Elena Panfílova: "En Rusia, la corrupción mata"
- En Portada entrevista a la directora de Transparencia Internacional en Rusia
- La corrupción mueve unos 300.000 millones de dólares anuales en el país
- Su testimonio forma parte del reportaje "Las astillas del bosque ruso"
En su último informe (noviembre de 2009), Transparencia Internacional volvió a situar a Rusia entre los países más corruptos del mundo, sin apenas cambios con respecto al año 2008 y arrojó -entre otros datos- cifras tan alarmantes como que la corrupción en la Federación Rusia mueve unos 300.000 millones de dólares al año.
Para Elena Panfílova, representante de la organización en Rusia, la corrupción es -según sus propias palabras- "una vergüenza nacional que devora todos los recursos y que hipoteca el futuro del país".
- P: Defínamela, ¿Cuál es su retrato en este país?
R: Nuestra corrupción, hoy, tiene carácter de sistema. Por una parte, es grande, simplemente por sus dimensiones. Por otra parte, penetra en todos los sistemas de mando.
- P: Ningún sector se libra, ni la educación, ni la sanidad, ni la justicia...
R: La corrupción existe en los órganos de seguridad, existe en el sistema judicial, en la fiscalía... Entonces, cabe preguntarnos a dónde puede acudir la persona que tropieza con esa misma corrupción... El problema ya no lo representan sólo las sumas de millones, de -incluso- miles de millones de dólares que circulan en torno y dentro de la corrupción. El problema está en que es un sistema establecido, en el que una persona cualquiera o un empresario, tropezando con la corrupción, no entiende a dónde debe dirigirse. Y surge la sensación de una absoluta impunidad. Ese es su retrato. Es como una hidra, como un borrón de tinta que ha manchado todo el país. Y es bastante complicado encontrar los métodos para limpiarla de unas u otras esferas.
- P: ¿Qué peso tiene el legado histórico?
R: En mi opinión, el nivel de corrupción que tenemos en nuestro país, hoy en el 2010, no tiene nada que ver con lo que hacían Iván "El terrible", Pedro "El Grande"... o todos los Alejandros juntos... Está relacionado con lo que hacemos nosotros. Pero también, en cierto grado, está relacionado con cómo estaba y cómo sigue organizada la relación entre el poder y la sociedad. Ahí sí que hay un determinado vínculo histórico porque el nivel de corrupción de ahora está relacionado con el hecho de que el poder, nunca, durante 1.000 años de historia rusa, nunca hizo nada contra la corrupción. El poder en Rusia estaba organizado así: en primer lugar, lo que le preocupaba no era mejorar la vida de la gente o modificar la relación entre los funcionarios y los ciudadanos, sino que -aparte de otras cuestiones- le interesaba mantenerse a sí mismo..
- P: ¿Y por qué se acepta hoy en día? La paciencia es uno de los rasgos del ciudadano ruso...Es quizás la razón por la que se han convertido en ciudadanos indulgentes ante lo que haga o no haga el poder establecido.
R: Mire, es imposible vencer la corrupción sin cambiar el sistema de valores. La habilidad de ganar dinero es un valor pero hay otro más: la reputación. ¿y, actualmente, qué es más importante? Yo creo que hay que empeñarse en acentuar que la reputación es más importante que la habilidad de ganar dinero¿.
- P: "Transparencia internacional" siempre recoge en sus informes y estudios la percepción que se tiene de la corrupción dentro de los propios países. ¿Cómo se percibe en Rusia? Su organización quiere dejar claro que el soborno del ciudadano medio, por ejemplo, a un policía es la prueba evidente de la corrupción, pero que tan sólo representa el 10/15% del conjunto del problema...
R: Está claro que todo el dinero que circula en el mercado anual de la corrupción, todos esos millones de dólares, es imposible recogerlos en sobres. Y eso no se ve. Esas sumas enormes son las que se acumulan a causa de los grandes pagos en los contratos de gran envergadura, en las privatizaciones, en la gestión de los terrenos, de los recursos naturales, principalmente de la propiedad... Ño que se percibe, lo que se sabe, es la corrupción cotidiana que es fácil de seguir porque se produce el hecho de la entrega de dinero. La gran corrupción es mucho más difícil de seguir porque nadie corre por la calle con maletas llenas de dinero. Todo sucede en el silencio de los grandes despachos a los que, a veces, no tienen acceso ni siquiera los órganos de seguridad. Claro que es una corrupción que no tiene nada que ver con esos pobres médicos o maestros que cobran dinero, sí, de manera ilegal -que también es corrupción-, pero se trata de cantidades pequeñas...
