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El Nuevo Laborismo se queda viejo 13 años después

  • Los apoyo cosechados durante 13 años huyen en desbandada estos comicios
  • Entre los hallazgos, la paz en Irlanda, el salario mínimo y la defensa de minorías
  • En el debe, los recortes de derechos, la guerra de Irak y el abundante déficit

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Un día despejado en el ayuntamiento de Belfast en 2005. Los aplausos a los novios se oyen sobre el ruido de las pistolas, en una ciudad que ha pasado del declive industrial a un centro tecnológico de prosperidad.  Se acaba de celebrar el primer matrimonio civil.

Esta imagen 'de estampa' evocada por el diario The Times podría ser el mejor spot publicitario de los trece años de gobierno laborista.

Y, sin embargo, en el mismo editorial el rotativo muestra su respaldo expreso a la salida de los laboristas del Gobierno, en el que es la penúltima retirada de apoyo que está sufriendo en cascada el primer ministro, Gordon Brown.

Antes fue el izquierdista The Guardian, el liberal The Economist e incluso el populista The Sun. En todos los casos, se destacan hallazgos pero también en todos se coincide en que el Nuevo Laborismo está agotado.

La sensación la resumía así la novelista Fay Weldon en el Guardian:

"En 1997, cuando el Nuevo Laborismo llegó al poder, esto es lo que escribí: "Si el Laborismo puede deshacer algo de lo que se nos ha hecho, restaurar nuestras libertades, devolvernos nuestra dignidad nacional, vernos a nosotros mismos como administrados más que como nos ve el Gobierno, como niños, les amaremos". No lo hicieron y si les elegimos otra vez no sería con entusiasmo".

La tesis del Nuevo Laborismo

Las razones para el entusiasmo en 1997 residían en un manifiesto, titulado `Nuevo Laborismo, Nueva vida para Gran Bretaña¿, que comenzaba así:

"Nuestra tesis es simple: que Reino Unido puede y debe ser mejor. El sueño es una renovación nacional, un país con dirección, determinación y energía. En cada aspecto político un nuevo y distintivo enfoque ha sido marcado, uno que difiere de la antigua izquierda y de la derecha conservadora. Es por esto por lo que el Nuevo Laborismo es nuevo".

Con estas palabras, Tony Blair no solo renovaba el viejo laborismo obrerista liberándolo del yugo de los sindicatos que lo habían creado, sino que lograba atraer para sí apoyos que hasta ahora se le habían negado a su partido, convertido en habitante del centro político.

Los hallazgos

Durante más de una década de gobierno, el Laborismo ha dejado como legado una serie de reformas de las que difícilmente habrá marcha atrás.

  • El proceso de devolución. En él, Escocia, Gales e Irlanda del Norte- aunque ésta con limitaciones por los vaivenes del proceso de paz- han tenido sus primeros parlamentos autónomos en 300 años.
  • Los acuerdos en Irlanda del Norte del Viernes Santo en 1998 y el de 2007 que desbloqueó la situación política con el acuerdo del Sinn Fein y los unionistas radicales dejarán huella histórica.
  • Desde 1999  los trabajadores de Reino Unido tienen salario mínimo.
  • Desde 2004, los homosexuales tienen uniones civiles, aunque no matrimonios y también se han protegido por ley los derechos de las minorías.
  • Ha aumentado la proporción de jóvenes que van a la Universidad.
  • Se ha reducido las esperas para tener cita en el médico de cabecera.
  • La desigualdad no se ha reducido sino que más bien ha aumentado en estos trece años, aunque los expertos coinciden en que sin las medidas redistributivas de los laboristas -especialmente en el caso de los pensionistas-el diferencial habría sido aún mayor.

Por el contrario, estos logros no han evitado que estos días el sucesor de Blair y antes mano derecha, Gordon Brown, esté notando que a derecha y a izquierda sus apoyos van desapareciendo, dando una sensación de creciente aislamiento político.

Las causas de Blair

En descarga de Brown, buena parte de las razones para el desánimo se anclan en los diez años de su predecesor.

  • Reino Unido se embarcó en dos guerras polémicas -especialmente la de Irak, por lo que se abrió una investigación.
  • Abrazó el programa de lucha contra el terrorismo de George W. Bush y convirtió su política exterior en un apéndice de EE.UU.
  • Recortó libertades -prolongando por ejemplo el tiempo de detención- para combatir el terrorismo y dejó que sus servicios secretos colaborasen en las torturas de la CIA.
  • Las promesas de más implicación en Europa quedaron en nada y menos aún la entrada en el euro.
  • Los cantos de reforma constitucional se quedó en la supresión de la herencia del cargo de lord, pero la cámara alta sigue siendo inmune al sufragio universal.

Y las de Brown

Sin embargo, pese a las invocaciones de cambio y regeneración, los tres años de Gordon Brown han dado los dos últimos golpes de gracia al Laborismo.

  • El primero ha sido el escándalo de los gastos de los parlamentarios, que puso en evidencia hasta qué punto las reformas prometidas en 1997 de limpiar la política y la financiación de los partidos habían quedado en agua de borrajas.
  • El segundo, la crisis financiera evidenció también que el aparente círculo virtuoso de la economía británica -baja inflación, crecimiento y empleo- se asentaba sobre las bases falsas de una City que Brown nunca quiso regular.
  • Con un gasto público desbocado y un déficit acuciante, la economía británica debe afrontar toda una dieta de adelgazamiento tras trece años de borrachera laborista y pese a la rápida actuación de Brown para afrontar la crisis financiera.

El resultado es que el próximo 6 de mayo puede ser el final del dominio absoluto del Nuevo Laborismo en la política británica, quizá porque la última afirmación de su texto fundacional se ha convertido en una pregunta:

"Gran Bretaña merece algo mejor pero ¿el Nuevo Laborismo es ahora mejor para Gran Bretaña?".