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El presidente de El Salvador pide perdón por el asesinato del arzobispo Romero 30 años después

  • Funes ha afirmado que los escuadrones de la muerte le asesinaron
  • Romero fue un símbolo de la lucha contra la opresión y la pobreza

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El Arzobispo Oscar Arnulfo Romero en un mural del centro de San Salvador.
El Arzobispo Oscar Arnulfo Romero en un mural del centro de San Salvador.

El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, ha pedido perdón por el asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero en el 30º aniversario de su muerte que se cumple hoy.

Funes ha afirmado que los escuadrones de la muerte que lo perpetraron "actuaron bajo la cobertura, colaboración, aquiescencia o participación de agentes estatales".

"En estas circunstancias y en calidad de presidente de la República, pido perdón en nombre del Estado salvadoreño por ese magnicidio perpetrado hace 30 años", ha señalado Funes durante un acto oficial. 

El gobernante, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se ha disculpado ante la familia de Romero, a la que ha expresado sus "más sinceras condolencias" y su respaldo "incondicional en su lucha por el esclarecimiento de la verdad". Gaspar Romero, hermano del prelado, ha aceptado el perdón solicitado por Funes.

El presidente salvadoreño ha recordado que los integrantes del "grupo violento" que consumó el asesinato "han sido ya identificados por instancias internacionales de investigación, tanto del sistema de Naciones Unidas, como del Sistema Interamericano de Derechos Humanos".

Símbolo de la resistencia contra la opresión

Romero fue asesinado por un francotirador de esos escuadrones de la muerte el 24 de marzo de 1980, cuando oficiaba misa en la capilla del hospital para enfermos de cáncer La Divina Providencia, en la periferia noroeste de San Salvador.

Arzobispo de San Salvador durante tres años, Romero se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la opresión, la pobreza y la junta militar establecida por un golpe de Estado en octubre de 1979.

Su asesinato y las masacres cometidas por el ejército y los paramilitares marcaron el comienzo de la guerra civil que asoló hasta 1992 el país más pequeño de América Central.

Según la Comisión de la Verdad que investigó los crímenes durante la guerra civil salvadoreña, que comenzó en 1980, "existe plena evidencia" de la participación del ya fallecido Roberto D'Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido que gobernó el país entre 1989 y junio de 2009.

Escuadrones de la muerte

Esa Comisión resolvió que D'Aubuisson "dio la orden de asesinar al arzobispo" e "instrucciones precisas" a miembros de su entorno de seguridad, actuando como "escuadrón de la muerte", para "organizar y supervisar la ejecución del asesinato".

Además, se acusó a los capitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila de tener "una participación activa en la planificación y conducta del asesinato", así como a Fernando Sagrera y Mario Molina, hijo del ex presidente Arturo Armando Molina (1972-1977).

También se menciona en el informe a Amado Antonio Garay, el conductor que llevó al pistolero hasta la capilla para dispararle al prelado un balazo en el pecho mientras oficiaba una misa.

Expertos y activistas de derechos humanos han señalado, treinta años después del crimen, que falta por aclarar quiénes fueron los inductores, el autor material del disparo y la verdad de los hechos que rodearon el asesinato.

Funes fue elegido presidente de El Salvador en marzo de 2009 bajo la bandera de los ex rebeldes del izquierdista FMLN, derrotado en 1992 gracias al apoyo de Estados Unidos.

Su elección terminó con 20 años de hegemonía de la derecha.