El comisario de empleo: "España debe flexibilizar el mercado de trabajo y abaratar el despido"
- Laszlo Andor reclama diversificar la política industrial española
- Está convencido de que la mayor parte de los europeos entienden los recortes
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En plena vorágine de ajustes en la economía del país para recortar el déficit, el comisario de empleo de la UniónEuropea, Laszlo Andor, ha pedido a España una reforma en el mercado de trabajo.
Lo ha hecho durante la entrevista que ha mantenido con RTVE.es en el transcurso del encuentro de responsables de seguridad social de la UE y América Latina que se celebra en Alcalá de Henares, en Madrid.
Pregunta (P). - Parece inevitable empezar hablando esta semana del Plan de Estabilidad aprobado por el ECOFIN. 750.000 millones de euros que han devuelto tranquilidad a las bolsas ante la posibilidad de que algunos Estados de la UE tengan problemas para afrontar sus pagos. De este modo, ¿queda garantizada la moneda única?
Laszlo Andor (L.A.). - El pasado fin de semana la Comisión Europea y el Consejo han tomado decisiones históricas para fortalecer la unión monetaria. Algo por lo que se han alegrado los mercados. Sin embargo, sabemos que hace falta tomar más medidas en los próximos meses.
Las más inmediatas deben ir destinadas a recuperar el crecimiento económico. Después, a largo plazo, hay que centrarse en la regulación de los mercados financieros. El origen de la crisis ha estado ahí, y esto ha dado lugar a una situación muy difícil. Y precisamente ahí es donde debemos actuar.
P.- Una de las medidas que hay para recuperar el crecimiento es reducir el déficit excesivo de las cuentas públicas. Especialmente preocupante es la situación de Portugal, Irlanda y España. Les han pedido medidas extraordinarias. Lisboa y Madrid lo han hecho. De hecho este miércoles las anunciaba el presidente Rodríguez Zapatero. ¿Son suficientes?
L.A. - Nosotros aspiramos a crear altos niveles de estabilidad económica. Para ello hace falta un ajuste económico. Pero también debemos ser conscientes de que tenemos que evitar ciclos constantes de austeridad. Sabiendo esto, debemos tomar todas las medidas que nos lleven a conseguir la sostenibilidad económica.
P. - Pero esas medidas de ajuste que se toman van -en muchos casos- en detrimento de las políticas sociales. Afectan a las rentas más bajas, colectivos desfavorecidos, jubilados...
L.A. - Lamentablemente las políticas sociales se han visto afectadas por estos recortes. Por eso nosotros pedimos a los Gobiernos que se ocupen de proteger a los sectores más vulnerables, aunque es obvio que esos grupos son los más perjudicados.
P. - En España ya se han anunciado movilizaciones. En Grecia ya las ha habido. Algunas de ellas muy violentas. ¿Temen un estallido social en el sur de Europa, que son los Estados que más problemas económicos tienen?
L.A. - En Grecia hemos visto manifestaciones que han sido más o menos violentas. El proceso de ajuste fiscal siempre es complicado. Es doloroso. Y pone a prueba la relación entre el Gobierno, los empresarios y los trabajadores.
Sin embargo, en el caso griego, hemos visto que más allá de las protestas, la gente entiende y reconoce que las cosas no pueden seguir así. Hay que hacer reformas, y son imprescindibles.
P. - Uno de los grandes problemas que tiene Europa es el paro. Algo especialmente preocupante en el caso de España, con una tasa del 20%. ¿Es compatible la creación de empleo con la reducción del gasto?
L.A. - Sin duda es complicado. España necesita una estrategia a largo plazo para reducir su tasa de desempleo a un solo dígito. Y ya a muy largo plazo pensar en el pleno empleo. Para ello debe afrontar un plan muy ambicioso, que debe contemplar:
- Mayores ofertas de formación para los trabajadores.
