'Matar a un ruiseñor', 50 años del clásico que indagó en el corazón del racismo
- Ganó el premio Pulitzer y se siguen vendiendo un millón de libros anuales
- Gregory Peck consiguió el Oscar por su interpretación en la película
- La autora, Harper Lee, que ahora tiene 84 años, no publicó más libros
El clásico literario de Harper Lee Matar a un ruiseñor, un conmovedor relato que indaga en el corazón del racismo estadounidense, celebra este verano su 50 cumpleaños como la biblia contra el prejuicio y como uno de los grandes éxitos de ventas del siglo XX.
Publicado en 1960 por la editorial J.B.Lippincott and Company, ganó un premio Pulitzer y vendió 30 millones de copias en su debut, la mayor salida al mercado de una novela del siglo XX en Estados Unidos.
Su popularidad se amplió dos años más tarde gracias a la versión cinematográfica de Robert Mulligan y a la genial interpretación de Gregory Peck como el incorruptible abogado Atticus Finch, que mereció uno de los tres Óscars de la película.
Un millón de ventas anuales
Cinco décadas después, su impacto cultural y social sobre el país continúa y revive generación tras generación, con un millón de ventas por año y como una de las lecturas obligatorias de cada estudiante de instituto en Estados Unidos.
Tal vez su éxito se explique por la inocente e inteligente mirada de una niña (Scout) que cuenta cómo crece en un aburrido y aislado pueblo sureño de Alabama, Maycomb, donde la hipocresía de sus habitantes condena a un negro manco acusado de haber violado a una adolescente blanca, cuando la evidencia dice lo contrario.
O tal vez su conexión con el público estadounidense se debiera al momento en el que fue escrita, el comienzo de una década que revolucionaría la identidad y las relaciones sociales del país gracias al surgimiento del movimiento de los derechos civiles.
Una época de reivindicaciones
Aquella batalla contra la discriminación racial y por el voto afroamericano en los estados del sur fue librada desde mitad de la década de los cincuenta, pero cobraría relevancia nacional con sentadas, protestas, marchas y líderes como el reverendo Martin Luther King a mediados de los sesenta.
El libro de Harper Lee apareció cuando todavía estaban por contradecir muchos de los tabúes de una mayoría blanca que conocía lo que pasaba en el sur del país, donde el linchamiento de negros llegó a ser una afición, y convivía con ello.
"Creo que Lee ayudó a liberar a la gente blanca en este libro", señala Thomas Brokaw, un periodista veterano estadounidense de la NBC en el libro publicado este mes, Scout, Atticus and Boo: A Celebration of Fifty Years of 'To Kill a Mockingbird, de Mary McDonagh Murphy, que se acompaña de un documental.
La autora, que tiene 84 años, no publicó ningún libro más
A sus 84 años, la misteriosa autora vive tranquila en el pueblo Monroeville, que se llama a sí mismo "la capital literaria de Alabama", sin haber publicado otro libro y habiendo rechazado toda entrevista, hasta la que le pidió en una comida la reina de la televisión estadounidense, Oprah Winfrey.
De ella, poco se sabe y poco quiere mostrar, descontenta con las poco precisas citas que algunos periodistas hicieron de sus palabras hace años, según explica su hermana, Alice Lee, en el recién estrenado documental.
Aún así, su personaje siguió presente en el imaginario estadounidense.
Su relación con el excéntrico escritor y periodista Truman Capote, amigo de la infancia, a quien ayudó en su investigación sobre el asesinato relatado en A sangre fría, fue retratada por Sandra Bullock en el filme Infamous (2006), y antes por Catherine Keener en Capote (2005).
Kathy Schneider, vicepresidenta de la editorial HarperCollins, que compró la original, dijo, en un comunicado, que no se espera la presencia de la autora en las fiestas y actos organizados en Estados Unidos para conmemorar la obra, que incluyen la publicación de cuatro ediciones especiales del libro.
Para muchos, y como Lee misma confesó en una entrevista, su vida se identifica con uno de los personajes que intrigan a la protagonista de la novela, Boo Radley, que pasa años y años a la sombra sin salir de su casa, simplemente "porque no quiere salir", concluye la niña, que siente hacerse mayor al darse cuenta.