ESAC: Una ventana al Universo
- Visitamos el Centro Europeo de Astronomía Espacial ubicado en Madrid
- Es el "alma científica" de la ESA
- Sus antenas reciben datos del universo y de las misiones en marcha
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El coche serpentea por las carreteras de la Comunidad de Madrid. Vamos callados, observando el paisaje arbolado y un poco somnolientos por el vaivén del coche. En una curva en Villafranca vemos a lo lejos algo que nos despierta definitivamente: son las enormes antenas del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC). Blancas y relucientes destacan sobre un paisaje verde oliva y rocoso de la sierra de Guadarrama. Ahora estamos impacientes por conocer las instalaciones por dentro.
Hasta este lugar llegan señales procedentes de agujeros negros, galaxias remotas, de otros planetas o del Sol. "La misión del ESAC es albergar los centros de operaciones científicas de todas las misiones que tiene la Agencia Espacial Europea (ESA)", explica a RTVE.es Vicente Gómez, director del centro.
"Es el alma científica de la agencia", señala. Aquí se procesan los datos que envían los satélites y telescopios. Se hace una primera 'traducción' de la valiosa información que ha llegado desde el espacio al 'idioma' que los científicos manejan en sus investigaciones.
EL ESAC se fundó en 2004, pero el germen del centro está en la estación de seguimiento de satélites creada hace más de 30 años sobre el mismo terreno. De él ha heredado las instalaciones y las antenas. Estas últimas son las que queremos ver. Nos guía el ingeniero Rafa León Serrano mientras nos relata cómo nació el centro.
"Europa necesitaba monitorizar el satélite IUE, que se lanzó en 1978 y que recogía luz ultravioleta. El centro de recepción de señal se ubicó en España porque era necesario que estuviera lo más al sur posible y porque aquí no estaba prohibida la frecuencia en la que operaba. En el resto de países estaba reservada a uso militar", relata. Desde entonces hasta 2006 el centro ha hecho el seguimiento de 35 satélites.
Antenas hacia el espacio
Hay cuatro antenas en las instalaciones. Dos de 15 metros de diámetro, una de 12 metros y otra de 5,5 m. Hace unos años estas antenas estaban en constante actividad. Hoy la más activa es la pequeña, que ahora mismo está centrada en recibir las señales de la sonda SMOS, una de los satélites estrella de la ESA. "Las otras están en stand by y se usan en momentos puntuales, como por ejemplo, el seguimiento se del lanzamiento de las ATV (los vehículos que abastecen a la ISS) el año pasado", puntualiza Gómez.
Una de las antenas del ESAC (Foto: Rai Robledo)Una de las antenas del ESAC (Foto: Rai Robledo)
La antenas vistas de cerca son poco impresionantes. Vemos el pie y los engranajes. Eso sí, en cuanto nos alejamos unos metros y volvemos a ver el plato apuntando al cielo recuperamos la emoción. Además, la imagen de estas maravillas tecnológicas embebidas en un parque natural nos entusiasma.
“Un halcón evita que palomas y otras aves aniden en las antenas“
Los edificios han sido construidos respetando las encinas y es habitual ver conejos correteando. Es más, la naturaleza está tan instalada en el lugar que cada semana es necesario que venga un cetrero con un halcón. La rapaz vuela por la zona en busca de palomas y otras aves. Su misión es evitar que instalen sus nidos en las antenas.
Hemos visto las estructuras de cerca. Ahora queremos ver cómo se manejan. Así que nos dirigimos a la sala de control de antenas. Una mesa en forma de U preside la estancia. Tiene incrustados 10 monitores con sus respectivos teclados y un contador. "Desde aquí yo puedo comandar y configurar todos los equipos que hay en las antenas para el satélite que yo quiera", explica León.
Toca los mandos, se enciende una luz roja: "Indica que la he desbloqueado, pero que no está apuntando a ningún satélite", explica. A continuación, la antena empieza a rotar. Vemos cómo cambia la orientación del plato desde una de las pantallas.
