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Los "camisas rojas" rechazan dialogar con el Gobierno tras los violentos disturbios

  • "Nunca hablaremos con asesinos", dice un organizador de las protestas
  • Al menos 19 personas han muerto y más de 800 han resultado heridas

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Los "camisas rojas" leales al depuesto ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra han rechazado negociar con el Gobierno tras los enfrentamientos de este sábado entre activistas y soldados, que se saldaron con 19 muertos y más de 800 heridos en Bangkok.

"Nunca hablaremos con asesinos, tenemos la obligación moral ante que murieron de devolver la democracia a este país", afirmó Jatuporn Prompan, uno de los cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, organizador de las protestas.

Miles de manifestantes continúan en el cruce de Phan Fa de la capital, cerca de donde se libraron los combates callejeros, que dejaron un reguero de casquillos de bala, vehículos destrozados y charcos de sangre.

Un de las víctimas mortales, que incluyeron a soldados y manifestantes, es el periodista japonés de la agencia de noticias Reuters Hiroyuki Muramoto, que recibió un balazo en el estómago disparado al parecer por un soldado.

Al retirarse el Ejército, los "camisas rojas" destrozaron los vehículos militares y se hicieron con varios fusiles y munición, que blandieron en señal de victoria.

El Gobierno niega el uso de munición real

Las acusaciones de los 'camisas rojas' contrastan con las declaraciones del Gobierno tailandés, que a través de su portavoz, Panitan Wattanayagorn, ha negado que las fuerzas de seguridad utilizaran munición real en los disturbios.

Según Wattanayagorn, algunos efectivos realizaron disparos al aire para instar a los congregados a que abandonaran la zona, mientras otros dispararon balas de fogueo o proyectiles de goma.

Por su parte, el portavoz del Ejército tailandés, el coronel Sansern Kaewkamnerd, ha acusado a los manifestantes de disparar y lanzar granadas a los soldados.

Bangkok amanece consternada

Bangkok ha amanecido consternada este domingo por la peor ola de violencia ocurrida desde las protestas contra la junta militar que gobernaba Tailandia en mayo de 1992, cuando mas de 50 personas murieron y centenares resultaron heridas.

Los tiroteos comenzaron horas después de que las fuerzas de seguridad, apoyadas por vehículos blindados, empezaran a dispersar a los "camisas rojas" con cañones de agua y gas lacrimógeno para recuperar el control de las zonas ocupadas.

Sobre las 20.00 hora local (13.00 GMT), comenzó una batalla campal sobre el asfalto en la que ambos bandos intercambiaron fuego con fusiles M-16 y AK-47 y se lanzaron granadas y explosivos.

Los enfrentamientos más encarnizados se produjeron en el entorno de la concurrida calle de Khao San, donde los turistas pudieron oír con claridad los ruidos de balas y explosiones desde los albergues.

Los "camisas Rojas" han desafiado el estado de excepción decretado por las autoridades y a esta hora la situación en la ciudad es incierta.

El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, expresó este sábado sus condolencias por los heridos y muertos, pero se negó a disolver el Parlamento y convocar elecciones, como le exigen los manifestantes.

"Me gustaría decir que el Ejército sólo está autorizado a utilizar munición real para disparar al aire o en caso de autodefensa", afirmó Vejjajiva en un mensaje televisado.

Los "camisas rojas" continúan atrincherados en el puente de Pan Fah, cerca del antiguo Palacio Real, y en el distrito comercial de la capital.

Estado de excepción

Desde el miércoles rige en Bangkok y provincias aledañas el estado de excepción, que permite a los militares asumir el control de la seguridad, prohibir asambleas callejeras, declarar el toque de queda y censurar a los medios de comunicación.

La medida de emergencia ya ha sido aplicada para suspender el canal de televisión P-TV y bloquear varias páginas de Internet por "incitar a la violencia".

Tailandia sigue inmersa en una profunda crisis política por la enorme división entre partidarios y detractores desde el golpe de estado que derrocó en 2006 al millonario Shinawatra, prófugo de la justicia y que se resiste a abandonar el protagonismo político desde el exilio.

Los "camisas rojas", integrados en su mayoría por las clases humildes de las zonas rurales del noreste del país, consideran que el Gobierno de Vejjajiva es ilegítimo, porque no nació de las urnas sino de pactos parlamentarios con diputados tránsfugas.