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La descarga hormonal ante una mujer atractiva

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Entre probetas

¿Quién dice que la Ciencia y, sobre todo, su Divulgación tienen que ser aburridas?¿Se puede divulgar e informar de los principales logros e hitos científicos sin dejar el humor en el intento? Entre Probetas nació para informar. Entre Probetas surge para divertir. Mi labor como Profesor, Investigador y Director de Cultura Científica de una de las mejores universidades y centro de investigación del país -Universidad Autónoma de Madrid y Centro de Biología Molecular Severo Ochoa- me permiten estar en primera línea informativa en áreas afines, o no tan afines, a mi propio desarrollo como científico; como biólogo molecular y microbiólogo. Emisión: Lunes a Jueves 15.36; Sábado 14.52; Domingo 09.52 y 14.52

¿Cuántas veces nos hemos quedado ensimismados o ensimismadas mirando, es decir, admirando, a una persona que nos atraía físicamente, hasta que alguien nos suelta aquello de "venga... límpiate la babita"? Pues ahora, un estudio científico parece dar la razón a, si no la baba, sí la secreción de ciertas sustancias tras la observación de algo bello, sexualmente hablando.

La hormona cortisol (hidrocortisona) es un glucocorticoide segregado por la corteza suprarrenal humana que puede encontrarse en bajas concentraciones en la sangre, variando sus niveles a lo largo del día según nuestro ritmo circadiano o, según los últimos datos científicos, ante la presencia de una mujer hermosa ante nuestros ojos.

Según publica la revista Hormones and Behaviour,  un estudio  realizado en colaboración con el Departamento de Psicología de la Universidad de Groningen (Holanda), coordinado por Alicia Salvador, de la Universidad de Valencia, demuestra que la presencia de una mujer atractiva hizo aumentar los niveles de cortisol en 84 voluntarios ofreciendo, por ello, evidencias directas del papel del eje hipotálamo-pituitaria-corteza adrenal en el cortejo humano.

Para ello, los jóvenes voluntarios coincidieron, por sorpresa, unos minutos con diferentes personas comprobando que su cortisol no seguía los niveles circadianos normales cuando dicha persona era una estudiante atractiva -según el criterio del propio voluntario en una encuesta posterior-.

La hormona se mantenía en niveles más altos de los normales sugiriendo, según los autores, que el joven se estaría estresando ante la posibilidad de un incierto cortejo. 

Al fin y al cabo, esta hormona puede secretarse ante situaciones de estrés. Al parecer, estudios previos mostraron resultados parecidos con testosterona, pero claro, esto parece más previsible.

Ahora, la pregunta a desarrollar es: ¿qué ocurriría si invirtiéramos el sexo de las víctimas voluntarias?

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