Benjamín Franklin y la electricidad
A hombros de gigantes
Programa de divulgación científica. Es un espacio pegado a la actualidad con los hallazgos más recientes, las últimas noticias publicadas en las principales revistas científicas, y las voces de sus protagonistas. Pero también es un tiempo de radio dedicado a nuestros centros de investigación, al trabajo que llevan a cabo y su repercusión en nuestra esperanza y calidad de vida. Los viernes de 22:00 a 23:00 hora
Además de estadista, Benjamín Franklin fue un hombre de gran talento e interés por la Ciencia. Diseñó sistemas para controlar el exceso de humo de las chimeneas y hacia 1744 inventó la estufa de hierro Franklin, que producía más calor con menos combustible.
Franklin tenía que utilizar dos tipos de anteojos para ver de cerca y de lejos, y se cansaba de tener que estar constantemente quitándoselos y poniéndoselos. Cortó los dos pares de cristales en dos mitades, y los combinó en un sólo marco. De este modo inventó las lentes bifocales.
También mostró interés por el cuerpo humano y logró mejoras en el campo de la medicina. Por ejemplo, su hermano mayor, John, sufría de cálculos renales y para ayudarlo, desarrolló un catéter urinario flexible, el primero realizado en América.
A lo largo de su vida, viajó ocho veces por el Océano Atlántico, por lo que conocía perfectamente el funcionamiento de los barcos. Por ello sugirió que se siguiera el modelo chino de dividir las bodegas en compartimentos estancos, de modo que una entrada de agua no se expandiera por el fondo de la nave, provocando el naufragio.
Las expediciones marinas le permitieron estudiar las corrientes oceánicas calientes de la costa Este de EEUU y fue el primero en describir la Corriente del Golfo. Además inventó el cuentakilómetros, las aletas de nadador, la armónica de cristal... Y a una edad avanzada, diseñó un 'brazo largo', un palo de madera con un gancho en el extremo que le permitía coger los libros que estaban fuera de su alcance.
Tormentas eléctricas
En 1747 Franklin inició sus experimentos sobre la electricidad. Estaba convencido de que las tormentas eran fenómenos eléctricos y propuso un método temerario para demostrarlo. Una noche tormentosa hizo volar una cometa con una punta metálica atada a un hilo de seda en cuyo extremo había una llave, también metálica. Franklin sostenía la cometa con otro hilo de seda. Cuando se concentraron las nubes de tormenta y el hilo empezó a dar muestras de carga eléctrica por que las fibras se repelían unas a otras, Franklin puso el nudillo cerca de la llave y saltaron chispas. Además, consiguió cargar una botella de Leyden, un recipiente de vidrio diseñado por aquella época para almacenar cargas eléctricas.
La botella de Leyden cargada con electricidad del cielo se comportaba exactamente igual que si se hubiera empleado electricidad terrestre. O sea que eran idénticas. Franklin fue capaz de dar una inmediata aplicación práctica a su descubrimiento.
Si se fijaba una varilla metálica puntiaguda en lo alto de un edificio y se conectaba al suelo, la carga eléctrica del rayo se descargaba rápidamente y de forma silenciosa, sin causar estragos.
Publicó sus ideas en 1752 en una revista llamada el Almanaque del Pobre Richards y enseguida empezaron a instalarse pararrayos en todo el mundo. Por primera vez en la historia, una catástrofe natural no se prevenía mediante la plegaria o encantamientos mágicos que -por cierto- nunca daban resultado, sino por la confianza en la comprensión de las leyes naturales, que sí era eficaz.
Franklin tuvo mucha suerte al realizar este experimento. Si un rayo hubiera alcanzado la cometa habría caído fulminado. De hecho, otros dos investigadores que repitieron poco después el experimento se dejaron la vida en el intento.
“Propuso la teoría de que la electricidad es un 'fluido único'“
Gracias a sus estudios sobre la electricidad, Franklin ideó los términos de electricidad positiva y negativa, conductor eléctrico o batería. Propuso la teoría de que la electricidad es un 'fluido único' o 'fuego eléctrico' que pasa de un cuerpo a otro en la descarga, lo que le llevó a enunciar el Principio de conservación de la electricidad. Su teoría estaba basada en los postulados de Newton.
En reconocimiento a sus logros científicos, recibió títulos honorarios de las universidades de Saint Andrews y Oxford; fue elegido miembro de la Royal Society de Londres, designado por la Academia de Ciencias de París como uno de los más insignes científicos vivos no franceses y galardonado con la Medalla Copley por sus destacadas contribuciones a la ciencia experimental. También fue socio correspondiente de la sociedad lunar de Birmingham.
Franklin ejerció gran influencia en el campo de la educación. En 1751 contribuyó a la fundación de la Academia Filadelfia, que más tarde se convertiría en la Universidad de Pennsylvania. El plan de estudios concedía gran importancia al estudio del inglés y las lenguas modernas, así como a las matemáticas y ciencias. Popularizó la frase 'el tiempo es oro'. Escribió de Política, Filosofía, Religión, Economía, Educación y Ciencia.
Su último año de vida lo pasó en cama, enfermo de pleuritis. Finalmente, murió en su casa de Filadelfia el 17 de abril de 1790 a los 84 años de edad. Veinte mil personas asistieron a su funeral. Sus restos están enterrados en el Cementerio de la Iglesia de Cristo.