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Suspendidos tres miembros del Partido Laborista tras descubrirse su disposición al soborno

  • Los ex ministros afirmaron ser "tan fáciles de alquilar como taxis"
  • El escándalo se produce a pocos meses de las elecciones

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En Reino Unido se acusa a varios parlamentarios de haber cobrado a cambio de favorecer a intereses privados

El actual partido en el poder británico, el Laborista, ha suspendido del grupo parlamentario a tres ex ministros denunciados por manifestarse dispuestos a aceptar sobornos a cambio de favores a empresas.

Esto se ha hecho público cuando el  ex ministro de Comercio y Transportes, Stephen Byers, la ex titular de Sanidad, Patricia Hewitt y el ex responsable de Defensa, Geoff Hoon, fueron filmados por un periodista de la cadena de TV Channel 4.

Todos cayeron en la trampa que pretendía desatar el escándalo. Ante actores que se hicieron pasar por representantes de grupos de presión estadounidenses, los políticos se jactaron de influir en las decisiones del Gobierno y de ser "tan fáciles de alquilar como taxis", con tarifas que oscilan en torno a las 4.000 libras diarias.

Después de la emisión del programa, el partido tomó la decisión de suspenderlos.

El actual ministro de Justicia, Jack Straw, y muchos otros políticos laboristas han expresado su "enfado" e "incredulidad" por la supuesta venalidad de sus colegas, que niegan, sin embargo, haber hecho nada ilegal.

Straw ha declarado a la emisora radio 4 de la BBC que su partido está llevando a cabo una investigación interna. También ha negado que la suspensión de los tres ministros tuviera nada que ver con el hecho de que todos ellos fuesen del ala del partido afín al ex primer ministro Tony Blair.

El ministro ha sido contundente al referirse a sus ex compañeros: "Parece que algunos ex ministros del Gobierno anteponen su ansia de dinero a su obligación de atender a los ciudadanos a quienes representan".

Mal momento para el gobierno británico

El partido del primer ministro Gordon Brown, a pocos meses de las cruciales elecciones, ha intentado minimizar el escándalo a través de la suspensión.

Aún así, el escándalo llega en mal momento para el Partido Laborista, que últimamente recorta distancias frente a los conservadores de David Cameron de cara a las elecciones de mayo o junio.

Según el actual reglamento parlamentario, no se prohíbe a los diputados trabajar para clientes corporativos aunque esas prácticas sean muy controvertidas.

Pero eso sí, los diputados deben declarar cualquier pago que reciban en el registro de intereses de los miembros del Parlamento.

Cameron aprovecha el escándalo

Con un Gobierno en horas bajas, la oposición liderada por el conservador David Cameron echa el resto y pide una investigación sobre las acciones de los ex ministros del Partido Laborista implicadas en la trama de sobornos y tráfico de influencias.

El escándalo ha dejado a los votantes pensando que los políticos británicos son "mala gente que sólo busca ganar más", ha afirmado Cameron.

"Pero nosotros no somos así. El Parlamento y la política tienen un verdadero papel para camibar las cosas y hacerlo mejor. Y un nuevo gobierno, un nuevo primer ministro, un nuevo parlamento podría marcar esa diferencia", ha añadido el líder conservador.

Cameron ha explicado en una conferencia de prensa que un gobierno conservador ampliaría el plazo durante el cual los ex ministros tienen que buscar el asesoramiento de un "perro guardián" en sus asuntos de negocio.

"Nuestro sistema político está cada vez más irregular y más roto", ha asegurado. "Depende de la confianza, y esa confianza pública se encuentra en peligro de extinción."