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Terapia genética para curar el daltonismo en monos

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Ciencia al Cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a viernes 10:07; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Sam y Dalton son dos monos ardilla. No distinguían los colores rojo y verde hasta hace bien poquito. Para ellos un tomate y una judía eran del mismo apagado color gris. Eran daltónicos hasta que un equipo de científicos estadounidenses les ha devuelto la vida en tecnicolor.     

El daltonismo consiste en la incapacidad para distinguir algunos colores. Es algo así como ser 'ciego' de los colores. El más común es el que afecta a la percepción del color rojo y el verde. Y se produce porque el ojo carece de ciertos pigmentos que permiten al individuo captar colores.

En el mundo hay 200 millones de daltónicos.  Es un trastorno hereditario y afecta sobre todo a hombres.

Para Sam y Dalton ver los colores es algo muy importante. Gracias a ellos pueden distinguir el grado de madurez de los alimentos.

Así para devolverles esta capacidad y para comprobar que la terapia génica funciona para corregir este defecto en monos y en un futuro es posible en humanos, los científicos de la Universidad de Washington, realizaron el experimento.

La terapia génica consiste en introducir un gen en las células del individuo enfermo. El gen promueve la producción de determinadas proteínas que son las que necesita el enfermo para ver bien los colores.

Transfirieron a los monos un gen humano encargado de producir el pigmento rojo

En este caso, los investigadores transfirieron a los monos un gen humano encargado de producir el pigmento rojo, que es el que les permitiría distinguir el rojo y sus variantes.

El gen llegó hasta las células montado un virus inocuo que se inyectó, en tres dosis, en la retina de cada ojo. 20 semanas después Sam y Dalton empezaron a distinguir el rojo. Y poco a poco, cada vez a mejor.

CIENCIA AL CUBO

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