Cameron hace un guiño a Francia en su simbólico primer viaje al extranjero
- Ambos han sacado a relucir sus puntos comunes en política internacional
- Han asegurado que tienen la voluntad de "acercar" a ambos países
El primer ministro británico, David Cameron, se ha estrenado en el extranjero como jefe de Gobierno con un guiño a Francia, país que el nuevo inquilino de Downing Street ha elegido para su primera visita oficial desde que ocupa el cargo que ha dejado Gordon Brown.
Tras una cena en el Palacio del Elíseo con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, organizada "a petición" de Londres, el presidente galo y su invitado británico han recordado ante la prensa que mantienen una buena relación personal desde que se conocieron hace cinco años y que su vínculo como hombres de poder ha comenzado "con buen pie".
Francia se siente "honrada" de que Cameron la haya escogido "simbólicamente" para su primera visita, ha dicho Sarkozy tras la reunión entre ambos mandatarios, que se ha celebrado en la víspera de que el primer ministro británico viaje a Berlín para entrevistarse con la canciller alemana, Angela Merkel.
Puntos en común en política internacional
Ambos líderes, que se vieron por última vez durante la visita de Estado del presidente de Francia a Gran Bretaña, han sacado a relucir sus puntos de convergencia en política internacional, en los que trabajarán "codo con codo", y han preferido quitarle hierro a los asuntos más espinosos.
Así, Sarkozy y Cameron han destacado su visión común sobre Afganistán en un año que será "crucial" para el devenir de ese país asiático, sobre la necesidad de endurecer las sanciones contra Irán para intentar evitar que continúe con su programa nuclear o sobre la conveniencia de aumentar las cargas impositivas a los bancos, han dicho.
Y sobre los temas en los que mantienen más divergencias, como el euroescepticismo de Cameron o las reticencias de Londres a ampliar el control sobre el sector financiero, ambos han asegurado que tienen voluntad de "acercar" a ambos países, incluso aunque eventualmente se lleguen a alguna "línea roja".
“Necesitamos a los británicos en Europa“
"Necesitamos a los británicos en Europa", ha asegurado Sarkozy, quien ha confesado que él mismo se ha hecho "más europeista" a lo largo de su larga carrera política, porque ha constatado que "trabajando juntos" se consigue más que de manera "aislada", quien ha dicho estar seguro de que Cameron, que "tiene ambición por su país, está de acuerdo".
Crisis de la eurozona
El mensaje sobre la crisis de la eurozona que quiso transmitir Sakrozy -más participativo y distendido que su colega británico- ha sido el de la tranquilidad y la mesura.
"Nosotros, los jefes de estado, debemos reaccionar con sangre fría" ante la fiebre de dinamismo que atraviesa últimamente la zona euro, ha dicho Sarkozy, quien ha aseverado que "no puede haber desacuerdos entre Alemania y Francia en relación al euro" y ha subrayado que no sería "nada bueno" que existan divisiones entre París, Londres y Berlín.
El jefe del Estado francés, que habló con Merkel por teléfono antes de recibir a Cameron, ha declarado que tanto él como la canciller alemana hacen todo lo posible porque las relaciones sean "armoniosas", que se "complementen" y que muestren una "voluntad común".
En ese sentido, se ha mostrado partidario de la línea esbozada por Berlín contra aquellos socios europeos que no cumplan con las normas sobre el déficit y ha pedido castigos más "imaginativos" que cargar financieramente contra un Estado que ya está demasiado endeudado, como la "suspensión del derecho de voto", ha dicho sin aportar más precisiones.
Por su parte, el primer ministro británico ha asegurado que la reducción del déficit "no es una opción" y que simplemente "hay que hacerlo" porque escabullirse acarrearía un "aumento de las tasas de interés" que sería aún más perjudicial para la economía.
Necesidad de un euro fuerte
Cameron ha reiterado que la decisión del Reino Unido de no entrar en la moneda única fue correcta y que así se mantendrá durante su Gobierno, pero ha declarado que Londres y París coinciden en que es necesario un "euro fuerte".
Sarkozy, por su parte, se ha referido al "éxito del euro", una moneda que se ha convertido en la segunda del mundo en muy poco tiempo y ha asegurado que el dólar estadounidense también ha sufrido crisis durante los diez últimos años y no por ello ha dejado de ser la moneda más importante del planeta.
"Guarde sus euros si los tiene", ha respondido en broma Sarkozy al periodista británico que había preguntado si la crisis que atraviesa la divisa europea es un reflejo que constata un supuesto fracaso de la política monetaria común.