Enlaces accesibilidad

El cine mexicano pide auxilio en su noche más grande, la de los Premios Ariel

  • La ópera prima Cinco días sin Nora, de Mariana Chenillo, gran triunfadora
  • "El público mexicano no ve cine mexicano", lamentaó la Academia

Por
PREMIOS ARIEL EN CIUDAD DE MÉXICO
La productora y la directora de 'Cinco días sin Nora', Laura Imperial y Mariana Chenillo.

La Academia Mexicana de Cine abrió este martes su gran noche, la de los premios Ariel, con un grito de auxilio para pedir el rescate del séptimo arte nacional, visto el destierro que sufre en las pantallas de su propio país por la fuerza de Hollywood.

"El público mexicano no ve cine mexicano", lamentó el presidente de la Academia, el curtido actor Pedro Armendáriz, en el discurso de apertura de la 52ª edición de los galardones, haciéndose eco de "un reclamo de décadas".

Armendáriz llamó a la comunidad cinematográfica a unirse para presentar una propuesta "integral" ante las instituciones que derive en una nueva ley del cine para paliar las "desventajas" que sufren las películas mexicanas en su misma casa.

"No se den por vencidos", animó asimismo a los cineastas el director de la Cineteca Nacional, Leonardo García Tsao. La institución, que cuenta en su fondo con más de 14.000 piezas, recibió un Ariel de Oro en homenaje a su labor. El otro fue para el veterano director Felipe Cazals (Las vueltas del citrillo).

Con siete premios Ariel, la ópera prima Cinco días sin Nora, de Mariana Chenillo, se hizo con el máximo triunfo de la noche. Entre ellos estuvo el de Mejor Película.

La directora, cuyo filme partía como favorito en esta 52ª edición de los galardones, manifestó no obstante su "sorpresa" por el contundente triunfo, dada la calidad de sus competidores, afirmó.

Cinco días sin Nora comienza con el suicidio de la mencionada Nora, cuyo esposo ha de hacer frente a las dificultades para enterrarla, al maquiavélico plan de la difunta, y a la aparición de una fotografía que lo cambiará todo.

Premios inusuales a éxitos de taquilla

Tras ella se situó Backyard. El traspatio, del veterano realizador Carlos Carrera (El crimen del padre Amaro), un drama sobre los asesinatos de mujeres en la norteña y fronteriza Ciudad Juárez, que contabiliza más de quinientos feminicidios desde 1993.

Carrera se llevó el premio al Mejor Director. En total, su cinta logró cinco Arieles de ocho candidaturas. Así, y contrariamente a su criterio habitual, a tenor de la crítica, la Academia premió a dos producciones que gozaron de cierto éxito en taquilla.

Tuvo también buena fortuna en la entrega de los Ariel otra ópera prima, la comedia de trasfondo circense Conozca la cabeza de Juan Pérez, de Emilio Portes, que se hizo con cuatro estatuillas.

La gran perdedora fue Norteado, una suerte de falso documental sobre la migración ilegal a Estados Unidos, en el que participaron sobre todo actores no profesionales, premiada en el español Festival de San Sebastián y muy apreciada por la crítica de México. Logró sólo una de sus diez nominaciones.

El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, participada por TVE, recibió el galardón a la Mejor Película Iberoamericana.

División en el seno de la Academia mexicana

La gala fue presentada por una envarada Silvia Navarro, una de las nuevas reinas de la telenovela; el humor del guión no acabo de cuajar a lo largo de las poco más de dos horas de ceremonia.

La noche puso asimismo de manifiesto la profunda fisura que se vive en el interior del cine mexicano.

El enfrentamiento que gran parte del gremio mantiene con la Academia, que la considera monopolizada por un grupo de poder de oscuros criterios, derivó en una escasa participación en las votaciones y la ausencia de caras conocidas en la alfombra roja.