Bélgica vuelve a quedarse sin Gobierno y en vísperas de asumir la Presidencia de la UE
- El primer ministro ha presentado su dimisión al Rey que puede aceptarla o no
- El desencadenante: el distrito electoral y judicial de la capital
- Bélgica asumirá la presidencia de la UE en julio
Antonio Delgado (RNE) desde Bruselas
"El debate es más extremo en la escena política que a pie de calle. Los independentistas flamencos acaban de montar un gran circo en el Parlamento cantando su himno a pleno pulmón. En cambio la gente, los belgas viven están acostumbrados a vivir estas crisis con más serenidad. Es una cuestión de talante. Si esto ocurriera en España, probablemente la reacción sería diferente".
Bélgica se enfrenta a una nueva crisis gubernamental después de que el primer ministro belga, el democristiano flamenco Yves Leterme, presentará su dimisión al Rey, tras una reunión de urgencia del Ejecutivo, según ha confirmado a la televisión belga RTBF la viceprimera ministra socialista Laurette Onkelinx.
Y ya es la quinta vez que Leterme presenta su dimisión al monarca Alberto II desde que ganó las elecciones en junio de 2007.
El desencadenante de esta nueva crisis política en Bélgica ha sido la retirada por sorpresa de la coalición gubernamental del partido liberal flamenco Open VLD, debido a discrepancias insalvables sobre el régimen lingüístico en la periferia de Bruselas.
El monarca puede aceptar la dimisión o rechazarla y pedir a Leterme que intente recomponer una mayoría suficiente, hasta la celebración de elecciones anticipadas.
"Es una ecuación muy complicada la que tiene por delante el Rey", subraya el corresponsal de RNE en Bruselas, Antonio Delgado, quien explica que "por un lado si se disuelve el Parlamento y se convocan elecciones, Bélgica podría llegar a la Presidencia de la UE sin Gobierno pero, por otro lado, los partidos políticos están muy quemados porque ya van tres gobiernos que ha caído desde 2007".
Matemáticamente, los socios que quedan en la coalición -democristianos flamencos (CD&V), liberales francófonos (MR), humanistas francófonos (CdH) y socialistas francófonos (PS)- disponen todavía de una mayoría en el Parlamento, pero la parte flamenca (CD&V) queda en minoría, lo que resulta insostenible.
Los liberales flamencos exigen un acuerdo inmediato sobre la escisión del distrito electoral de Bruselas, un asunto aparentemente insoluble que dificulta la convivencia entre las dos comunidades lingüísticas del país, la neerlandófona y la francófona, desde hace décadas.
¿Y la presidencia de la Unión Europea?
El segundo gobierno de Leterme ha caído cuando todavía no había cumplido cinco meses y a poco más de dos meses para que Bélgica asuma la presidencia rotatoria de la Unión Europea tras España, por lo que la crisis política belga va a tener consecuencias más allá de los propios asuntos internos.
La crisis gubernamental socava la imagen de compromiso que Bélgica se ha esforzado por mostrar en los últimos tiempos, fundamentalmente apoyada por el actual presidente permanente de la UE, el también belga Herman Van Rompuy.
El velo islámico tendrá que esperar
La caída del Gobierno ha tenido una repercusión inminente en la votación prevista para esta tarde en el Parlamento y que pretendía convertir a Bélgica en el primer país europeo en prohibir el uso del velo islámico en los lugares públicos.
Así como los políticos belgas no se ponen de acuerdo en relación a las cuestiones lingüísticas, el proyecto de ley sobre el uso del burka contaba con el visto bueno de la mayoría de la Cámara. Sin embargo, se ha convertido sin quererlo en la primera víctima colateral de la crisis gubernamental.
Bélgica, dos países en uno
Los flamencos al norte y los valones al sur. Dos culturas, dos lenguas y dos formas de ver la vida que han sumido al país en numerosas crisis.
En este caso, el conflicto vuelve a ser la disputa en torno al distrito electoral y judicial alrededor de la capital, conocida por las siglas BHV, Bruselas-Halle-Vilvoorde.
Lo que pretenden los flamencos es acabar con la excepción que representan las poblaciones de Halle y Vilvoorde, ambas situadas en Flandes pero donde reside una mayoría francófona.
Precisamente en esas localidades surgió la polémica hace un par de semanas porque los alcaldes habían acordado vender viviendas tan sólo a los flamencos.
Hasta ahora, los francófonos de esas localidades, pese a estar en Flandes, han podido votar por listas francófonas en las elecciones, como los residentes en Bruselas, única región bilingüe del país donde existe esa libertad.
El pasado martes, el mediador designado por el rey para proponer una fórmula de solución, el ex primer ministro flamenco Jean-Luc Dehaene, dio por terminada su misión con un informe que fue considerado "insuficiente" por los partidos francófonos.
Aunque la negociación propiamente dicha tenía que comenzar ahora, los liberales flamencos exigieron una solución inmediata al problema de BHV y habían dado de plazo hasta este jueves al primer ministro para encontrarla bajo la amenaza de retirar su apoyo gubernamental.