Centro de control de antenas (Foto: Rai Robledo)Centro de control de antenas (Foto: Rai Robledo)
"Antes en esta habitación había dos personas, durante las 24 horas del día, haciendo el seguimiento de satélites", comenta León. De igual manera, había dos personas en los centros de control de los lugares de todo el mundo donde hay antenas: Redu, Kiruna, Malindi, Perth o Kourou, por ejemplo. Pero los tiempos han cambiado, la tecnología ha avanzado y ahora la inmensa mayoría se controlan a desde un centro en Alemania, el ESOC. "Generan el comando que llega a Villafranca, y desde aquí va al satélite", explica.
Uno de la principales cometidos del ESAC es archivar los datos recibidos por la misiones y hacerlos accesibles a todos los investigadores del resto del mundo.
La información se almacena en la sala de archivos, una especie 'biblioteca virtual'. Es una habitación llena de ordenadores.
La sala de archivos del ESAC (Foto: Rai Robledo)La sala de archivos del ESAC (Foto: Rai Robledo)
Están unos apilados sobre otros y forman columnas que necesitan una ventilación constante, para no recalentarse. Cada uno de los bloques tiene una pegatina con el nombre de la misión. Hershel, SMOS, Gaia, Huygens, Rosetta, Mars Express... Esta sala alberga información recién llegada de los lugares más remotos del Universo. En el ESAC tienen línea directa con el cielo.
Estado de la humedad terrestre y los océanos
Seguimos nuestro camino, abrimos una puerta y nos encontramos a los científicos en plena conversación vía telefónica con sus compañeros ubicados en Alemania. Intercambian impresiones sobre los datos recibidos. La señal de SMOS, siglas de Satélite de Humedad terrestre y Salinidad en los Océanos, se recibe en una de las antenas.
"La misión va muy bien. Ahora mismo estamos con los típicos acoples, necesarios cada vez que nace un nuevo bebé", explica con una generosa sonrisa Guillermo Buendadicha, ingeniero de operaciones de MIRAS, el instrumento principal de SMOS. Y matiza: "Lanzamos el satélite el 2 de noviembre y estamos en fase de validación del instrumento, buscamos la forma de procesar de una manera óptima los datos". Esta fase acabará en mayo y a partir de entonces entrarán en fase rutinaria. Orbitará la Tierra durante tres años. Con los datos que recoja se harán por primera vez en la historia mapas de salinidad precisos.
Sala de control de la misión SMOS (Foto: Rai Robledo)Sala de control de la misión SMOS (Foto: Rai Robledo)
También medirá con exactitud la cantidad de agua que hay en la Tierra. Contará la del mar, los océanos, la evaporada en la atmósfera, la que está bajo la tierra, en los acuíferos subterráneos y también la que ha absorbido el suelo y está oculta bajo una capa vegetal. Cuando todo esto esté listo, los científicos podrán realizar predicciones mucho más precisas sobre la evolución del clima en el planeta azul.
Historia de éxitos y fracasos
No queremos irnos del ESAC sin visitar una sala llena de magia: la de despegue. En ella se acumulan las emoción de los éxitos y los fracasos. Los lanzamientos de los satélites y telescopios -desde las bases de Kuru (Guayana francesa), Rusia (Baikonur) o Cabo Cañaveral si es en participación con la NASA- se retransmiten en directo en una gran pantalla. Los trabajadores y la prensa se reúnen allí y algún invitado especial relacionado con la misión explica los detalles de la misma.
Aquí se ha visto la triste explosión del cohete que portaba el Cryosat 1, pero también el rotundo éxito del despegue el jueves de un gemelo de la fallida nave, el Cryosat 2.
Estos días los trabajadores la buscan con sus telescopios. Cada vez que las noches son limpias de nubes, se juntan en la zona de las antenas y dirigen sus ojos al cielo.
Mural con las diferentes misiones (Foto: Rai Robledo)Mural con las diferentes misiones (Foto: Rai Robledo)