La opositora birmana Suu Kyi no presentará su partido a las próximas elecciones
- La líder ha vivido 14 de los últimos 20 años bajo arresto domiciliario
- Aún no existe fecha para las elecciones pero Estados Unidos desconfía
La opositora birmana Suu Kyi no registrará la candidatura de su partido, la Liga nacional para la democracia, LND, en las próximas elecciones que deberán ser convocadas por la junta este año.
Según ha declarado este martes su abogado, la decisión se debe a la ley aprobada el pasado 10 de marzo por la cual la Junta militar que gobierna en Birmania impide a la opositora y Premio Nobel de la Paz participar en las elecciones.
La aprobación de esta ley, ha generado una fuerte condena a nivel internacional ya que, de este modo, el partido deberá expulsar a la disidente si pretende presentarse a las elecciones.
Según su abogado, "Jamás aceptará el registro de su partido bajo leyes injustas. Pero su actitud personal no es dar órdenes o instrucciones en el LND ya que ha pedido al LND que decida democráticamente ". Por ello, la resolución definitiva dependerá del voto de los miembros del Comité central ejecutivo del partido de oposición.
Por su parte, el LND ha indicado que decidiría el 29 de marzo participar o no en las elecciones.
La Ley de Registro de Partidos Políticos
La líder opositora queda excluida de representar a su partido,debido a que en el pasado ha sido condenada por la justicia de su país. Esto se debe a la ley según la cual las personas que hayan sido condenadas por un tribunal no pueden ejercer militancia política.
Sin embargo, la no participación de la líder en las elecciones es algo que se intuía ya que existe una cláusula en la Constitución birmana que prohíbe postularse como candidatos a las personas que como ella, están casadas con ciudadanos extranjeros.
En la actualidad, Suu Kyi está cumpliendo una condena de 18 meses de arresto domiciliario por haber permitido que un ciudadano estadounidense accediera a su residencia.
Polémicas elecciones
La ley que no permite a Suu Kyi presentarse a las elecciones tampoco permite que miembros de órdenes religiosas y funcionarios públicos se afilien a partidos políticos.
Todo ello genera un contexto de incertidumbre sobre la validez democrática de unas elecciones, aún sin fecha y las primeras en 20 años, sobre las que Estados Unidos ya ha declarado desconfiar.