Angela Merkel: "Todavía no se ha dicho la última palabra sobre Opel"

• El ministro de Economía alemán negó ayer ayudas públicas para el fabricante
• La canciller se reúne con los presidentes de los 4 lander con plantas de Opel

Angela Merkel durante su discurso en el Parlamento alemán

"Todavía no se ha dicho la última palabra". Con esta frase la canciller alemana ha desautorizado una vez más a su ministro de economía, el liberal Rainer Bruderle, quien ayer tarde anunciaba que no habría ayudas para el grupo automovilístico Opel.

Angela Merkel, de hecho, ha convocado para esta tarde a los cuatro presidentes de los Lander en lo que Opel tiene plantas, aquí en Alemania, con el fin de buscar una salida para esta empresa, sobre cuyo futuro se lleva debatiendo desde hace año y medio.

Bruderle había rechazado la posibilidad de que Opel pudiera obtener mil millones de euros del fondo estatal de ayudas para las empresas automovilísticas, subrayando que la empresa madre, General Motors, es una compañía casi estatalizada en los Estados Unidos y que dispone de diez mil millones de euros, cantidad más que suficiente para sanear su filial europea.

Créditos garantizados

En la reunión de esta tarde la canciller Merkel podría poner sobre la mesa otras alternativas, como ayudas estatales indirectas en forma de créditos garantizados o dinero procedente del Banco Europeo de Inversiones.

Uno de los convocados a esta reunión, el presidente de Renania, Kurt Beck, socialdemócrata, ha declarado esta mañana que los 25.000 trabajadores de Opel están hartos de esta partida de póker que se está desarrollando sobre su futuro y el de sus familias.

En todo caso, en el asunto de Opel se ve de nuevo otra discrepancia entre la CDU de Merkel y los planteamientos contrarios a las ayudas estatales del Partido Liberal.

La canciller se está viendo acosada por las críticas-incluso dentro de su propio partido-con respecto al plan de austeridad anunciado este lunes, a la elección del candidato al puesto de Presidente la semana pasada y a su falta de liderazgo en un gobierno con los liberales donde no pasa semana en la que no surja una nueva disensión.