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La muestra "Miró & Jan Steen", el matrimonio de Miró con la pintura holandesa

  • Miró viajó a Holanda para estudiar a los grandes maestros
  • Luego reinterpretó 3 grandes cuadros con su particular mirada

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A la izquierda uno de los cuadro de la serie de tres "Interiores holandeses" de Miró junto a la obra que la inspiró, "El tocador de laúd" (1661), de Hendrick Martenszoon Sorgh.
A la izquierda uno de los cuadro de la serie de tres "Interiores holandeses" de Miró junto a la obra que la inspiró, "El tocador de laúd" (1661), de Hendrick Martenszoon Sorgh.

La exposición "Miró & Jan Steen", que se inaugura hoy en el Rijksmuseum de Amsterdam, es "una oportunidad única para ver cómo Miró reinterpretó con su propio lenguaje dos óleos de Jan Steen y Hendrick Sorgh" en sus lienzos "Interiores holandeses", dijo la comisaria, Panda de Haan

Joan Miró fue un admirador de la pintura figurativa holandesa por la manera en la que recoge "los pequeños detalles", como la luz en la piel de las uvas o las hojas de un árbol, en telas de pequeño formato, y ante todo admiró a Jan Steen, señaló De Haan.

En mayo de 1928, el pintor catalán viajó a Holanda con la idea de observar de cerca la obra de Jan Steen, del que ya había visitado una retrospectiva dos años antes, comentó la comisaria.

Reinterpretó la pintura holandesa

En ese viaje, Miró (1893-1983) adquirió las postales a color de dos óleos holandeses que alberga en la colección permanente este museo que acoge en primicia la muestra: El tocador de laúd, de Hendrick Martenszoon Sorgh, y Niños enseñan a un gato a bailar (La clase de baile), de Jan Havickszoon Steen.

Unos meses más tarde, el artista versionó, en su taller en Montroig (Cataluña), con "su propio lenguaje" y "con ojos de niño", según De Haan, los dos cuadros, que recogen estampas de corte costumbrista de la vida diaria en espacios interiores, con elementos comunes: un músico con sus oyentes, un gato y un perro.

Miró estudió en detalle las dos postales y las reinterpretó "dando a los detalles más pequeños más importancia de la que tenían en el original", según De Haan.

Así, el artista otorgó a los animales una parte central en sus lienzos y, en cambio, redujo a una mínima expresión otros objetos, como una silla o una guitarra, que en los cuadros originales eran relevantes.

Un trabajo cuidadoso y detallista

Para ello, siguió un proceso muy exhaustivo y realizó 16 bocetos y tres dibujos preparatorios de esos tres "Interiores holandeses", que la muestra reúne junto a cinco cuadros de Steen y uno de Sorgh y a las dos postales originales que compró Miró.

Es la primera vez que un museo lleva a cabo este compendio de bocetos y dibujos junto con los cuadros originales claves de Steen, Sorgh y Miró, a pesar de que la tesis sobre la influencia de la pintura holandesa en la obra de Miró está recogida en biografías previas sobre el pintor.

De manera que el Rijksmuseum, una de las mejores pinacotecas de pintura clásica de Europa, reúne hasta el próximo 23 de septiembre ese "casi tríptico religioso" -en opinión de la comisaria- que son los "Interiores holandeses" con los estudios previos y las pinturas holandesas en las que se fundamentan.

Por lo que aúna también por primera vez esos tres lienzos de Miró, que están desperdigados en las colecciones permanentes del Museum of Modern Art, de Nueva York; de la Peggy Guggenheim Collection, de Venecia, y del neoyorquino Metropolitan Museum of Art, donde se expondrán a partir de octubre próximo

Miró buscaba la "belleza".

Así, la exposición "Miró & Jan Steen" explica cómo la influencia de la pintura holandesa renovó la mirada "naïf" de Miró, en el sentido en el que, lejos de las tesis surrealistas y dadaístas con las que se las vincula, el pintor recreó dos escenas reales con sus propias formas "líquidas" y "biomórficas", explicó De Haan.

Y además aporta una investigación reciente sobre uno de los tres cuadros de los "Interiores holandeses" en la que se produce una fusión o "resumen" de elementos que se hallan en los dos óleos de Sorgh y Steen, explicó la comisaria.

Aunque hay un detalle formal que unifica ese tríptico: el uso de una línea que divide por la mitad esas tres telas de formato vertical, que denota una "afán de belleza" de Miró y la influencia de su maestro Urgell, recalcó la comisaria.