El fiscal dice que el atentado de la T-4 "hizo saltar por los aires la esperanza" del fin de ETA
- Existe "unívoca prueba" de la participación de Portu, Sarasola y San Sebastián
- Han terminado ya las sesiones y el juicio ha quedado visto para sentencia
El fiscal de la Audiencia Nacional Daniel Campos ha concluido este jueves que el atentado en la T-4 del aeropuerto Barajas no sólo "segó" la vida de dos ciudadanos ecuatorianos, sino que "hizo saltar por los aires la esperanza de tantos ciudadanos que veían que la violencia de ETA podía llegar a su fin".
Así lo ha manifestado el representante del Ministerio Público en la última jornada del juicio a Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastián, para quienes pide 1.120 años de prisión y una indemnización a los familiares de 500.000 euros por cada víctima mortal.
Tras la sesión de este jueves, el juez de la Audiencia Nacional Alfonso Guevara ha declarado el juicio visto para sentencia.
"Unívoca prueba" de la participación de los etarras
El fiscal asegura que existe una "abundante, contundente, independiente y unívoca prueba" de la participación de los acusados en el atentado, en el que murieron los dos ciudadanos ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palote, resultaron heridas 52 personas y provocaron "daños catastróficos".
En su informe de conclusiones finales, Campos ha destacado que "ninguna persona" que haya seguido el juicio "puede albergar la más mínima duda de que estas tres personas fueron los autores de tan execrable crimen".
Existe además el "reconocimiento de los propios autores" de los "daños, lesiones y las muertes" que querían causar con este atentado cometido el 30 de diciembre de 2006 y con el que ETA rompió su última tregua.
El fiscal niega las torturas
El fiscal también se ha referido a las denuncias de torturas de Portu y Sarasola, que son objeto de un procedimiento que se sigue en San Sebastián. Así, tras defender que considera que siempre "deben ser investigadas", ha destacado que con la prueba practicada en este procedimiento "no se puede afirmar en absoluto, de ninguna manera, que haya habido ningún tipo de torturas".
Campos ha recordado que ETA instruye a sus miembros para que las denuncien siempre; que a los acusados se les incautó un documento que describía cómo tenían que comportarse en caso de ser detenidos, y que a Garikoitz Aspiazu, Txeroki, jefe de ETA cuando se produce el atentado, se le halló un documento que celebraba el "buen camino" por el que iban "las torturas falsas sufridas por Igor (Portu) en manos del enemigo".
Además, el fiscal ha calificado de "creíble" la versión de los guardias civiles que cayeron sobre Portu para detenerle, a diferencia de a Sarasola, a quien sólo tuvieron que agarrarle y reducirle. Esto, a su juicio, explica la diferencia de lesiones entre uno y otro.
Por otra parte, ha recordado que Sarasola fue examinado cinco veces entre el 6 y el 11 de enero y que él admitió en su declaración que no había sufrido daños físicos ni psíquicos. Por último, indicó que su abogado dijo que la declaración de Sarasola fue libre y realizada con plenas garantías.
"Conscientes de lo que estaban colocando"
Por otra parte, también ha subrayado el "reconocimiento" que hicieron los propios autores de la "importancia de los daños que querían causar", ya que, en su llamada de aviso a la central DYA de San Sebastián esa mañana se alertó de que se había colocado "una potente furgoneta bomba". "Eran conscientes de lo que estaban colocando", ha insistido el fiscal.
Campos ha aclarado que la causa no se basa en la declaración de Sarasola, sino en pruebas independientes confirmadas por ésta, que se añaden al aviso telefónico y la reivindicación del atentado por parte de ETA, en un comunicado que dijo no saber cómo calificar por el sentido pésame que trasladaba a los familiares de los fallecidos y por la aseveración de que la banda terrorista no consideraba que aquel atentado tuviera que poner fin a la tregua.
Las pruebas que los incriminan
Entre tales pruebas, citó el papel que se incautó a Portu y el post-it que se halló a San Sebastián con los teléfonos a los que avisar, el plano para organizar el viaje encontrado en casa de Sarasola, el propio documento de ETA que recomendaba denunciar torturas, las fotografías que permitieron encontrar el zulo de Sabiñánigo (Huesca), la coincidencia de los kilómetros del coche que utilizaron con la distancia entre Irún y la T4, y la identificación de Portu con la voz y el teléfono móvil de la llamada de aviso, y la de Sarasola con muleta y gorra en la terminal del aeropuerto. Todos estos datos fueron confirmados por la declaración de éste último, pero serían independientes de ésta.
El representante del Ministerio Público elevó este miércoles de 900 a 1.120 su petición de cárcel para los tres presuntos autores del atentado, al considerar que ha quedado acreditado que en total fueron 52 las personas que resultaron heridas en la explosión, y no 41 como inicialmente se calculó.
En concreto, atribuye a los acusados dos delitos consumados de asesinato terrorista, por los que pide 60 años de cárcel (30 por cada uno), 52 delitos de intento de asesinato, por los que solicita 20 años de cárcel por cada uno y un delito de estragos, que incrementa en 20 años más la pena solicitada.