Lisboa vela con respeto el cadáver de José Saramago
- La capilla ardiente del escritor está abierta en la capital lusa
- Un avión de la Fuerza Aérea Portuguesa le trasladó desde Lanzarote
- Sus cenizas serán esparcidas en Lanzarote y en su pueblo natal, Azinhaga
- De la Vega asistirá a un homenaje en el Ayuntamiento de Lisboa
Ver también: Especial Muere José Saramago
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Los restos mortales de José Saramago, que falleció el viernes en Lanzarote, serán incinerados este domingo en su tierra natal, Portugal, volcada para dar el último adiós al Premio Nobel de Literatura. Las cenizas serán repartidas entre su pueblo, Azinhaga, y la localidad canaria de Tías, donde residía desde los años noventa.
Centenares de personas desfilaron este sábado por la capilla ardiente del escritor, instalada desde primeras horas de la tarde en el Ayuntamiento de Lisboa. En el Consistorio este domingo se celebrará un homenaje, al que asistirá la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.
El féretro de Saramago fue recibido este sábado a las puertas de la Cámara Municipal por su alcalde, Antonio Costa, un gran admirador del escritor, al que acompañaron varios miembros del Gobierno portugués y la ministra española de Cultura, Ángeles González-Sinde, entre otras autoridades nacionales y de países lusófonos.
Los restos del escritor, que llegaron en un avión de la Fuerza Aérea portuguesa desde la isla española de Lanzarote, recibieron honores militares en el aeropuerto, en medio de un imponente silencio.
Desde allí fueron trasladados hasta el Ayuntamiento por un cortejo fúnebre custodiado por un destacamento de motoristas de la policía municipal, que vela también el féretro, con uniforme de gala, en el Salón de Honor de la Cámara Municipal.
Tratamiento de dignatario de Estado
Con un tratamiento propio de un dignatario del Estado, el cortejo fúnebre del único Nobel portugués pasó lentamente ante la sede de la Fundación José Saramago de Lisboa, situada cerca del aeropuerto de Portela.
Cubierto por la bandera portuguesa, el ataúd, que fue llevado a hombros en el aeropuerto por un grupo de soldados hasta el coche fúnebre, fue introducido en el Ayuntamiento por otra guardia de honor en medio de los aplausos de los lisboetas concentrados ante sus puertas.
Desde su salida de Lanzarote, donde el Nobel vivía desde 1993, acompañaron los restos a bordo del avión militar portugués la ministra lusa de Cultura, Gabriela Canavilhas, la viuda del escritor, Pilar del Río, la hija de su matrimonio anterior, Violante Saramago, y varios familiares y amigos muy cercanos.
A su llegada al Ayuntamiento, de cuyas ventanas pendían dos enormes carteles con la imagen de Saramago, los familiares del escritor fueron recibidos por el alcalde de Lisboa, que abrazó a la viuda y la hija del Nobel.
A la llegada de la comitiva al Ayuntamiento también estaban la ministra española y su homóloga portuguesa y varias figuras políticas, intelectuales y amigos de Saramago.
Lisboa no recuerda un homenaje similar
La capilla ardiente de la Cámara Municipal estará abierta hasta la medianoche, en la primera ceremonia de este tipo que presencian los empleados del Ayuntamiento lisboeta, donde no se recuerda que haya tenido lugar un homenaje similar.
Portavoces municipales han dicho que esperan que muchas personalidades y ciudadanos de Lisboa acudan al consistorio a testimoniar su respeto por el fallecido escritor, cuya muerte ha entristecido a Portugal.
El Gobierno del primer ministro socialista José Sócrates declaró dos jornadas de luto nacional por la muerte de Saramago, considerado uno de los grandes referentes culturales de Portugal y el autor contemporáneo que más ha contribuido a proyectar mundialmente las letras lusas.
El propio Sócrates ha acudido esta tarde a presentar sus respetos a la capilla ardiente de Saramago, donde se han formado grandes colas.
Sócrates: "Deja una marca profunda"
El primer ministro portugués ha asegurado que Saramago "deja una marca y una impresión muy profunda en el alma portuguesa".
"Lo único que tengo en mi espíritu es el reconocimiento de un pueblo y de un país que debe mucho a José Saramago y que continuará con él, porque su obra continuará impresionándonos e inspirándonos, como siempre hizo", ha subrayado.
La ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, también ha querido despedirse del literato en Lisboa. "Es una enorme pérdida porque era muy importante para las culturas española, portuguesa y de todo el mundo".
"Era un escritor muy leído y querido en España y su figura era un regalo para todo el territorio nacional", dijo
Personalidades e instituciones de todos los ámbitos de la vida pública lusa han lamentado su muerte, entre ellos los partidos de la izquierda marxista lusa e incluso la Iglesia Católica, que pese a las polémicas obras del Nobel expresó también su pesar por el fallecimiento.
Coronas de Fidel y Raúl Castro
Entre las más sentidas manifestaciones que motivó su desaparición estuvieron las del Partido Comunista Portugués, a cuya militancia se mantuvo siempre fiel el escritor, y cuyos dirigentes acudieron a recibir el féretro al aeropuerto y la Cámara Municipal.
También desde el extranjero han llegado los mensajes de apoyo a la familia de Saramago, entre ellos el de Fidel y Raúl Castro, que han enviado sendas coronas en memoria del autor luso.
Los restos son velados allí por amigos, familiares y autoridades hasta que el domingo se celebre un funeral y posteriormente una ceremonia en el cementerio del Alto de San Juan de la capital lusa, donde el cuerpo del Nobel será incinerado.
Sus cenizas se esparcirán en Lanzarote y en su pueblo natal, Azinhaga, en Portugal.
La delegación española que asiste a estos actos estará encabezada por la vicepresidente primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a la que se espera en Lisboa por la mañana del domingo