Enlaces accesibilidad

Astronautas de las profundidades

  • El entrenamiento es fundamental para el éxito de las misiones espaciales
  • Simular condiciones de microgravedad es parte fundamental de este
  • El fondo del mar se usa como simulador de un entorno espacial
  • El próximo día 10 comienza una nueva misión NEEMO

Por
El aquanauta Timothy J. Broderick de la universidad de Cincinnati trabaja con un rover durante una sesión de entrenamiento en la misión NEEMO 12
El aquanauta Timothy J. Broderick de la universidad de Cincinnati trabaja con un rover durante una sesión de entrenamiento en la misión NEEMO 12

Uno de los "secretos" de la NASA a la hora de asegurarse el éxito de sus misiones es entrenar, entrenar, y entrenar.  Entrenar para lo previsto y en la medida de lo posible para lo imprevisto, planificando de antemano tanto lo que querrían poder llevar a cabo durante cada misión como el curso de acción a tomar ante posibles contingencias.

De hecho, cuando despega un transbordador espacial sus tripulantes ya saben con meses de antelación en qué van a ocupar prácticamente todos y cada uno de los minutos que dure la misión, en especial en el caso de los paseos especiales, cuidadosamente coreografiados y ensayados en tierra una otra vez.

Parte del entrenamiento de los astronautas implica acostumbrarse a trabajar en condiciones de caída libre, que no de ausencia de gravedad, ya que en el espacio esta sigue actuando.

Pero hacer esto sin salir de nuestro planeta tiene una cierta complicación. Una de las posibilidades es hacerlo a bordo de uno de los "Cometas del Vómito" que la NASA y otras agencias usan a tal efecto.

Los 'Cometas del Vómito' los ocupantes quedan en caída libre

Se trata de aviones que realizan maniobras en las que ascienden con un ángulo de 45 grados para luego reducir la potencia de los motores y bajar el morro, lo que hace que durante unos 25 segundos, en lo más alto del arco de la trayectoria, los que van a bordo queden en caída libre.

Astronautas del programa Mercury en un 'Cometa del Vómito' en 1959Astronautas del programa Mercury en un 'Cometa del Vómito' en 1959

Esta maniobra, repetida varias veces, ayuda a los futuros astronautas a acostumbrarse a estas condiciones, lo que es importante porque hasta dos tercios de los que las experimentan se marean, en especial los novatos. De ahí el sobrenombre de estos aviones.

Pero para prepararse para un paseo espacial, que dura horas, estos periodos de 25 segundos en realidad no sirven para nada, con lo que la NASA recurre para esto al Neutral Buoyancy Laboratory, el Laboratorio de Flotabilidad Neutra, situado en el Centro Espacial Lyndon B. Johnson de Houston, Texas.

Entrenamientos submarinos

Se trata de una enorme piscina, de hecho la más grande del mundo, dentro de la que hay un modelo a escala real de la bodega de carga de los transbordadores espaciales, la Estación Espacial Internacional, y la carga que se lleva en cada misión.

El empuje del agua hace que los astronautas, convenientemente lastrados, experimenten una sensación muy similar a la de estar en caída libre, aunque en realidad dentro de los trajes este efecto no se nota, con lo que el efecto no es 100% real, efecto que también es desvirtuado por la resistencia del agua a los movimientos de los astronautas, aunque esto puede ser paliado en parte moviéndose despacio.

Un tercer entorno en el que entrenarse para las misiones espaciales, y algo menos controlado que los aviones o el NBL, es el laboratorio Aquarius, un hábitat submarino situado en el Santuario Marino de los Cayos de Florida. Allí se desarrolla desde octubre de 2001 el programa NEEMO, NASA Extreme Environment Mission Operations, u Operaciones de Misiones en Entornos Extremos de la NASA.

Los aquanautas simulan misiones a bordo de una nave espacial

En él diversos equipos de "aquanautas" realizan misiones de un par de semanas en las que se simula su vida a bordo de una nave espacial, papel que toma el laboratorio Aquarius, y una serie de paseos espaciales en la superficie de un planeta, en este caso simulados mediante salidas al exterior del laboratorio.

De nuevo el efecto del empuje del agua y el lastrado adecuado de los astronautas y sus trajes simula las condiciones de microgravedad que encontrarían en otro planeta o cuerpo del sistema solar, y en este caso el estar en el fondo del océano le añade a la simulación un aspecto de impredecibilidad del que carecen los ensayos en el NBL.

Desde el inicio del programa hasta la actualidad ha habido 13 misiones, y el próximo día 10 comienza NEEMO 14.

Durante sus catorce días de duración el equipo, compuesto por los astronautas Chris Hadfield de la Agencia Espacial Canadiense y Thomas Marshburn de la NASA, los dos con experiencia en paseos espaciales reales en las misiones STS-100 y STS-127 respectivamente, el director adjunto del proyecto del rover lunar eléctrico Andrew Abercromby, y el científico Steve Chappell, tendrá la oportunidad de ensayar las tareas necesarias para establecer una base de operaciones en otro planeta.

Para ello utilizarán una reproducción de un aterrizador colocado en las proximidades de Aquarius hace ya unos meses en cuya bodega de carga hay a su vez una reproducción de un rover, ambos construidos según diseños que la NASA está considerando para futuras misiones espaciales.

El aterrizador tiene unos quince metros de ancho y casi nueve de ancho; el rover mide casi cinco metros de largo y casi tres de altura. Los aquanautas se encargarán de sacar el rover del aterrizador utilizando la grúa que este incorpora, así como algunas otras cargas simuladas, y también realizarán el ensayo de cómo rescatar a un astronauta que pudiera quedar inhabilitado sobre la superficie de un planeta y cómo introducirlo en la nave.

Realizarán una serie de experimentos centrados en la fisiología humana

Mientras permanezcan a bordo del Aquarius realizarán una serie de experimentos centrados en el comportamiento, desempeño y fisiología humanos, así como en el trabajo de grupo autónomo, pues habrá periodos en los que se simularán comunicaciones limitadas entre la tripulación y el centro de control de la misión, tal y como ocurriría por ejemplo en una misión a Marte.

El equipo de aquanautas tendrá el apoyo a bordo del Aquarius de James Talacek y Nate Bender, dos técnicos del hábitat.

La idea es comprobar cómo funcionan los protocolos y conceptos diseñados para trabajar en un entorno complicado y traicionero, e incorporar todas las observaciones y experiencias recogidas durante NEEMO 14 en futuras misiones reales.