Richard Serra, el maestro del metal
- El escultor estadounidense gana el Premio Príncipe de Asturias de las Artes
- Finalista en cuatro ocasiones, esta vez el galardón no se la ha resistido
Serra es un pez que se mueve ligero en un mar de acero, un amor por el metal que le viene de lejos y una pasión, la de retorcer el metal en torsiones impensables, que le ha procurado su identidad artística.
Él lo ha contado en alguna ocasión, uno de sus primeros recuerdos le transporta a San Francisco, atravesando en coche el Golden Gate, camino del astillero donde trabajaba su padre (de origen mallorquín) para contemplar extasiado la botadura de un buque.
Puro metal, en el célebre puente y sobre todo, en el barco, una ingente cantidad de material industrial, que le acompaña en el recuerdo desde los cuatro años, una imagen de la infancia con la que ha esculpido su desarrollo artístico.
Un nómada contemporáneo
De San Francisco, donde nació en 1939, un joven Serra se transporta a la soleada California, a la Universidad de Berkeley donde se graduó en Ciencias y en Literatura Inglesa en 1961.
De allí a la Universidad de Yale donde se licenció en Bellas Artes, una etapa en la que para mantenerse se empleó en la siderurgia, se ganaba la vida en una acerería, un trabajo de subsistencia estudiantil que marcó su devenir y evolución como escultor.
Sucesivos viajes por Europa e incursiones en la pintura para acabar tirando los lienzos cuando recala en Florencia con una beca Fulbright, las tres dimensiones se cuelan en su obra y empieza a trabajar en las esculturas de grandes dimensiones que desde entonces le han acompañado.
Metales sinuosos
Obras de grandes dimensiones, minimalistas, con el metal como materia prima: el plomo, el hormigón y el acero son los rasgos inequívocos de un artista al que este año, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes no se le ha resistido.
Y qué fortuna, poder contemplar en España, ya sea en el Museo Guggenheim de Bilbao, paseándonos entre las tres sinuosas láminas de la obra Snake, unida a la serie La materia del tiempo, o disfrutando en el Reina Sofía de Madrid de Equal-Parallel-Guernica-Bengasi (una obra que Serra repitió gratis tras darse por desaparecida la pieza original).
Un placer poder "vivir" de cerca las esculturas de un "señor del acero" que trabaja el metal a su antojo, estirándolo y torciéndolo para convertirlo en puro espectáculo.