- P: ¿Cómo afecta la corrupción imperante a los empresarios? ¿Empeora su situación la burocracia del sistema? Los inversores extranjeros siempre se quejan, no a cara descubierta, de la obligación de contar con intermediarios nacionales para poder trabajar en Rusia...
R: La corrupción presiona a los empresarios y, aquí, las pequeñas y medianas empresas tienen todas las de perder... Las pymes son la base de un estado democrático. Representan a la clase media en carne y hueso y todos nos preguntamos dónde está aquí esa clase media. Los empleados y los propietarios de las pymes han de ser el fundamento de la futura modernización de Rusia, de nuestro futuro porque, si, finalmente, acaban matando a esa clase media, tan sólo nos seguirán quedando los muy ricos y los muy pobres. Y la clase media es la que paga los impuestos, el elector que debería marcar la agenda del país... Hoy por hoy, los funcionarios de las empresas públicas son tan sólo un sucedáneo de clase media...
- P: ¿Y qué se puede hacer? Antes comentaba que la justicia también está "tocada"
R: Es absolutamente evidente que lucha contra la corrupción y hacer algo serio es completamente imposible teniendo un sistema judicial corrupto. Por eso las autoridades y todos los que vivimos en Rusia debemos reunir los máximos esfuerzos posibles para oponerse a la corrupción dentro del sistema judicial. Pero todo eso está vinculado con la corrupción en la esfera política y, si no existe transparencia en política, entonces no puede haber resistencia a la corrupción en otros sectores.
- P: El presidente ruso, Dimitri Medvedev, acaba de anunciar varias medidas para reformar el Ministerio del Interior y, en concreto, la policía, que últimamente se ha visto salpicada por numerosos escándalos que tienen que ver con los sobornos, con el uso indebido del arma reglamentaria, con el abuso del alcohol... ¿Usted cree que es posible reformar el Ministerio del Interior?
R: Uff... Ésa es una enorme, una enorme... pirámide de problemas. En realidad, entiendo que el poder tema tocarla porque intentar tocar los intereses de un cuerpo armado... es bastante peligroso, incluso para el poder. En cualquier caso, tendrán que hacerlo. Si no, es imposible.
- P: Cerca de Moscú, el bosque de Jimki, amenazado ya desde hace tiempo por la construcción de una autopista -un proyecto envuelto desde el principio en maniobras políticas y comerciales-, centra nuestro reportaje sobre la corrupción en rusia. ¿Conoce el caso?
R: Sí, por supuesto. Y, ante el problema del bosque de Jimki, es indudable que la carretera es necesaria. Es necesaria una buena carretera entre Moscú y San Petersburgo: rápida y de buena calidad. Pero otra cuestión es por qué esa carretera debe construirse así, violando los derechos de alguien... ¿Por qué es imposible renunciar a algunos intereses económicos y tener en cuenta los intereses de los ciudadanos, sus intereses sociales y ecológicos? Y, lo más importante: ¿Por qué es imposible impedir que haya elementos corruptos alrededor de la construcción de esa autopista? No lo entiendo, nadie lo puede entender. No comprendo cómo no se puede hacer de manera transparente, comprensible y bajo la discusión común de todas las partes interesadas.
- P: En el caso de Jimki como en otros, ha habido gente -periodistas y defensores de los derechos humanos, en concreto- que al denunciar ciertas situaciones irregulares han salido perdiendo, en ciertos casos, siendo atacados. Algunos han pagado con su vida
R: Creo que nosotros en Rusia, los rusos y la comunidad internacional, debemos enfocar claramente este problema, decir en voz alta y abiertamente que la corrupción mata, que a veces quita la vida y le arrebata el futuro a la gente. A uno le puede matar un conductor borracho que sigue adelante después de sobornar al policía. La gente se quema en el incendio de un local que, después de pagar el soborno, ha obtenido el visto bueno de la inspección anti-incendios. A la gente la matan los delincuentes que, en busca y captura, consiguen un permiso de residencia pagándole a alguien. La gente muere al derrumbarse el edificio que se ha construido con licenciales ilegales... Hay víctimas concretas de la corrupción. Pensar que es algo que sólo concierne a los banqueros o a otras personas importantes, que no nos toca... No es verdad, es mentira. Es evadir nuestra responsabilidad. Porque la corrupción mata.