Clegg o la llave para abrir el 10 de Downing Street
- El líder liberal demócrata es segundo en intención de voto
- Los debates le han convertido en la gran sorpresa de la campaña
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Y Nick Clegg abrió la puerta del 10 de Downing Street. Al conservador David Cameron, y de forma simbólica también a él mismo, ya que como viceprimer ministro del nuevo gobierno de coalición liberal conservador, sus visitas a la residencia oficial del 'premier' serán habituales.
Era "el tercer hombre" o el "hombre invisible" hasta que el primer debate televisado en la historia británica le reivindicó como Nick Clegg, candidato liberal demócrata con posibilidades de llegar al número 10 de Downing Street. Y, aunque las elecciones le dieron al Partido Liberal un "decepcionante" resultado de 57 escaños, han sido suficientes para convertir a Clegg en la bisagra del gobierno.
Cortejado por laboristas y conservadores durante cinco intensos días de frenéticas negociaciones, el líder liberal demócrata antepuso la 'cabeza' al 'corazón' y formó un pacto de gobierno con los 'tories'.
Antes de conocer el resultado que arrojaron las urnas el pasado 6 de mayo, Nicholas William Peter Clegg ya había ganado. Popularidad y respeto, fundamentalmente, dos valores que en política se cotizan al alza.
Era el más joven de los tres candidatos y a sus 43 años consiguió sorprender al electorado británico. Su carisma y telegenia han llevado a la prensa internacional a identificarle como el "Obama británico" pero Clegg no necesita parecerse a nadie. Él sólo se ha ganado un nombre batiendo algunos récords. Por ejemplo, ha sido el primer candidato a 'premier' en confesarse ateo y el primer político desde 1695 en pedir y conseguir la dimisión del presidente de la Cámara de los Comunes.
Pasado exótico y familia variopinta
Natural de Buckinghamshire, es el tercero de cuatro hijos. Su pasado ha sido calificado como "exótico" porque Clegg, consciente de que nadie es perfecto, le brindó al periódico Daily Mail algunos pecados confesables.
El más interesante -quizás, por rozar la ilegalidad- se remonta a su época de estudiante en Múnich cuando tras una gran borrachera, se dedicó a quemar una colección única de cactus en un invernadero. La joya pertenecía a un profesor que decidió no denunciarle, pero tuvo que realizar trabajos comunitarios para expiar sus culpas.
Los orígenes variopintos de su familia han llevado a los diarios conservadores a atacarle sin piedad, acusándole de no ser "un verdadero británico".
Su madre es una holandesa nacida en Indonesia que fue internada por los japoneses en un campo de prisioneros durante la guerra. Su padre, mitad ruso, es el hijo de un aristócrata que huyó de la revolución con su tía, a su vez amante de Máximo Gorky y HG Wells.
Y por si fuera poco, está casado con una vallisoletana, Miriam González Durante -hija del fallecido senador del PP y 21 años alcalde de Olmedo, José Antonio González Caviedes- con la que tiene tres hijos, Antonio, Alberto y Miguel. Bilingües y católicos, porque así han sido educados por respeto a la religión de su madre. Aunque en cuanto a idiomas no ganan a su padre, que además de tener el neerlandés y el inglés como lenguas maternas, también habla francés, alemán y español.
Europeísta convencido
Además de políglota, Clegg es un hombre cultivado que estudió Arqueología y Antropología en Cambridge para luego completar sus estudios en la Universidad de Minnesota y el Colegio Europeo de Brujas, donde conoció a Miriam. En 1993 recibió el primer premio David Thomas del Financial Times para escribir en Hungría sobre las privatizaciones masivas tras la caída del antiguo bloque comunista.
Un año más tarde comenzó a trabajar en la Comisión Europea y posteriormente en el Parlamento Europeo. En 2002 decidió abandonar Bruselas, argumentando que la batalla para convencer al público de los beneficios de Europa se estaba librando en su casa. De hecho, su perfil europeísta es uno de sus puntos débiles ante unos británicos más que recelosos de todo aquello que suene a comunitario.
Sucesor de Menzies Campbell en 2007 como líder de los liberal democrátas, nunca soñó con convertir a su partido en tan poco tiempo en el segundo en intención de voto, según las últimas encuestas.
Ha liderado el viraje de los liberales al centro, pero con un programa que apoya la reforma del sistema electoral, la defensa de las libertades civiles, la protección del medio ambiente, una política exterior más humanitaria y el respeto a los inmigrantes. "Justicia" y "cambio" han sido los motores de su campaña.