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Río cierra al público el Cristo Redentor por primera vez en su historia tras los corrimientos de tierra

  • Ha habido derrumbamientos en las vías de acceso a la cima del Corcovado
  • La remoción de todos los derrumbes podría durar hasta seis meses
  • La estatua es una de las siete maravillas del mundo

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El acceso al Cristo Redentor, una de las siete nuevas maravillas del mundo, está cerrado al público por primera vez en su historia y por tiempo indeterminado debido a derrumbes de tierra en las vías de acceso a la cima del cerro del Corcovado por las lluvias que dejaron al menos 242 muertos en el estado de Río de Janeiro.

Los aguaceros causaron deslizamientos de tierra en numerosos puntos de las carreteras que conducen al Parque Nacional Floresta da Tijuca, donde está el Corcovado, y en la línea férrea del tren turístico que da acceso al Cristo, según ha constatado Efe.

Las autoridades no saben cuándo se reabrirán las vías de acceso al Cristo, pero calculan que la remoción de todos los derrumbes que hay en la Floresta de Tijuca puede tardar unos seis meses.

Para este martes está prevista una reunión de autoridades para decidir cuándo se podría reabrir el paso por carretera hacia la cima del Corcovado, aunque sea de manera provisional, y la reanudación del servicio del tren turístico, popularmente conocido como "bondinho".

La estatua del Cristo Redentor, inaugurada en 1931, está en obras desde febrero pasado, razón por la cual el paseo turístico se limita desde entonces a la subida hasta la cima del cerro ya que el monumento está rodeado por un enorme andamio.

La principal atracción turística

Las obras de restauración de la estatua, con una duración prevista de seis meses, también fueron suspendidas ante la imposibilidad de los obreros de acceder hasta el lugar.

La estatua del Cristo Redentor, de 38 metros de altura, y uno de los principales puntos turísticos de Río de Janeiro, fue elegida en 2007 una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno en un concurso mundial organizado por la Fundación Siete Nuevas Maravillas, con sede en Suiza.

El temporal que castigó la semana pasada a Río de Janeiro y su área metropolitana provocó además numerosos derrumbes en las laderas de los cerros, donde viven miles de familias pobres, con un saldo parcial de 242 muertos, según el último balance de los bomberos.

Los bomberos y socorristas trabajan desde entonces en las tareas de rescate, mientras que los operarios siguen limpiando la ciudad y reparando los daños ocasionados por las lluvias, que el pasado 6 de abril inundaron la segunda mayor urbe brasileña.