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Aquino continúa a la cabeza del recuento electoral en Filipinas con el 75% de los votos escrutados

  • Hasta el momento ha obtenido el 40% de los votos
  • El ex presidente cuenta con el 25% del respaldo electoral
  • El 44% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza

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Benigno "Noynoy" Aquino durante la campaña
Benigno "Noynoy" Aquino durante la campaña

Benigno Aquino continúa este martes por delante del resto de los candidatos a la presidencia de Filipinas, en el recuento de los votos de las elecciones celebradas el pasado lunes, según ha indicado la Comisión Electoral.

Con cerca del 78% de los votos escrutados, Aquino se encuentra a la cabeza con el 40% sobre su inmediato rival, el ex presidente Joseph Estrada, que ha recibido, de momento, el 25%.

Los comicios dejaron un jornada sangrienta en Filipinas ya que al menos ocho personas han muerto y una docena resultaron heridos mientras en los colegios electorales se sucedían los fallos técnicos del sistema de votación electrónica.

Más de 50 millones de filipinos estaban convocados a elegir al sucesor de la también conservadora Gloria Macapagal Arroyo al frente del Estado, así como a otros 18.000 cargos locales y nacionales.

El heredero de los "héroes de la democracia"

Beningo Aquino, de 50 años, cuenta con la herencia política de sus parientes que siempre han gozado de muy buena fama en el archipiélago: la antigua presidenta Corazón Aquino y el senador Benigno Aquino,  asesinado en 1983.

Elegido desde hace 12 años en el Congreso y después en el Senado, Ninoy ("pequeño") Aquino, licenciado en economía, ha luchado contra la corrupción y la pobreza, situándolo entre las prioridades de su campaña en un país en el que "Un habitante de cada tres vive con menos de un dólar al día".

Sus rivales creyeron ver en él una presa fácil que acabaría desmoronándose en el fragor de la campaña, pero sorprendió por la solidez mostrada en los debates presidenciales, donde compensaba sus carencias oratorias con unos discursos preparados con antelación.

La muerte de su madre.

Corazón Aquino asumió el poder tras el derrocamiento en 1986 de la dictadura de Ferdinand Marcos. La ex presidenta se convirtió en la primera mujer filipina en ocupar la jefatura del Estado, tras la revuelta popular pacífica que derrocó a la llamada dictadura conyugal de Ferdinand e Imelda Marcos.

Miembro de la familia Cojuangco, una de las más ricas de la comunidad chino-filipina, Corazón se casó en 1954 con Benigno Aquino, líder de la oposición democrática contra la dictadura de Marcos, con el que tuvo cinco hijos.

Ella recogió el testigo del "cambio democrático" en 1983, cuando su marido fue asesinado en el aeropuerto de Manila mientras descendía del avión en el que regresaba del exilio.

Lucha por sacar el país adelante

"No sólo no robaré, sino que arrestaré a quienes lo hagan", ha afirmado este mismo martes durante una rueda de prensa en la localidad de Tarlac, al norte de Manila.

Aquino deberá afrontar los mismos desafíos que sus antecesores: garantizar el crecimiento económico, aliviar la pobreza y combatir la corrupción, además de intentar acabar con la rebelión comunista y la lucha del separatismos islámico.

Durante los nueve años de mandato de la actual presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, los índices de crecimiento del Producto Interior Bruto se han mantenido a un nivel parecido al de sus vecinos asiáticos, con una media del 5% anual hasta que estalló la crisis financiera global en 2008, pero insuficiente para aliviar la extendida pobreza.

El 44% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de dos dólares al día, mientras que la economía subsiste gracias a las remesas de dinero que envían al país los cerca de once millones de filipinos que trabajan en el extranjero, y que representan casi el 15% del PIB.