50 años del láser: de inútil a imprescindible
Su existencia se conoc
La luz tal y como la vemos a diario está formada por unas partículas llamadas fotones que, simplificando un poco con permiso de los físicos, en condiciones normales van cada uno a su aire. En un láser, sin embargo, estos fotones van todos "ordenados", de tal forma que es posible conseguir haces de luz, o de otro tipo de ondas, ya que los láseres no sólo se pueden formar con luz visible, muy enfocados y por tanto precisos.
Esto permite tanto realizar operaciones extremadamente precisas con ellos como concentrar una gran potencia en un haz muy fino con relativa facilidad. Es, por poner un ejemplo del mundo real, la diferencia que podría haber entre la multitud caótica que invade el césped de un campo de fútbol después de que su equipo haya ganado la liga, cada uno a su aire, y una unidad militar que desfila a paso acompasado.
Y hoy en día forman una parte fundamental de nuestras vidas, aunque sin embargo cuando fueron inventados muchos pensaron que el láser era una solución en busca de un problema.
La existencia de los láseres, cuyo nombre viene de la expresión inglesa luz amplificada por la emisión estimulada de radiación, ya fue prevista por Albert Einstein en 1916, aunque no fue hasta 1960 cuando se creó el primero en los Hughes Research Laboratories en California. En concreto, fue el 15 de mayo de 1960 cuando Theodore Maiman consiguió hacer que una barra de rubí sintético emitiera ese primer láser.
Para ello, y de nuevo simplificando un poco las cosas, colocó entre dos espejos, uno reflectante al 100% y otro ligeramente transparente, esa barra a la que hizo ir emitiendo fotones mediante un flash externo. Estos fotones iban rebotando de espejo a espejo, produciendo a su vez la emisión de más fotones, que iban a su vez reforzando el proceso hasta que finalmente los fotones atravesaron el espejo semitransparente convertidos en un láser.
Este proceso, con algunas modificaciones, es el que se usa hasta la actualidad, aunque la variedad de medios a partir de los que se puede crear un láser son cada vez más variadas y en la actualidad existen láseres de gas, químicos, de excímeros, de estado sólido, etc.
“Hasta 1969 no se encontró el primer uso comercial de este invento“
Sin embargo, no sería hasta 1969 cuando se encontrara el primer uso comercial de este invento, en concreto para usarlo en la soldadura de chapas de la carrocería de vehículos, aunque a partir de ahí su número de usos ha ido creciendo de forma imparable.
Un invento imprescindible
Se han usado, por ejemplo, para medir con enorme precisión la distancia de la Tierra a la Luna mediante unos espejos dejados en la superficie de esta por los astronautas del programa Apolo, algo sólo posible gracias a la enorme coherencia de un rayo láser, que hace que apenas se disperse con la distancia, a diferencia de lo que sucede con el haz de una linterna o de un faro.
Son un componente fundamental del Compact Disc, DVD y similares, pues es un láser el que se encarga de leer las pequeñas marcas que tienen estos discos y que almacenan la música, imágenes, películas o datos que en ellos se almacenan; es un láser también el que se encarga de grabar los datos cuando así lo necesitamos.
Se usan también a diario en cirugía ocular para operaciones de corrección de la miopía, y son láseres también los que sirven de guía a los telescopios que usan ópticas adaptativas para ver mejor a través de la atmósfera.
Son también fundamentales para las redes de comunicaciones actuales, ya que son capaces de transmitir una cantidad de información mucho mayor en forma de pulsos de luz de la que son capaces de llevar los cables eléctricos convencionales, y se investiga activamente la forma de usarlos en los circuitos integrados que forman el corazón de los ordenadores para que también sean capaz de procesar la información cada vez más rápido.
Por servir, podrían servir como armas, y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ha de hecho probado un láser de alta potencia que montado en un Boeing 747 convenientemente modificado podría servir para derribar misiles enemigos, aunque parece ser que en estos momentos no está interesada en seguir investigando sus posibilidades.
Y con estas apenas se empieza a rascar la superficie de todas sus aplicaciones, algo nada despreciable para un invento que nadie sabía muy bien para que servia, hasta el punto de que el primer trabajo que Maiman quiso publicar sobre él fue rechazado.