Los Premios Sant Jordi de Radio Nacional hacen de Barcelona capital del cine español
- Celda 211, Pagafantas o Charo López, entre los premiados
- Una pizca de lo mejor del cine español se citó en la ceremonia
Fellini iluminó la noche de entrega de los Premios Sant Jordi. Superencantados salieron los invitados en la noche del lunes 26, con la sensación de que eran unos privilegiados por haber asistido a una gala que tuvo como hilo conductor los cincuenta años de La dolce vita, con esa imagen eterna e imperecedera que es el baño de Anita Ekberg en la Fontana di Trevi.
Todo el mundo coincidió en que a nuestro compañero Toni Garrido, asistido en la presentación por Cristina Puig, se le ve cada vez más cómodo en el papel de maestro de ceremonias.
El momentazo de la noche fue, sin duda, la salida al escenario de Charo López en plan diva, como le gusta al público ver a nuestras estrellas, brazos abiertos y melena al viento.
Le preparó bien el terreno su amigo Fernando Guillén, siempre tan generoso, que le entregó el Premio a una trayectoria que admite poca discusión. Ya lo dijo ella bien alto y claro: "Me lo merezco porque he trabajado mucho".
El productor de Los condenados, Xavier Atance, nos decía que daban ganas de trabajar con ella. Y, por cierto, que deberiaís haberla visto al mediodía, en la presentación que se hizo previa a la fiesta, en el Hotel Ars, desbordando totalmente a los dos directores que le pusimos a tiro, Daniel Monzón y Borja Cobeaga, diciéndoles que cómo no contaban con ella y que se dieran prisa en solicitarla.
Impresionante la fuerza de esta mujer y qué divertida es y a cuantos amigos reunió a su alrededor, Gonzalo Herralde entre otros.
Óscar Ladoire, el mejor actor, derrochaba felicidad y se buscó tiempo para quedar con Joan Potau, que le dirigió en El amor está en el aire. Muchos reencuentros.
Jóvenes al poder
Borja Cobeaga,ganador del Sant Jordi a la mejor opera prima con Pagafantas hizo una demostración de talento con un discurso bordado y nos regaló una mención por el apoyo que damos al cine que nos hizo engordar unos cuantos kilos.
También lo hizo, tuvo el mismo gesto, y se lo agradecimos de corazón, Barbara Lennie, qué guapa y qué distinción. Fue una de las más elegantes, de los pies (qué zapatos tan bonitos) a la cabeza. Un regalo verla. Y con qué simpatía atendía a todos los que se le cercaban a hablarle de La señora...
Encantador también el actor Javier Godino, que recogió la Rosa de Sant Jordi que otorgan los oyentes a El secreto de sus ojos, se las arregló para encontrar un sustituto a la función porque está representado el musical Los cuarenta en Madrid y no iba a perderse el fiestón.
Uno de los que más admiración despertó fue Daniel Bruhl, que recogió el Sant Jordi a mejor película extranjera para Malditos bastardos de Tarantino, de la que es protagonista, un puntazo tener en la selección a este chico alemán de raíces españolas que está en órbita internacional.
Punto de encuentro del sector
En el equipo de entregadores, Ricard Sales, que tiene con Gran reserva una gran oportunidad para situarse, impactó totalmente con su atractivo; Lluis Homar, que llegaba directo de un rodaje, mostró su complicidad con nuestros premios y nuestra radio y televisión pública; Juanjo Puigcorbé, que también hizo unas cuantas filigranas para mover su apretada agenda, contribuyó con su gracia natural y su ingenio a elevar el nivel de la gala
José Corbacho y Juan Cruz, tan supersimpáticos siempre, hicieron su gag, pero la que se llevó los mejores elogios por su belleza y saber estar fue la actriz Cristina Plazas, a la que podéis ver en El mal ajeno como ex-mujer de Eduardo Noriega.
Otro acierto total fue fue la fiesta que siguió a la entrega, con la música ochentera que disparó el disc jockey tan bien elegido y que llevó a muchos directos a la pista de baile.
Un año más, los Premios Sant Jordi han sido punto de encuentro del sector en Barcelona. Los comentarios que recogimos, todos superpositivos, nos ponen el listón muy alto para la próxima edición. Será la número 55 y habrá que redondearla.