dejaron de funcionar, lo cual imposibilitó la coordinación de la ayuda de emergencia en los primeros momentos.
Saqueos y violencia
Horas después del temblor, en varias ciudades como Concepción, Santiago y Talca hubo saqueos y otros actos vandálicos que obligaron a la presidenta, Michelle Bachelet, a decretar el estado de excepción en las regiones del Maule y Bío y Bío, que quedaron bajo toque de queda durante la noche y buena parte del día.
Además de críticas por el funcionamiento de los planes de seguridad, el terremoto también activó la solidaridad internacional.
Mientras los chilenos comenzaban a organizarse para socorrer a los damnificados por el terremoto, al país llegaron mandatarios internacionales con un mensaje de condolencia y solidaridad y toneladas de ayuda humanitaria.
El primero en arribar el martes fue el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; al día siguiente lo hizo la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, cumpliendo una visita oficial que tenía programada desde hacía tiempo.
España, la Unión Europea (UE), México, Brasil, Argentina, Rusia, Japón y así una larga lista de 35 países y 16 organismos internacionales acudieron en ayuda de Chile para prestarle la ayuda humanitaria y colaborar en las labores de rescate.
Una larga reconstrucción
La reconstrucción llevará al menos cuatro años, reconoció Bachelet, mientras que su sucesor, el derechista Sebastián Piñera -quien asume la jefatura del Estado el próximo día 11- asegura que su Presidencia "no será la del terremoto, sino la de la reconstrucción".
El país suramericano echa cuentas para saber cuánto le costará ponerse nuevamente en pie y espera que la catástrofe no afecte mucho a su capacidad de recuperación de la reciente crisis económica.
A pesar del desastre, los expertos mantienen prácticamente sin variación sus pronósticos de reactivación para la economía chilena en este año y han revisado ligeramente a la baja su estimación de crecimiento desde el 5,4% al 5%.
La reconstrucción requerirá muchos recursos. Los expertos calculan que será necesario un incremento del gasto público fuera del presupuesto de unos 5.000 millones de dólares (3.681 millones de euros).
Pero además de la aportación del Estado, los chilenos quieren contribuir a levantar las casas, escuelas y fábricas destruidas y, por eso, la noche del viernes iniciaron una "Teletón" de 27 horas con el fin de recaudar 15.000 millones de pesos (unos 20,8 millones de euros).