Clegg considera a Brown un "político desesperado" y le pone difícil un pacto postelectoral
- Clegg considera que los laboristas no han cumplido en 13 años de Gobierno
- El electorado no tiene claro su voto
Era, aparentemente, el candidato en la sombra pero en el primer debate televisado en Reino Unido ante las inminentes elecciones dio la sorpresa. Nick Clegg venció a los representantes de los dos partidos tradicionales británicos. Este miércoles, a un día de la vuelta de dicho enfrentamiento televisivo, vuelve a ser protagonista.
Esta vez por su calificación hacia el actual primer ministro, Gordon Brown, de "político desesperado". Pero no se ha quedado ahí, Clegg ha dado a entender que tendría dificultades para colaborar con él en caso de empate parlamentario.
Esta es la información que publica el diario The Daily Telegraph, en la que también ha afirmado que los laboristas no habían cumplido en los trece años que llevan en el Gobierno y no son de fiar tampoco ahora.
"Brown bloqueó sistemática y personalmente los intentos de reforma política. Creo que es un político desesperado y simplemente no le creo", ha declarado Clegg, que también ha acusado a los laboristas de no "creer en las libertades cívicas".
¿Y si hay empate?
La dureza del ataque de Clegg contra Brown puede ser un signo de que en caso de que ninguno de los dos mayores partidos, laboristas y conservadores, consiga una clara mayoría parlamentaria el 6 de mayo, los liberal-demócratas podrían condicionar una alianza con los primeros a la sustitución de Brown por otro dirigente laborista.
Brown, por su parte, se centra en tratar una aproximación con los liberal-demócratas en otra entrevista que publica también este miércoles The Independent y en la que aboga por una "alianza progresista".
Los laboristas se han comprometido a celebrar, si ganan las elecciones, un doble referéndum el próximo año sobre la reforma del sistema electoral para hacerlo menos bipartidista que hasta ahora y para democratizar la Cámara de los Lores mediante la elección de todos sus miembros.
Pero para los liberal-demócratas esta propuesta llega tarde ya que creen que el Nuevo Laborismo ha tenido tiempo suficiente desde que llegó al poder en 1997 para acometer las reformas que en su desesperación ahora propugna.
El electorado, confundido
No hay nada decidido. Si antes del debate ninguno de los dos principales candidatos contaba con un respaldo de los británicos claro, tras el enfrentameniento menos.
Y de esta confusión se hacen eco diversos sondeos que se han publicado este miércoles, que tampoco coinciden en dar a algún candidato por ganador.
Por un lado, uno de YouGov que publica The Sun da a los liberal-demócratas un 34% de la intención de voto, a los conservadores, un 31 y a los laboristas, un 26%.
Sin embargo, el efectuado por Populus para The Times sitúa a los tories en primera posición con un 32% de apoyo, seguidos de los liberal-demócratas con un 31 y los laboristas con un 28.
Por último, un tercer sondeo, esta vez de Comres, para The Independent y la emisora ITV News, atribuye un 35% a los tories y un 26% tanto a laboristas como a liberal-demócratas.
Con todo esto, lo único que está claro es que no hay nada decidido. Quizá el debate del próximo jueves ponga las cosas más claras.