Antanas Mockus, "mi profesor, ¿mi presidente?"
- El candidato del Partido Verde en Colombia está muy ligado a la educación
- Es hijo de emigrantes lituanos y fue dos veces alcalde de Bogotá
De las caras jóvenes, maduras o mayores que llenan cada mítin de Antanas Mockus, suele salir una expresión: todos gritan al unísono ¡Mi profesor, mi presidente!. Y lo hacen convencidos de que en esas dos palabras, profesor y presidente, está el futuro digno que merece su país.
Mockus es hijo de emigrantes lituanos, y desde que sus padres abandonaron su tierra natal huyendo de los desmanes de Stalin, la educación ha estado ligada a la vida del líder del Partido Verde.
Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickas nació en Bogotá un 15 de marzo de hace 58 años. A los dos aprendió a leer, y a juzgar por la velocidad a la que mueve su mente, puede que no haya dejado de hacerlo dese entontes.
Puede también que esa inquietud sea una muestra de lo que aprendió de sus padres, Alfonsas, ingeniero, y Nijole, escultora.
"Sólo sé que todo sé. Antanas"
De ellos heredó la pasión por la ciencia y el arte. Luego vino el racionalismo propio de su paso por el Liceo Francés.
Las buenas notas se tradujeron en una beca, y esa beca se tradujo en una licenciatura en matemáticas por la Universidad de Dijon.
A su regreso el joven Antanas se graduó en Filosofía por la Universidad Nacional. De aquella época alguien recuerda que Mockus escribió un graffiti parafraseando a Sócrates: "Sólo sé que todo sé. Antanas".
La leyenda sin embargo no parece acorde de un hombre tímido como Mockus.
Tímido en las distancias cortas, tímido en el escenario. Cualquiera lo diría repasando su biografía.
Porque el hombre que ha revolucionado esta campaña decidió, por ejemplo, casarse en un circo, rodeado de tigres.
Decidió también bajarse los pantalones y enseñar el culo a unos 300 estudiantes que protestaban en la Universidad Nacional.
Fue en la época en que era el rector del centro, y justificó su acto diciendo a los estudiantes: "Les aseguro que lo que vieron fue color de paz: blanco".
Alcalde de Bogotá en dos ocasiones
Luego decidió que los símbolos eran importantes y por eso no dudó en disfrazarse de superhéroe (Supercívico) y salir a la calle a recoger basuras y limpiar las paredes de carteles cuando era alcalde de Bogotá.
Mockus lo fue en dos periodos, y ya en ese tiempo dejó claro que lo suyo no era lo que aquí llaman la politiquería, porque lo suyo era la gestión. Y de esa gestión como alcalde muchos recuerdan a Mockus como un hombre inteligente, sabio e insobornable, un hombre al que nadie descubrió un solo escándalo de corrupción y que entregó la alcaldía a su sucesor con el sonido metálico de la caja llena.
Mockus decidió más tarde presentarse a presidente y obtuvo dos sonados fracasos. Pero persistió, como si su sangre lituana le recordara que no había que abandonar la lucha.
Y ahora tiene la oportunidad de ilusionar a la gente que cree en otra manera de hacer política, que cree en la honestidad y en la ley frente a la corrupción y la impunidad, que apuesta convencido por la educación y la cultura.
Contradicciones
Hay quien dice que Mockus da tantas vueltas a las cosas que tarda en tomar decisiones. Y que su cerebro carbura a tantas revoluciones que le cuesta ir al grano, que le cuesta ordenar las ideas brillantes que salen de esa cabeza entre canosa y rubia.
Muchos sostienen que se contradice, que un día se presenta como ateo y al día siguiente sólo piensa en Dios, que un día no esconde su admiración por Chávez, y al día siguiente define su pensamiento como en las antípodas del chavismo.
Así es Antanas Mockus, un hombre capaz de emocionarse y de llorar en público, de repetir en cada mitin que "la vida es sagrada" y que "no más miedo".
Y lo dice un hombre que no sabe cuánto tiempo le queda con una buena calidad de vida, un hombre que reconoció a principios de la campaña que tiene principios de Parkinson.
Pero un hombre dispuesto a vivir intensamente, siempre -dice- al servicio de la sociedad, y de su familia.