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La ONU pide un "corredor humanitario" en Kirguizistán ante el cierre de la frontera uzbeka

  • Los refugiados denuncian la connivencia del ejército y sus agresores
  • La ONU pide a Uzbekistán que abra la frontera a los 15.000 refugiados atrapados
  • Los países del bloque soviético enviarán helicópteros y camiones, pero no tropas

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En Kirguizistán son ya 117 los muertos y más de 1500 los heridos en enfrentamiento étnicos

El Gobierno de Uzbekistán ha cerrado la frontera con Kirguistán tras recibir a 45.000 refugiados adultos y a miles de niños en las últimas horas tras el estallido de violencia étnica en el país vecino entre kirguís y uzbekos, que ha dejado al menos 124 muertos y 1.600 heridos.

El ejecutivo del país centroasiático ha justificado su decisión en la incapacidad material que tiene para acoger a las decenas de miles de refugiados que se agolpan en la frontera y ha pedido ayuda a la comunidad internacional para resolver la situación de estas personas.

Según la Cruz Roja han entrado hasta 80.000 personas desde Uzbekistán por los enfrentamiento en el país vecino mientras que otras 15.000 están bloqueadas en la frontera y se quedarían sin poder entrar.

"Estamos lejos del fin de la crisis", ha advertido el Comité Internacional de la Cruz Roja.

"Vamos a dejar de aceptar refugiados de Kirguistán, porque no podemos darles cabida", ha declarado el viceprimer ministro uzbeko.

"Solo vamos a aceptar a personas que necesitan asistencia médica. Acabamos de recibir a tres niñas de años que fueron violadas delante de sus padres. Han sido trasladadoa al hospital", continuó el dirigente uzbeko.

Denuncia de la ONU

Por su parte, Ousmonov Abouwahid, un médico en un hospital de Andijan, en el este de Uzbekistán, ha asegurado que su hospital había recibido 500 heridos y víctimas de violación, en su mayoría mujeres y las niñas.

La Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay, ha pedido a Uzbekistán que "deje las fronteras abiertas" y permita el paso de todos los refugiados.

"Hace muchos años que la región está bajo un polvorín, y por esa razón es esencial que las autoridades actúen de forma firme para frenar la violencia -que parece estar orquestada, y bien planificada- antes de que se expanda por todo Kirguizistán o incluso a través de las fronteras, hacia los países vecinos", ha advertido Pillay en un comunicado.

"Parece que ha habido asesinatos indiscriminados, incluido de niños, y que se han producido violaciones en base a la etnia, es intolerable", ha agregado.

Posible ayuda rusa

Ante esta situación, un grupo de países de la región comandados por Rusia ha anunciado el envío de helicópteros, camiones y otros equipamientos para ayudar al gobierno interino de Kiguistán para controlar la violencia interétnica.

"Tienen suficientes militares pero no tienen suficiente equipamiento, helicópteros, transporte por tierra...incluso combustible", ha asegurado la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO, en inglés), que no hay comprometido el envío de tropas, tal y como le había pedido el presidente despuesto de Kirguistán. Kurmanbek Bakiyev, desde su exilio de Bielorrusia.

El CSTO está compuesto por Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán.

Negociaciones

Mientras, los líderes locales kirguises y uzbekos tratan de llegar a un acuerdo para poner fin a la ola de violencia étnica. "Las conversaciones comenzaron ya ayer en Osh y continúan hoy también en Jalal-Abad. Por regla general, este tipo de reuniones concluyen de forma positiva", ha indicado Farid Niyázov, portavoz del Gobierno provisional.

Niyázov ha añadido que las partes reconocen que los enfrentamientos fueron provocados y organizados, y ha señalado que gracias a estas conversaciones y a la actuación de las tropas y las fuerzas del orden, "la situación tiende a normalizarse", ha informado desde Biskek la agencia rusa Itar-Tass.

El vicepresidente del Ejecutivo kirguís, Azimbek Beknazárov, ha señalado que en Jalal-Abad las partes llegaron a un acuerdo para poner fin al conflicto, entregar las armas y organizar patrullas conjuntas de policía y voluntarios de las comunidades locales para evitar nuevos choques.

"Los habitantes de la vecina región de Osh deberían seguir el ejemplo de Jalal-Abad y llegar también a un compromiso", ha demandado.

Por otra parte, ha señalado que había visitado la frontera entre Kirguizistán y Uzbekistán, donde se concentra un gran número de refugiados uzbekos huidos de las zonas en conflicto.

"Invité a esas personas a que regresaran a sus casas, pero me dijeron que sus viviendas habían sido pasto de las llamas, por lo que se organizarán campos de refugiados con tiendas de campaña para acoger a esa gente", ha indicado en la misma línea que hizo ya horas antes el defensor del pueblo kirguís, Tursunbek Akun.

Mientras, esos refugiados denuncian la actuación del ejército que, aseguran, ha sido cómplice de las bandas incontroladas de kirguís que atacaron los barrios uzbekos en Osh y otras ciudades del sur del país.

"Es un genocidio planificado contra el pueblo uzbeko", ha denunciado Akbar, uno de los refugiados que han cruzado la frontera entre Kirguistán y Uzbekistán en los peores enfrentamientos étnicos en décadas.

"En la carretera a la frontera había cuerpos quemados de mujeres por todas partes y vehículos blindados dispararon contra nosotros", ha declarado a AFP Marhabo, una anciana en un campamento de refugiados.

Así lo ha reconocido incluso un oficial de una unidad de tanques, Bakhtior Sharipov, que ha desertado después de ver a sus compañeros abrieron fuego contra civiles de la comunidad uzbeka en el sur de Kirguistán.

"Lo que vi no fue un comportamiento de un ejércit sino los disparos a civiles en la diáspora de Uzbekistán en cooperación con grupos de bandidos", ha denunciado el teniente.

Relatos de connivencia

"El Ministerio de Defensa de Kirguistán ha ordenado que no abramos fuego contra civiles pero en Osh el ejército y la policía han ignorado estas órdenes y ayudaron a los bandidos a disparar contra los civiles", ha relatado Sharipov, de origen uzbeko, acusando a su coronel, Khoursand Assanov, de permitir que el tiroteo ocurriese

"Primero llegaron los tanques y luego detrás de ellos gente sin uniforme. Ellos han allanado el camino para que nos atacasen, dispararon sobre nosotros en plena calle", ha denunciado Dildor Djoumabaev, de 38 años.

"Violaron a las mujeres y quemaron las casas. Mi marido y mi hermano me trajeron a la frontera y vimos un montón de cuerpos. Los heridos fueron abandonados en las cunetas porque no podían pasar", ha detallado Nargyza, una refugiada de 29 años que se encuentra refugiada en el distrito uzbeko de Khoujaobod.