- Una política de empleo para jóvenes, que debe empezar por un aumento del nivel educativo. Para ello hay que frenar el abandono escolar. De este modo se facilitaría una incorporación progresiva al mercado de trabajo.
- Políticas para otros colectivos como personas de más de 50 años, mujeres, gitanos, y otros colectivos desfavorecidos.
Obviamente tiene que plantearse una política de gran alcance. Una reforma laboral no va a poner fin a todos los problemas.
También se debe hablar de la política industrial. La economía del país no puede ser dependiente de unos pocos sectores. De esa manera se evitaría que, como ocurre en esta crisis, la economía se venga abajo si falla uno de esos sectores.
P. - Una reforma laboral no es la solución a todos los problemas. Sin embargo es importante empezar a hacer cambios. Gobierno y agentes sociales esperan tenerla lista a finales de mes. ¿Cuál debe ser el camino a seguir?
L.A. - Hay un acuerdo generalizado en que España necesita flexibilizar su mercado laboral. Hay que facilitar la contratación, pero también hay que abaratar el despido. Eso sí, garantizando siempre la protección social.
Además deben buscar una institución que permita a los trabajadores encontrar empleo. Que les facilite las cosas.
P. - ¿Propone una reforma del Inem?
L.A. Vamos a ver. Bruselas no va a dictaminar qué hay que hacer. España, y el resto de los 27, deben desarrollar sus propias iniciativas.
En el caso español parece claro que no se ha sabido aprovechar el acceso a los mercados laborales de otros países. Y para conseguir esto, lo primero que es necesario, es que la gente sepa que existen. Pero a esto también hay que sumar el problema del conocimiento de idiomas.
P. - Sobre todo en el caso de los jóvenes, imagino. Las tasas de paro juvenil son elevadas en Europa, pero también en España. ¿Cómo mejoramos su acceso al mercado laboral?
L.A. - Hay que mejorar la cantidad y la calidad de las altenativas de la Formación Profesional. Esto es imprescindible para los jóvenes, pero también para otros grupos de riesgo. Si se consigue una mejora, habría acceso a empleos de mejor calidad. Además estos programas permite también que los trabajadores de mediana edad vuelvan a conectar con el entorno laboral.
P. - Eso le iba a preguntar. Cómo ayudar a los mayores de 45 años que están en paro.
L.A. - Pues todo depende de las costumbres del país. En el entorno de los 27 se aprecia la necesidad de una mejora del conocimiento. Pero también hay otra altenativa: facilitar que se incorporen al autoempleo. Bien como autónomos, o como empresarios.
P. - Por cierto, ¿los 67 años es una buena edad de jubilación?
L.A. - (Risas) No hay una edad uniforme para jubilarse. Es cierto que hay tradiciones y costumbres que deben tenerse en cuenta en las conversaciones del diálogo social.
Lo que sí parece claro es que los cambios demográficos están poniendo de relieve el que hay que posponer la edad de jubilación.
P. - Se lo digo porque parece que el modelo social está en riesgo. Cada vez más personas mayores, y menos nacimientos.
L.A. - El modelo social europeo no está necesariamente vinculado a la edad de jubilación. Está planteado desde las protecciones y el diálogo social.
La crisis ha puesto a prueba este modelo. Y ha venido bien. Nos ha permitido afrontar mejor la crisis. De hecho, a países como Francia o Alemania les ha permitido empezar a salir. Luego no será un mal modelo.
P. - Y permítame, antes de acabar, que le pregunte por la polémica Directiva de tiempo de trabajo. Aquella que planteaba una jornada laboral de 65 horas semanales y que el Parlamento Europeo ha rechazado. ¿Queda en agua de borrajas, o se va a volver a presentar?
L.A. - El presidente Barroso hizo la promesa al Parlamento de que iba a revisar la Directiva. Hay que buscar un acuerdo social entre las partes, y estoy seguro de que este año vamos a tener noticias sobre ella. Ahora bien, debemos estudiar esta propuesta sin perjuicios y sin las rigideces anteriores.