Una caja controlada por la Iglesia y en grave riesgo de insolvencia
- El Banco de España confiaba en la fusión con Unicaja para salvar a CajaSur
Las reticencias del principal sindicato a los despidos lo ha impedido
El plan de ajuste laboral ha sido al final un escollo insalvable para el matrimonio entre Unicaja y CajaSur, debido a las reticencias del sindicato mayoritario de la caja cordobesa, Aspromonte, que se ha resistido a aceptar despidos de trabajadores hasta forzar la intervención del Banco de España.
La delicada situación financiera de CajaSur -que representa apenas el 0,6% de los activos del sistema financiero español- era un secreto a voces ya el año pasado, cuando su índice de morosidad alcanzaba el 6,43%, muy por encima del 5% que presentaba Caja Castilla-La Mancha poco antes de su intervención.
A finales de 2009, los recursos propios de Cajasur alcanzaban 444,3 millones de euros, frente a los 967,5 millones que exigía la ley, y la ratio de solvencia- que indica la capacidad de una empresa para hacer frente a sus pagos, comparando sus pasivos o deudas con los activos líquidos a medio plazo de que dispone- se situaba en el 3,67%, por debajo del 8% que exige la ley a las cajas de ahorro.
El Banco de España confiaba en la fusión
Sin embargo, el Banco de España confiaba en que la fusión con Unicaja- que hubiera resultado en la quinta caja de ahorros española por volumen de depósitos y la quinta por activos, con más de 53.000 millones de euros- permitiera reconducir la situación.
Pero, después de haber llegado a prorrogar por dos veces su ultimátum a ambas entidades, el tiempo apremiaba: la posibilidad de recurrir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) termina el 30 de junio. Había que adoptar una decisión y finalmente han predominado las peculiaridades de la caja cordobesa sobre los criterios económicos.
Si en la mayoría de las cajas hay una significativa influencia política, por la presencia en sus consejos de administración de las Comunidades Autónomas y ayuntamientos, en el caso de CajaSur la gestión estaba hasta este sábado en manos del Cabildo cordobés -el presidente, Santiago Gómez Sierra, es sacerdote- y el sindicato mayoritario es una organización exclusivamente de trabajadores y ex trabajadores de la entidad, Aspromonte, también de inspiración católica.
Reducción de costes
Cuando se planteó la fusión, Unicaja encargó a Boston Consulting Group un informe en el que la consultora esgrimía que era necesario reducir los costes de personal de la futura entidad- proyectada como Unicajasur- en unos 60 millones de euros, lo que obligaba a reducir la plantilla en unos 1.200 trabajadores, un millar de ellos de CajaSur.
Sin embargo, Aspromonte tenía como modelo la intervención de Caja Castilla-La Mancha por parte del Banco de España, en la que no ha habido despidos y, pese a una oferta realizada la pasada semana para rebajar el número de despidos a 700, ha preferido ponerse en manos del FROB a sacrificar puestos de trabajos de sus afiliados. Aunque la intervención del supervisor tampoco garantiza que no haya recortes.
Sea como sea, la intervención reaviva los temores sobre la salud del sistema financiero español, después de los espaldarazos que habían supuesto el acuerdo alcanzado por el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, para acelerar la restructuración de las cajas de ahorro y la culminación de la enrevesada fusión entre Caixa Galicia y Caixanova.