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Google contra China: un enfrentamiento filosófico

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¿Qué ocurre cuando una fuerza irresistible tropieza con un obstáculo inamovible?  Los antiguos griegos se divertían especulando con paradojas del lenguaje  similares a ésta, que por definición no puede resolverse. 

Ahora estamos viendo  en directo un problema similar que lleva meses incubándose, a saber: ¿qué pasa  cuando Google  le planta cara a China? Una pregunta que, paradojas aparte, tiene un  profundo interés filosófico y práctico, porque ayudará a determinar el futuro de  todos nosotros. 

La esencia de Google y la esencia de China son incompatibles

El problema se puede enunciar de un modo simple: la esencia de  Google y la esencia del gobierno chino son incompatibles. Google medra y gana  dinero con la libertad de información y publicación, y el gobierno chino manda y  domina mediante el control del flujo informativo. Son dos filosofías  radicalmente incompatibles y necesariamente enfrentadas. 

Lo interesante será ver  cuál de ellas se acaba por llevar el gato el agua al final. Porque hay otras  fuerzas interesadas en el control de la información que contemplarán con interés  el resultado del enfrentamiento. Y tomarán ejemplo. 

Cultural e históricamente la  paz social ha sido en China más importante que la libertad de expresión  individual. El gobierno chino es conservador en lo que respecta a controlar las  voces que se escuchan dentro de su territorio, y tiene sus razones, que se  remontan muchísimo tiempo antes de la llegada del comunismo. 

China lleva  unificada milenios y a lo largo de este tiempo ha padecido innumerables  rebeliones y guerras civiles puestas en marcha por sectas, sociedades secretas,  mafias, grupos nacionalistas o etnias minoritarias, siempre con el mismo origen:  doctrinas opuestas al discurso oficial. Un ejemplo es el Levantamiento de  los Bóxers, que a principios del siglo XX y con respaldo de algunas  facciones imperiales rechazó violentamente la influencia cristiana y extranjera  a partir de una sociedad patriótica secreta.

De hecho la discordia interna ha  sido a lo largo de su historia la principal amenaza al gobierno chino, poco  preocupado en general de posibles enemigos externos. De ahí la extrema  sensibilidad del gobierno chino (cualquier gobierno chino) ante la disidencia o  sectas como Falung Gong.  De ahí su desconfianza ante Internet. 

Google, nacido para la Red

Google, en  cambio, ha nacido en y para la Red: un entorno en el que cualquiera puede  publicar lo que quiera sin control ninguno. 

Google se beneficia del caos: cuanta más información, mejor

De hecho el alma misma de Google, su  razón de existir y su proposición de valor económico es la multiplicidad de la  información. Cuanta más gente publique más cosas, mejor le va a Google, que se  beneficia del caos. 

Porque cuanta más información hay en la Red más difícil es  que un navegante encuentre lo que busca, y más valioso es el servicio de  localización. Así que para que a Google le vaya bien lo mejor es que todo el  mundo navegue, y que todo el mundo publique. De ahí su compromiso con ampliar el  acceso a Internet y facilitar el uso y la publicación en la Red. 

Cuando China  exigió a Google censurar sus resultados para poder instalarse en el país estaba  utilizando su inmenso potencial económico contra la empresa estadounidense. No  tenía razones para desconfiar de que el método fuese a funcionar, ya que hasta  ese momento le había dado un excelente resultado: todas las empresas  tecnológicas e incluso el gobierno estadounidense habían cedido, obedeciendo las  órdenes del gobierno chino con discreción y evitando sacar a la palestra temas  escabrosos. 

El inmenso tamaño del mercado chino y los potenciales beneficios  económicos de la obediencia, unidos a la obvia necesidad de cumplir las leyes de  un país para operar allí habían funcionado hasta entonces. Y Google,  aparentemente, tragó. Pero desde el principio su planteamiento fue diferente.  Recordando quizá su filosofía ('Don't be evil', no hagas el mal) y de la mano de  sus preferencias filosóficas el buscador hizo algo insólito, y exigió  condiciones al gobierno chino.

Es cierto que Google cumplió durante años las  leyes censoras chinas, pero también es verdad que lo hizo en sus propios  términos; por ejemplo, informando del hecho de que faltaban resultados en sus  búsquedas. 

Google fue muy criticado por ciertos activistas por ceder a las  exigencias chinas, cuando lo cierto es que hizo algo que nadie más se había  atrevido a hacer. Como acaba de hacer ahora, redirigiendo el buscador chino a  Hong Kong, donde las normas censoras no existen debido a su peculiar estátus  dentro de China. 

Está haciendo algo que ni siquiera el gobierno de EE.UU se ha atrevido a hacer

El buscador está haciendo algo que ni siquiera el gobierno  estadounidense con todo su poderío militar se ha atrevido a hacer: plantarle  cara al gigante asiático de forma abierta.  Y si eso es sorprendente, otro  detalle lo es más: China aún no lo ha fulminado, mostrando con Google una  paciencia poco común ante los rebeldes. 

Lo cierto es que Internet es ya  demasiado importante económicamente como para que estrangularla resulte viable,  y Google es el mascarón de proa de su filosofía. un símbolo de la esencia de la  Red. 

Al gobierno chino sin duda le gustaría hacer del buscador un ejemplo que  afianzara su control informativo, que inexorablemente se le escapa por momentos.  Y sin embargo duda, amenaza, finta, negocia. A pesar de que Google no es ni el  único ni el principal buscador en China, y que su rebeldía es ahora abierta, el  pulso sigue

La fuerza irresistible parece estar haciendo vibrar al  obstáculo inamovible. ¿Acabará Internet por hacer saltar por los aires milenios  de control informativo? ¿O vencerá la censura respaldada por el poder económico  y político?