La escultora franco-estadounidense Louis Bourgeois fallece en Nueva York
- Ha muerto en el hospital de la ciudad a los 98 años
- Era muy conocida por sus trabajos abstractos y surrealistas
La artista franco-estadounidense Louise Bourgeois (Paris, 1911), conocida por sus esculturas abstractas y connotaciones oníricas, ha fallecido este lunes en Nueva York, a los 98 años, en el hospital Beth Israel de la ciudad en el que vivía desde hace algún tiempo, según ha informado la directora del estudio de la artista.
Bourgeois era muy conocida por sus trabajos abstractos y surrealistas, en especial sus esculturas y dibujos, algunas de ellas muy conocidas como la gigantesca araña en bronce, de más de nueve metros de altura, titulada Maman.
La esculltora, que trabajó con profesionales como Fernand Léger, se instaló en Nueva York en los años cuarenta y ejerció toda su carrera, con gran influencia en artistas jóvenes, en Estados Unidos.
Las esculturas de la artista franco-estadounidense, realizadas en acero, bronce, cristal, madera o piedra, eran en ocasiones de contenido sexual explícito, y entre ellas está la provocativa Fillette (1968), con forma fálica.
Realizó pinturas, trabajos en papel, madera y cristal, así como murales hechos con objetos recogidos de la calle y esculturas de distintos materiales, como mármol, metal, plástico y látex.
En 2008 el museo Guggenheim de Nueva York le dedicó una exposición retrospectiva sobre su extensa carrera, que recorría todos los aspectos creativos de la nonagenaria artista francesa.
Influenciada por sus traumas infantiles
Nacida en París en 1911, desde muy pequeña Bourgeois ayudó a sus padres en el negocio de restauración de tapices que regentaban e inició sus estudios artísticos en la capital francesa con artistas de la talla del pintor Fernand Léger antes de emigrar a Nueva York en 1938, después de casarse con el historiador de arte estadounidense Robert Goldwater.
Desde la Gran Manzana permaneció a la vanguardia de las artes visuales durante siete décadas, configurando una singular visión creativa en la que se aprecian toques del surrealismo, expresionismo, postminimalismo y el arte abstracto.
Cuando el Guggenheim organizó esa exposición, la artista supervisó la muestra y explicó que en su extensa carrera artística había influido significativamente su infancia, y los traumas provocados por la pérdida de una madre joven y la traición de su padre por mantener una relación sentimental con su profesora de inglés.
Precisamente una de sus obras, que representa una escena de canibalismo, se llamó La destrucción del padre (1974).
Como expresión de las emociones surgidas de sus vivencias personales, en su producción artística Bourgeois destacó las figuras humanas deformadas y los conceptos abstractos, que en sus comienzos profesionales se plasmaron en cuadros para derivar con los años en esculturas en las que explotaba las posibilidades de materiales maleables como el látex, la resina y la escayola.
En los años noventa creó sus famosas Celdas, que eran obras en forma de pequeñas habitaciones cercadas en las que colocaba tanto sus objetos como los recogidos de la calle.