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El deterioro de las cuentas de Caja Madrid empieza a pasarle factura

  • Standard&Poor's coloca su nota en perspectiva negativa
  • En 2009, los beneficios de la caja cayeron un 68,4% respecto a 2008
  • La caja podría pedir hasta 3.000 millones de euros al FROB

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Caja Madrid
Caja Madrid seguirá vendiendo algunas de sus sucursales, una práctica con la que obtuvo 55 millones de euros en plusvalías en el primer trimestre de 2010.

La agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P) ha puesto bajo perspectiva negativa la nota de Caja Madrid, debido a la pronunciada presión que experimentará la rentabilidad operativa de esa entidad tanto este año como en 2011, según ha informado este martes la agencia.

Esa presión sobre la rentabilidad operativa de la caja madrileña se debe, según la analista de S&P Elena Iparraguirre, a que se mantenga el escenario de bajos tipos de interés -que reducirá sustancialmente los beneficios- y a las elevadas provisiones que deberá realizar para afrontar insolvencias.

Iparraguirre ha indicado que la perspectiva negativa a largo y a corto plazo "A/A-1" de la caja presidida por Rodrigo Rato refleja la posibilidad de un recorte de la calificación ante el debilitamiento del perfil financiero de Caja Madrid.

"Modestos beneficios"

Según la agencia de calificación de riesgos, "los modestos beneficios operativos" que previsiblemente dará a conocer Caja Madrid dejarán a la entidad "con escasa capacidad de maniobra" para reaccionar en caso de que surjan acontecimientos inesperados.

Asimismo, S&P precisa que parte del análisis de cara a la eventual rebaja de las calificaciones de Caja Madrid radica en las implicaciones de sus negociaciones para fusionarse con otras cinco cajas de ahorros españolas.

S&P subraya que Caja Madrid tiene una elevada importancia sistémica respecto al sistema financiero español, ya que es la cuarta mayor entidad en España, con unos activos totales de 191.000 millones de euros a 30 de marzo de 2010.

Deterioro continuo

El deterioro de las cuentas de la entidad madrileña se puso de relieve en el balance de 2009, cuando presentó los peores resultados desde 1996. El año pasado obtuvo un beneficio de 265,8 millones de euros, lo que supuso un descenso del 68,4% respecto a 2008.

Esa entrada en cuesta abajo se confirmó en el primer trimestre de este año, cuando los beneficios de Caja Madrid se desplomaron: entre enero y marzo, la caja logró un beneficio de 72,97 millones de euros, un 79,6% menos que en el mismo período de 2009.

Esta ha sido la herencia dejada por el anterior presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, y también por el largo y agotador proceso de elección de su sucesor, durante el cual llegaron a enfrentarse el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, dos de las principales representaciones en la entidad, con el consiguiente desgaste para la misma.

Pasada la parálisis causada por el largo proceso de sucesión, la llegada del nuevo presidente, Rodrigo Rato, ha reactivado algunas medidas como la venta de parte de la cartera industrial, el impulso del negocio minorista o la venta de la sede central, para tratar de mejorar los números de la caja.

Al presentar las cuentas del primer trimestre, Caja Madrid ya anunció que podría mantener su nivel de beneficio "comiendo genéricas", es decir, recurriendo al colchón reservado para afrontar la morosidad o el deterioro de activos. El portavoz de la entidad que explicó los datos advirtió que, si a lo largo de este ejercicio "hay oportunidades para aumentar genéricas, lo vamos a hacer".

Fusión = salvación

Una de esas oportunidades para conseguir fondos que cubran sus desequilibrios es la de fusionarse con otras entidades. Primero, la caja madrileña tanteó las posibilidades de integrarse con Caixa Galicia, después con Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), pero ninguno de esos acercamientos fructificó y esas entidades prefirieron unirse a otras cajas de ahorros.

La semana pasada, Caja Madrid anunció el inicio de negociaciones con otras cinco cajas, mucho más pequeñas, pero con altos índices de solvencia: Caja Rioja, La Caja Insular de Canarias, Caja Segovia y Caja Ávila. Entre las seis quieren poner en marcha un Sistema Institucional de Protección (SIP), también llamado fusión fría.

Pero con estas cajas, se pondrían en común unos activos que rondarían los 227.000 millones de euros, una cantidad insuficiente para poder recurrir a las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

La regulación exige que para poder solicitar esos fondos, la entidad resultante de la integración debe contar con unos activos superiores en un 25% a los de la entidad más grande del grupo. En este caso, se necesitarían unos activos comunes superiores a los 240.000 millones de euros, por lo que la caja presidida por Rodrigo Rato necesita sumar más cajas a su entente.

Según publica este martes el diario El País, la caja madrileña estaría tratando de convencer a otras dos entidades, Caja Badajoz y Caja Círculo de Burgos, para aumentar su grupo de SIP y poder pedir al FROB una ayuda de entre 2.500 y 3.000 millones de euros que, de confirmarse, sería la más elevada de todas las solicitadas hasta ahora.

Caja Círculo ha desmentido en un comunicado esa información y reitera su capacidad y su interés para continuar en solitario, sin unirse a ninguno de los grupos de cajas ya existentes.

También este martes, otra agencia, Fitch, ha informado de la rebaja de la nota de Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), Bancaja y su participado, el Banco de Valencia, debido al deterioro de la calidad de sus activos provocado por la debilidad de la economía española y por su elevada exposición al ladrillo.