Obama entierra la guerra contra el terrorismo de Bush y mira hacia los emergentes
- Considera que no hay guerra contra el terrorismo ni contra el Islam
- Lo recoge en su nueva doctrina de seguridad
- Coloca a las amenazas y la economía doméstica como su principal reto
Barack Obama ha roto formalmente con la era del unilateralismo de su antecesor, George W. Bush, en su nueva doctrina de seguridad nacional, en la que omite de manera clara el término "guerra contra el terrorismo" y pide abrazar el multilateralismo diplomático frente a la acción militar.
Este documento, que Obama presentará este jueves y que se requiere por ley a cada presidente, a menudo es una reafirmación seca de las posiciones existentes pero se considera importante porque puede influir en los presupuestos y las legislaciones futuras y se observa con atención a nivel internacional.
"Estamos en una guerra contra un elemento específico, Al Qaeda, y sus terroristas que se esfuerzan por atacar a Estados Unidos y a nuestros aliados y compañeros", se precisa, para luego añadir por si no había quedado claro: "No se trata de una guerra mundial contra una táctica -el terrorismo- o una religión -el Islam".
Defensa del multilateralismo
Bush usó su primera doctrina, publicada en 2002, para reafirmar su derecho a la acción unilateral y preventiva contra países y grupos terroristas que se consideraban amenazas para los Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre. Fue precisamente esa doctrina la que llevó a la invasión de Irak.
Y es que, aunque Obama mantiene el compromiso de presidentes anteriores de mantenter su superioridad militar en armas convencionales, la doctrina sella el abandono de lo que los críticos de Bush denominaron "diplomacia de cowboy".
"Debemos tener los ojos abiertos sobre las fortalezas y las deficiencias de las institucionales internacionales", prosigue, pero para insistir en que Estados Unidos no tiene la opción de "marcharse".
"En vez de eso, debemos centrarnos en el compromiso americano en fortalecer las instituciones internacionales y galvanizar la acción colectiva que pueda servir al interés común como combatir el extremismo violento, parando la proliferación de armas nucleares y asegurando el material nuclear", añade.
En este punto se hace una mención específica a las "naciones hostiles" -en referencia a Corea del Norte e Irán- a las que instan a que tomen "una opción clara" entre diálogo y aislamiento en relación a sus programas nucleares.
Guiño a los emergentes
"Si ignoran sus obligaciones internacionales, utilizaremos múltiples medios para aumentar su aislamiento para que cumplan con las normas de no proliferación internacionales", se defiende en el documento.
El presidente de Estados Unidos considera que su país debe expandir su colaboración más allá de sus tradicionales aliados para reflejar el aumento de poder de potencias como China e India para compartir la carga de mantener el orden internacional.
Este tono conciliador, que le ha hecho ganarse la simpatía a nivel internacional -e incluso el Premio Nobel de la Paz en 2009- contrasta con su luchar en dos guerras sin acabar -Irak y Afganistán-, las amenazas de Irán y Corea y la paralización del proceso de paz en Oriente Medio.
Obama repite su objetivo de "desbaratar, desmantelar y derrotar" a Al Qaeda pero insiste en que en este combate se deben promocionar los derechos humanos y rechaza la tortura como instrumento.
Además, tras el caso del coche bomba en Times Square, el documento coloca el "terroristo nacido en casa" como una gran prioridad en seguridad nacional.
Clave económica
De hecho, junto a su abandono del unilateralismo, Obama muestra un mayor interés en los retos que tiene su país a nivel interno. Por eso cree quem dados los retos económicos y el déficit récord de su país, potenciar el crecimiento y la austeridad fiscal deben ser ahora sus principales prioridades.
"En el centro de nuestros esfuerzos está un compromiso de renovar nuestra economía, que es la fuente del poder americano", señala el documento, filtrado a la agencia Reuters.
Obama, que llegó al cargo en medio de la peor crisis financiera desde los años 30, considera de manera mucho más clara que sus predecesores de que hay un lazo entre el saneamiento de la economía americana dentro de sus fronteras y su estatura internacional.
"Debemos renovar la fundación de la potencia de Estados Unidos", dice el documento, que considera que un crecimiento económico sostenido se basa en en poner al país en "un camino fiscalmente sostenible" y reducir la dependencia del petróleo extranjero.