Brown dimite como primer ministro y deja huérfano al laborismo tras 13 años en el poder
- Su número dos, Harriet Harman, se hace cargo del partido
- Las divisiones laboristas han frustrado las negociaciones con los liberales
- La Reina nombra a David Cameron nuevo primer ministro
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"Le deseo al próximo primer ministro lo mejor, ya que tiene que tomar importantes decisiones para el futuro. Solo aquellos que han estado en el cargo de primer ministro puede comprender el peso total de su responsabilidad y su gran capacidad para hacer el bien. He tenido el privilegio de aprender mucho sobre lo mejor de la naturaleza humana y una buena cantidad de sus fragilidades, incluidas las mías".
De esta forma, el primer ministro británico, Gordon Brown, anunciaba su intención de presentar su dimisión poco después al secretario de la Reina y de invitar al líder conservador, David Cameron, a formar Gobierno.
Con la voz quebrada, Brown, acompañado de su fiel esposa Sarah, pronunciaba sus últimas palabras frente al número 10 de Downing Street, que ha sido su casa en los últimos tres años y que ha albergado a un primer ministro laborista desde 1997.
Poco después iba al palacio de Buckinham y presentaba su dimisión a la Reina, que siguiendo los formalismos propios de la política británica, ha llamado a David Cameron para ofrecerle ser el próximo primer ministro. El líder 'torie' ha aceptado el encargo poco después acompañado de su esposa Samantha.
Para poder lograr la mayoría parlamentaria necesaria tras su victoria sin mayoría absoluta en las elecciones del pasado jueves, el líder conservador deberá conseguir el apoyo de los liberal-demócratas en un pacto que los dirigentes de ambos partidos estudian tras acabar su trabajo las comisiones negociadoras de ambas partes.
El fin del Nuevo Laborismo
Mientras tanto, el Partido Laborista se resigna a perder el poder tras 13 años al fracasar las conversaciones con el Partido Liberal-Demócrata para formar Gobierno, minadas por la división interna en el propio partido sobre la reforma electoral y las medidas fiscales que piden los liberales.
Terminan así casi tres años de Brown como jefe del Gobierno y 13 años de Ejecutivos laboristas, desde que Tony Blair ganó las elecciones al conservador John Major en 1997.
Brown -que trató de evitar la salida del poder de los laboristas ofreciendo su propia cabeza el pasado lunes- también renuncia como líder del Partido Laborista, de forma que se queda al frente del partido de manera provisional su número 2, Harriet Harman.
El ya ex primer ministro se ha reunido con militantes del Partido Laborista, ante quienes asumió personalmente la incapacidad para cerrar un acuerdo con los liberaldemócratas para la formación de un nuevo Gobierno.
"Sabemos ahora con más certeza que nunca que hay una sólida mayoría de progreso en el Reino Unido. Deseaba más de lo que puedo expresar haber podido movilizar esa mayoría (...), pero no he podido, y tengo que aceptar, y reafirmar, que la culpa es mía y que la asumiré yo sólo", ha declarado.
Brown, que fue designado líder laborista en junio de 2007 en sustitución de Tony Blair, ha expresado su apoyo al futuro líder del partido "quien quiera que sea, lealmente y sin ambages".
Se espera que empiece ahora la carrera por la sucesión, en la que los candidatos mejor colocados serían el ministro de Exteriores, David Miliband -cercano a Blair- el de Educación, Ed Balls, y el de Medio Ambiente, Ed Miliband -ambos cercanos a Brown y éste último hermano de David.
Antes de anunciar su decisión, Brown se ha reunido con sus más cercanos asesores -Ed Miliband, Lord Mandelson, Ed Balls, Douglas Alexander y Alaistair Darling- para preparar su salida, e incluso ha llamado a su predecesor, Tony Blair, con el que ha estado compartiendo chistes, en el que es el canto del cisne a 13 años de Nuevo Laborismo.
La decisión viene después de que las conversaciones entre los laboristas y los liberal-demócratas -iniciadas de manera formal el lunes- encallaran según los laboristas por los compromisos de los liberales en cuanto a gastos e impuestos.
Contactos infructuosos
El ministro de Energía y miembro de la comisión negociadora laborista, Ed Miliband, aseguraba a la salida de las más de tres horas conversaciones, que éstas habían sido "constructivas" y sirvieron para "encontrar muchos puntos de encuentro" entre ambos partidos.
"Espero que nuestras conversaciones continúen, porque hay muchos puntos de acuerdo y muchas cosas en las que trabajar", ha declarado Miliband tras informar al Gobierno de la marcha de esos contactos.
"El encuentro ha sido construtivo y directo", ha añadido una fuente laborista, que ha subrayado que hay muchas áreas en las que hay fuertes coincidencias y en otras dondes con espírit de compromiso podemos mirarnos a los ojos. Estamos felices de seguir hablando", se añade en un comunicado.
Lo que realmente ha frustrado el diálogo ha sido la división interna entre los laboristas. Figuras destacadas como el ministro de Sanidad, Andrew Bruham, el de Justicia, Jack Straw, o el ex ministro del Interior, David Blunkett, se han pronunciado en contra del pacto, al considerar que los laboristas habían perdido el mandato de las urnas y que debían pasar a la oposición.
De esta forma, los laboristas prefieren pasar a la oposición como única "fuerza progresista" y esperar que la coalición entre conservadores y liberales caiga por su propio peso por sus desacuerdos internos.
Mientras, el matrimonio Brown se traslada esta misma noche a Escocia, tierra del ex primer ministro, junto a sus hijos.