Un blues para la figura del padre en Cannes
- El chino Wang Xiaoshuai presenta una extraordinaria Chongqing blues
- Cuenta la historia de un marino que descubre que no conoce a su hijo
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No hay duda que el cine asiático siempre es muy bienvenido en Cannes, no vamos a ahora a hablar de las figuras de Zhang Ke, Kitano o Mendoza y muchos más nombres que han llenado páginas y páginas de Le Monde y sobre todo, Libération.
Aunque puestos a citar cabeceras periodísticas sería quizá más justo recordar a Cahiers, Positif, Inrockuptibles y a un buen puñado de colegas de France Culture que desde la radio destilan su conocimiento cinematográfico.
Que decíamos que este festival de la costa blue hace buenas amistades con el cine que viene de Asia y este jueves ha dado buena prueba de ello con una extraordinaria historia de Wang Xiaoshuai titulada Chongqing blues.
De Wang Xiaoshuai, nacido en Shanghai en 1966, ya conocíamos su película anterior, Una familia china (2008) y, sobre todo, La bicicleta de Pekín (2000).
Y con este blues que se ha marcado esta misma mañana, a las ocho y media clavadas, nos ha dejado con el corazón en un puño y con la intensidad y belleza de una imágenes por la que hemos visto una ciudad, Chongqing, relacionada con el mar y que este autor la ha pincelado con hermosas fotografías de calles llenas de gente, casas humildes y habitaciones con un millón de detalles.
Una puñalada en el corazón
Está bien el título, es un blues para una ciudad y un blues para la figura de un padre que no ha sabido llegar a tiempo ni para conocer ni para salvar a su hijo. Es dura la historia, durísima.
Habla también de las noticias, de los sucesos, de unos medios de comunicación que no saben (o no pueden) escarbar en todo lo que nos sucede, hay tanta prisa. Habla de un padre capitán de la marina mercante, toda una vida en el mar, nada sabe de su hijo, ese hijo que se escurre como el agua entre los dedos y comienza una investigación sobre la vida de este joven...
Fuerte, intensa, muy poética, extraordinariamente bien narrada y deja al espectador con la puñaladita en el corazón. Inquieta, conmueve y retuerce al espectador con ese blues, este blues de un padre que no pudo llegar a tiempo.