La huella microbiana, un rastro único para identificar criminales
Ciencia al Cubo
El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad.
Emisión en Radio 5: Lunes a viernes 10:07; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55
Las técnicas forenses para resolver crímenes han evolucionado mucho en los últimos tiempos. La serie de ficción CSI nos sorprendió acercándonos el apasionante mundo de la policía científica. Hoy ya estamos más familiarizados con él, pero las técnicas adquieren tintes que rozan lo extravagante. Lo último es la huella microbiana.
Nuestro cuerpo aloja miles de millones de microbios. Están dentro y fuera de él. Y cada uno de nosotros tiene unas colonias determinadas repartidas de una manera concreta. Unas bacterias abundan más en las manos, otras en las axilas o en las rodillas... En definitiva, todos tenemos una huella microbiana. Y como las huellas dactilares, la huella microbiana es única.
“El 87% de las especies de bacterias que viven en nuestras manos son únicas“
Las manos son una parte del cuerpo que ha llamado especialmente la atención de los investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder en Estados Unidos y han estudiado sus bacterias. Noah Fierer ha dirigido el estudio, que acaba de publicar la revista de la Academia de Ciencias Americana. Ha constatado que es posible identificar el ADN de las bacterias que forman la huella microbiana de un individuo en teclados y ratones de ordenador.
El equipo ha descubierto que en nuestras manos viven una media de 150 especies diferentes de bacterias y solo un 13% son del mismo tipo que las de otra persona. Es decir, el 87% de las especies de bacterias que viven en nuestras manos son únicas y forman la llamada huella microbiana.
También han comprobado lo resistentes que son las bacterias de las manos. Dejaron las muestras recogidas a la intemperie durante dos semanas y contra todo pronóstico, las bacterias sobrevivieron.
Este resultados ha arrancado sonrisas y entusiasmo entre los investigadores: quizá sea posible identificar a la persona que ha tocado un objeto no por si huella dactilar sino por su huella microbiana.
Bueno, los científicos son cautos y han matizado que la técnica no se está utilizando, que aún está en estudio, pero están convencidos de que en unos años formará parte de la rutina de los forenses.
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