El mundo psicótico y sofisticado del artista mexicano Martín Ramírez se instala en el Reina Sofía
- La muestra del artista, que padeció esquizofrénia, incluye 62 piezas
- Obras hechas con materiales de la basura durante su estancia en un psiquiátrico
La primera exposición en Europa de Martín Ramírez, artista mexicano que murió hace 47 años en un psiquiátrico estadounidense donde pasó tres décadas, llega este martes al Museo Reina Sofía de Madrid.
La exposición Martín Ramírez. Marcos de Reclusión, abierta hasta el 12 de julio, incluye 62 obras realizadas mientras estuvo internado y aporta dos novedades:
Hasta la fecha, la obra del mexicano Martín Ramírez (1895-1963) se había exhibido en colectivas, compartiendo protagonismo con otros artistas con enfermedades mentales y nunca antes su obra se había mostrado en una pinacoteca dedicada al arte contemporáneo.
Martín Ramírez (1895-1963), diagnosticado de esquizofrenia y sordera, creó más de 450 piezas en las que plasmó sus experiencias vitales tanto de México como de California (Estados Unidos).
Más allá de la esquizofrenia
A pesar de que el mexicano ha sido clasificado a lo largo de los años como un "artista esquizofrénico", esta muestra pretende ir más allá del diagnóstico de enfermedad mental, para analizar la calidad y el valor artístico de sus dibujos.
Por ello, se tienen en cuenta aquí las influencias biográficas, históricas y culturales del contexto artístico de la obra y se subraya la riqueza de los dibujos y las imágenes arquetípicas.
En total, la exposición está compuesta por 62 obras y seis de ellas, de los dos descubridores de Ramírez, el doctor Pasto y Max Dunievitz, se presentan en esta ocasión por primera vez.
Obsesiones y debates
Entre los temas, destacan cuatro: los animales (el caballo y el ciervo), los trenes en túneles, figuras religiosas (en especial vírgenes) y paisajes. En ellos se observa la obsesión de su creador por las líneas trazadas, las estructuras teatrales, las figuras icónicas y la repetición.
“Recogía materiales de la basura, como trozos de papel y lápices“
La comisaria de la exposición, Brooke Davis Anderson (también directora y comisaria de The Contemporary Center, del American Folk Art Museum) ha explicado en la presentación que Ramírez compartía habitación con otros 70 internos, en un espacio no demasiado grande, en cuyo suelo instaló su estudio de trabajo.
"Así, entre cama y cama, el artista recogía materiales de la basura, como trozos de papel y lápices, para dibujar sobre las sábanas de papel que se utilizaban en el centro", ha indicado.
En esa misma sala Ramírez exponía las creaciones que después daban lugar a debates con sus colegas e incluso con los guardas de seguridad, y sería también, más tarde, su punto de encuentro con otros artistas americanos.
"Es una obra muy evocadora que trae a la mente toda su peripecia vital", ha señalado Davis.
Claridad visual y fuerza expresiva
Respecto a la temática, la comisaria de la exposición ha señalado que el contenido de la obra de Ramírez es el mismo que el que se observa en el contexto europeo, aunque emplea un lenguaje visual y un enfoque distintos al de otros autores, con una "claridad visual y una gran fuerza expresiva".
“Ha sido difícil realizar un seguimiento preciso de su desarrollo estilístico“
Davis también ha indicado que la muestra que acoge en esta ocasión el Reina Sofía no sigue un recorrido cronológico, debido a que el artista no firmaba ni fechaba sus creaciones.
Además, tampoco fue entrevistado, por lo que "ha sido difícil realizar un seguimiento preciso de su desarrollo estilístico", ha apuntado.
Alejado de los tópicos
Sin olvidar que muchas de las obras fueron quemadas, debido a que el artista utilizaba como pigmento una mezcla elaborada a base de saliva, patata, fécula y pan, y en el lugar que ocupaba en el psiquiátrico había riesgo de contagio de tuberculosis.
“Su obra está enraizada en su propia historia“
En cuanto a su enfermedad, la comisaria ha puntualizado que, aunque se pensó que era sordomudo y que tenía otros problemas relacionados con la capacidad social, Ramírez poseía varias características que quizás le hicieron perder los vínculos comunicativos, como su incapacidad para hablar inglés y circunstancias personales y culturales.
“No fue comprendido en su momento y tiene un lenguaje de gran sofisticación formal“
Por su parte, el director del MNCARS, Manuel Borja-Villel, ha señalado que la obra de Ramírez, que no se reconoció hasta los años 60, está "enraizada en su propia historia".
"Estuviese enfermo o no, sufrió reclusión, no fue comprendido en su momento y tiene un lenguaje muy consistente de gran sofisticación formal, que no responde a los tópicos del expresionismo, sino que posee una forma de representación
única", ha destacado.