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El disidente Fariñas asegura que Cuba ha pedido a España que le acoja

  • Lleva 23 días en huelga de hambre y su salud está muy deteriorada
  • Afirma que sólo iría a España si le niegan atención médica en Cuba
  • La oposición pide un permiso para un preso opositor en silla de ruedas

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El periodista y disidente cubano Guillermo Fariñas mostraba un imagen muy deterioridad, un día antes de que tuviera que ser hospitalizado.
Guillermo Fariñas mostraba un imagen muy deteriorida, un día antes de que tuviera que ser hospitalizado.

El disidente cubano Guillermo Fariñas, que lleva 13 días en huelga de hambre,  ha asegurado que el Gobierno de Cuba ha pedido a España que le acoja, según le ha transmitido a él un diplomático español.

Fariñas ha respondido que sería mejor liberar a 26 presos políticos enfermos en la isla, que no abandonará su protesta mientras sigan encarcelados y no se plantea ir a España, opción que sólo aceptaría si le niegan la atención en los hospitales cubanos cuando sufra un colapso.

Fuentes diplomáticas han confirmado a la agencia de noticias Efe que el Gobierno español se ha mostrado  dispuesto a acoger al disidente "por razones humanitarias".

La solicitud del gobierno cubano le ha sido comunicada a Fariñas por el  consejero político de la embajada de España en La Habana, Carlos  Pérez-Desoy, que lo ha visitado este lunes en su casa de la ciudad central de Santa  Clara, según ha confirmado el opositor.

"Hicimos una contrapropuesta: que saquen a los 26 que se están  muriendo. Ese día yo dejaré la huelga y volveré a ser periodista  independiente. Ahora no pensamos abandonar el país. Seguiré  hasta las últimas consecuencias", ha insistido Fariñas.

"Para mí es un honor que el gobierno me asesine delante de toda la  opinión publica internacional y nacional y el error es que lo  están manteniendo de manera pública", ha señalado Fariñas por teléfono desde su  casa en Santa Clara.

Precisamente hoy el diario oficial Granma publicaba un artículo en el que el régimen cubano dejaba claro que no iba a aceptar "presiones ni chantajes" de Fariñas, cuyo estado de salud está muy deteriorado, y responsabilizaba de su posible muerte tanto al propio disidente como a "los diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan".

"Estamos frente a los últimos días de mi vida"

Fariñas comenzó su huelga de hambre número 23 cuando le impidieron junto a otros disidentes acudir al entierro de Orlando Zapata, el preso político que murió tras otra huelga de hambre. 

Sobre las acusaciones de que cometió delitos comunes violentos por los que estuvo nueve años preso, Fariñas ha asegurado que Granma mezcla "verdades y mentiras" y que él refuta "cualquier tipo de acusación respecto a eso".

"Reconozco que nací en un barrio marginal. Podrán poner en las computadoras todo lo que quieran. Pero nos sentimos orgullosos que se sientan con miedo por mi actitud y aprovecho para llamar a la oposición pacifica a no salir a las calles,  porque pueden ser provocaciones para achacarnos delitos", ha agregado.

"Estamos frente a los últimos días de mi vida, porque la orden está dada y en Granma está la justificación", ha asegurado.

El diario dice que Fariñas tiene un "deterioro notable" por sus anteriores huelgas de hambre, y que si aún está vivo "es gracias a la atención médica calificada que ha recibido, sin importar su condición de mercenario".

"Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre", añade el diario, y dice que no se le puede forzar a ingerir alimento, "como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram".

"No es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan", sostiene Granma.

Fariñas sufrió un colapso hipoglucémico la pasada semana y fue atendido en dos hospitales públicos de Santa Clara, donde le inyectaron sueros y azúcares en la carótida, tras lo cual recobró el conocimiento, volvió a su casa y siguió la protesta.

Empeora la salud de un preso

Por otra parte, la oposición cubana ha expresado su preocupación por el estado de salud de uno de los presos cuya liberación pide Fariñas. Concretamente, Ariel Sigler Amaya, ingresado hace seis meses en un hospital de La Habana.

Según ha informado a Europa Press el presidente de la Comisión Cubana de  Derechos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez, se trata del caso más grave entre los 200 presos políticos que hay en Cuba. Sigler padece una paraplejia que lo mantiene en silla de ruedas desde el 2008.

Este líder de la oposición tolerada por el régimen ha criticado que las autoridades cubanas le hayan negado una "licencia extrapenal" para recibir cuidados en casa "hasta que no se levante y comience a  caminar y mejorar su condición". 

  

La salud de este opositor de 47 años se "ha agravado" en los últimos meses por complicaciones de tipo renal  y una hemorragia rectal desde hace varios días, según Sánchez.

Juan Andrés Sigler, hermano del  disidente encarcelado en el 2003, ha dicho que el disidente ha pasado ya "la línea roja de peligro por la desnutrición avanzada" que sufre.

Mientras Sánchez ha dicho que está en "el mejor centro de rehabilitación de la isla", el hermano se ha quejado de la atención médica recibida y dice que la familia ha perdido "toda esperanza" de que Ariel se recupere. 

Juan Andrés Sigler ha dicho a Europa Press que el objetivo del Gobierno de Raúl Castro "es tratar de hacer el mayor daño posible a los presos  políticos, matándolos en cámara lenta para que sufran más".

Finalmente ha hecho un llamamiento al ministro español de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, para que "limpie su imagen" ante la disidencia para "interceder por los prisioneros y costear su traslado hacia España.