Los liberales negocian a dos bandas tras el adiós de Brown y con el apremio por formar coalición
- El propio Clegg urge una solución, que puede llegar este mismo martrd
- Cameron llama al líder liberal, que negocia al tiempo con los laboristas
Todas las miradas en el Reino Unido vuelven a estar este martes sobre los liberaldemócratas, que deben decidir si aceptan o no alguna de las ofertas que tienen en la mesa: la de los conservadores, ganadores de las elecciones del jueves, o la de los laboristas del primer ministro Gordon Brown, ya sin él como líder.
Los dos necesitan los escaños del tercer partido para gobernar y el tiempo apremia para la formación de una coalición, según ha reconocido su propio líder, Nick Clegg.
Al término de una reunión de dos horas de los representantes liberaldemócratas en el Palacio de Westminster (sede del legislativo en Londres), un portavoz del partido ha dicho que las negociaciones con unos y otros se reanudarán por la mañana y que a lo largo del día habrá una nueva reunión del grupo parlamentario.
“El grupo liberal está de acuerdo en que las negociaciones deben terminar con rapidez“
"El grupo parlamentario dio el visto bueno a la estrategia planteada por Nick Clegg y estuvo de acuerdo en que las negociaciones deben terminar con rapidez para facilitar un Gobierno estable y duradero", ha dicho David Laws, miembro del equipo negociador liberaldemócrata.
La estabilidad económica, un plan de reducción fiscal y la reforma del sistema electoral, exigencia principal de los liberales demócratas durante la campaña, "tienen que estar en el centro de cualquier acuerdo que se cierre", ha añadido.
Desde 1974, Reino Unido no salía de unas elecciones generales sin mayoría absoluta. La falta de costumbre en este escenario causa incertidumbre y ansiedad en la política, la economía y el periodismo de este país, que urgieron en las últimas horas al partido de Clegg aclarar cuanto antes el panorama, sobre todo para tranquilizar a los mercados.
La propia radiotelevisión pública BBC ha comentado que los liberaldemócratas parecen haber comprendido que este martes llegará "la hora de la verdad".
Liberaldemócratas y conservadores mantenían contactos desde el viernes en busca de un acuerdo, pero el inesperado anuncio este lunes de Brown de que renunciará como líder del laborismo para facilitar un acuerdo con el partido de Clegg cambió la situación por completo.
Brown hizo una declaración oficial ante el 10 de Downing Street para declarar que renunciará como líder del Partido Laborista y ofrecer a los liberaldemócratas un "Gobierno progresista" y la reforma electoral tan anhelada por estos.
Contactos a dos bandas
Esta decisión derivó en la puesta en marcha inmediata en la noche del lunes de "negociaciones formales" entre delegaciones de ambos partidos.
La delegación laborista ha estado presidida por el ministro de Empresas, Peter Mandelson, e integrada por la número dos del laborismo, Harriet Harman, y los ministros de Energía, Ed Miliband, Transporte, Andrew Adonis, y Escuelas, Ed Balls, quien ha calificado el primer encuentro como "positivo".
Paralelamente, el responsable de Exteriores y miembro de la comisión negociadora de los conservadores, William Hague, ha confirmado que el líder de su partido, David Cameron, y Clegg volvieron a hablar por teléfono después de que los conservadores reaccionaran con una nueva oferta al anuncio de Brown.
Según Hague, Clegg no ha dicho nada "definitivo" en la conversación telefónica sobre la última baza jugada desde el Gobierno, pero tiene claro que los liberaldemócratas "quieren participar en una coalición con un partido o con el otro".
La reforma política
La oferta de los tories copiaba la propuesta laborista de hacer un referéndum sobre el llamado sistema de voto alternativo, que no satisface completamente a los liberales. Los liberales piden un reparto proporcional en lugar del actual sistema mayoritario, que les perjudica especialmente: con el 23% de los votos sólo han conseguido el 9% de los escaños (57).
No obstante, dado que los conservadors se han quedado en 306 (a 20 de la mayoría aboluta) y los laboristas 258, su concurso resulta esencial para una coalición. En el caso de pactar con el actual partido en el poder sería necesario además el apoyo de los nacionalistas escoceses, galeses y norirlandeses, en principio dispuestos a ello.
Los tories advierten de que la alianza con estos sería menos estable que la conservadores y liberales, además de que tendría como primer ministro a un laborista que no se habría sometido como cabeza de lista al voto popular.
En este terreno, también se especula ya con el futuro líder laborista que, en caso de que el partido continúe en el poder, ocuparía probablemente el cargo de primer ministro en septiembre, cuando Brown abandonará definitivamente. En tanto seguirá en el poder, a no ser que los conservadores consigan formar Gobierno.
Aunque en la formación de centro-izquierda han dicho que el debate no se abrirá hasta que se resuelvan las negociaciones sobre la formación de Gobierno, suenan con fuerza algunos nombres, sobre todo el del ministro de Exteriores, David Miliband. Él mismo ha rechazado esta noche hablar de esta cuestión por ahora.